▸ Verano en Jeonju ៸៸ 𝙅𝙚𝙤𝙣𝙜𝘾𝙝𝙚𝙤𝙡

XLII

El salón se iluminaba con una tenue luz dorada que resaltaba los tonos cálidos de la decoración. Había arreglos de flores frescas en las mesas y copas de cristal que brillaban bajo las lámparas.

El ambiente era animado pero sofisticado, con los murmullos de las conversaciones mezclándose con el tintineo de las copas de champagne que los mozos llevaban de un lado a otro.

Jeonghan entró al lugar del brazo de Seungcheol, detrás de Minghao y Soonyoung, quienes caminaban juntos pero manteniendo un aire de discreción.

Al poco tiempo, sus ojos encontraron un pequeño grupo cerca de la pista de baile: Mingyu, Jun y Chan, que conversaban animadamente mientras sostenían sus copas.

—¡Jeonghan! —exclamó Mingyu al verlo, levantando una mano para saludarlo.

Jeonghan les sonrió y, junto a Seungcheol, se acercó al grupo.

—¿Ya estás tomando, Mingyu? —preguntó con una sonrisa divertida mientras se detenía frente a ellos.

Mingyu suspiró dramáticamente y agitó su copa, que ya estaba medio vacía.

—Es un consuelo temporal —respondió con exageración—. ¿Sabías que Wonwoo regresó a la ciudad?

—Claro que lo sé —contestó Jeonghan, riendo ante la expresión de pena en el rostro de su cuñado—. Lo despedí esta mañana.

—Es ridículo que lo extrañes tanto —comentó Jun, mientras tomaba un pequeño sorbo de su propia copa—. Apenas y lo conoces.

—Tú qué sabes —refunfuñó Mingyu, poniendo los ojos en blanco.

Jun sonrió con picardía y le dio un pequeño empujón.

—Anda, tómate otra copa. Eso te ayudará.

Jeonghan sacudió la cabeza, riéndose ante la dinámica de los dos. A su lado, Seungcheol permanecía tranquilo, tomando una copa de champagne observando la interacción con una ligera sonrisa en los labios.

La conversación continuó un rato más, llena de bromas y comentarios triviales, hasta que el tono de la música cambió. Los primeros acordes de una melodía suave y romántica resonaron en el aire, marcando el inicio del baile oficial de la noche. Las luces del salón se atenuaron aún más, dejando que el brillo de las velas en las mesas creara un ambiente íntimo.

Minghao fue el primero en reaccionar. Se volvió hacia Soonyoung y, con una ligera inclinación de cabeza, extendió su mano.

—¿Me concederías esta pieza?

Soonyoung se puso rojo de inmediato, pero sonrió tímidamente y aceptó.

—Claro...

Jeonghan los vio dirigirse al centro de la pista, donde Minghao tomó a Soonyoung de la cintura con movimientos elegantes, guiándolo con cuidado. Había algo tan natural en la forma en que se movían que Jeonghan no pudo evitar sonreír.

Un chico alto, de rasgos atractivos y porte confiado, se acercó a Jun poco después.

—Buenas noches, ¿puedo tener el honor de bailar con usted? —preguntó con una sonrisa encantadora.

Jun, evidentemente emocionado, asintió con rapidez.

—Por supuesto.

Con una mirada de entusiasmo, tomó la mano del chico y se unió a las parejas que ya estaban bailando.

Mientras tanto, Mingyu, que observaba la escena con una mezcla de resignación y envidia, dejó escapar un suspiro.

—Esto es un desperdicio. ¿Qué hacemos aquí parados como tontos? —dijo, mirando a Chan.