LA RULETA NEGRA [+21]

PRÓLOGO

"Se quedó pendiente un beso, una mirada y una vida juntos"

Mario Benedetti.

Lykos Lancier

Londres. 20 de enero de 2023

Los invitados de honor.

—No tengo tiempo para esto, Maricela. Ella es la novia, dile que puede escoger lo que quiera.

Abro la cortina dejando que las luces de la ciudad iluminen la habitación en la que me encuentro.

—Señor, la señora Yvana insiste en que sea usted quien decida sobre el menú que usarán para la boda.

Por el tono asustado de Maricela al otro lado de la línea, diría que mi futura esposa la está presionando mucho.

—No puedo ahora. No estoy en Toronto por el momento, y ella lo sabe muy bien.

—Entonces, ¿Qué le digo a la señora? —el miedo sigue ahí. Yvana debe de haberle amenazado con algo muy fuerte.

—Que me llame ella y lo hablemos. Y tranquila, Maricela, no vas a perder tu trabajo.

—Gracias, señor.

Cuelgo. Yvana no cambia, siempre con la misma canción.

Hace ya dos años que la amenazó con lo mismo cuando mi secretaria no quiso atacar una orden suya.

Mi matrimonio con Yvana es algo muy importante para mí. No puedo hacer que se enoje y que decida no cancelar todo. Así que tengo que tenerla contenta en todo lo que me pida.

Ya son las seis de la tarde. Tengo que arreglarme para el evento al que fui invitado de honor.

Hace dos días recibí la invitación para presenciar este evento y si no fuera porque soy invitado de honor nunca hubiera venido. Me caso en una semana y tengo un montón de cosas pendientes con mi prometida. Es un evento muy importante. Una de las empresas de construcción más grandes de Londres está por inaugurar su edificio. He oído que van dos invitados de honor, no sé quién es la segunda persona y no he investigado tampoco para saberlo.

Yvana quería venir conmigo y he logrado no viniera a cambio de una luna de miel en Dubai. Cosa que voy a cumplir.

—Yanick, Yvana quiere ir de compras mañana con Camila. Quiero que estés ahí para lo que ella necesite.

—Como usted diga, señor Lancier — dejo el móvil a mano libre.

—¿Lexandra ya ha podido recuperar sus cosas?

—Ya, aunque sigue con la misma idea en la cabeza.

—No va a ser posible —me pongo la corbata—. No voy a dejar que se aleje de mi otra vez.

—Pero ya es una mujer de veintiuno año. No puede impedirle mucho.

Tiene razón. Ya no es la niña de hace tres años. La chiquilla que regresó asustado del internado ya no existe, ahora es una mujer. Una mujer encantadora y enamorada.