CAPITULO 28

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Ambos chicos estaban exhaustos en aquella cama con sabanas blancas. Se mantenían abrazados uno al otro, proporcionándose calor. Samuel comió el cuello de Guillermo, dándole cosquillas a Guillermo.

—Calma —dijo Guillermo sumergiendo el cuello para que este ya no pudiera hacerle cosquillas.

—Cómo te quiero —susurró Samuel—, ¿Ya lo sabías? —preguntó Samuel.

—Creo que me hacía a la idea, pero aun lo dudaba —Guillermo soltó una pequeña carcajada.

Samuel lo miraba sin morbo, le sonreía. Ambos se miraban mutuamente. ¿Cómo en un abrir y cerrar de ojos Samuel y Guillermo estaban comprometidos? Pasó tan rápido, que todo parecía un sueño, un muy buen sueño. Después de las aventuras que vivieron, de los juegos infantiles que hicieron... y todo por lo que hoy tienen; amor.

«Samuel es lo que siempre había buscado, es el complemento que me completa. No es un juego y mucho menos me burlo de él. Sinceramente lo amo, y si se puede amar a simple vista; tú sabes cuando una persona es la indicada. No puedes ir por la vida despreciando el amor cómo algo malo, cómo algo que solo le pasa a las personas con una vida perfecta. El solo llega, pero toma su tiempo. Toma tiempo y espera a que el llegue a ti. »

«Cómo un rayo de luz llegó a mi vida, aun recuerdo su cara de asombro al verme en aquella habitación. Fue gracioso. La persona indicada llega cuando tú la invocas, yo invoque a Guillermo; y él llegó a mi vida. Muchas veces los rayos llegan a tu vida de manera veloz y causando desastres naturales en tu ambiente. Pero hay veces en el que los rayos solo llegan como luz, como fuente de energía para motivarte en esta vida. »

—Solo quiero que sepas, que a pesar de todo... solo quiero estar contigo —paró Guillermo—, has sido mi motivación. Quiero tenerte cerca y nunca dejarte ir.

Toda la escena trascurría tan lenta, era una historia de amor.

—¿Dónde me llevas? —preguntó Guillermo. Solía ser curioso

—¿Crees que aquí se termina nuestra aventura? —rió de manera cuidadosa—, todavía hay más que quiero que conozcas de mí.

—¿Hay más? —preguntó Guillermo mirándolo confundido.

A los pocos segundos de aquellas miradas confundidas, llegó lo que sería el trasporte del joven Luque. Un hermoso auto color negro mate, con un muy buen chofer en el asiento delantero.

—¿Es... para nosotros? —con nerviosismo preguntó Guillermo.

—Claro, mi padre está en la ciudad. Quiere conocer a mi novia.

—¿Novia? —Guillermo dilató las pupilas.

—Pero se llevará una sorpresa —una carcajada emitió Samuel—, en la parte trasera hay ropa que tal vez te quieras poner, es mía; póntela para la ocasión.

Era algo casual, no se necesitaba ir de gala. Pero conociendo al Sr. Luque iría con porte.

Al fin habían llegado al restaurante citado, era sumamente hermoso. Todo eran tonos dorados, con toques blancos. Claramente el sitio era para gente con mucho dinero, y Guillermo pasaba por desapercibido.

—¡Hijo! —exclamó Sr. Luque.

—¡Padre!

—Veo que has traído a un amigo hijo, ¿Cómo se llama? —preguntó Sr. Luque.

—Se llama Guillermo, y no es mi amigo padre.

—¿Cómo que no es tu amigo? ¿Y tu novia? —con cara de confusión pregunto su padre.

—El es mi novio.

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INSTINTO ANIMAL [W]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora