XLV

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La estación de tren estaba tan concurrida como lo había imaginado. Familias, parejas y viajeros solitarios se movían de un lado a otro. Jeonghan permanecía quieto entre el bullicio, con sus dos maletas a cada lado y el bolso colgando de su hombro. Aunque intentaba aparentar serenidad, el nudo en su garganta lo traicionaba.

A su lado, Soonyoung no dejaba de llorar, sus sollozos atrayendo miradas curiosas de los transeúntes. Su rostro estaba húmedo, los ojos hinchados, y su respiración entrecortada mientras hablaba entre lágrimas.

—¡No quiero que te vayas! —exclamó, agarrando a Jeonghan por los brazos como si pudiera retenerlo allí por pura voluntad.

Jeonghan suspiró, aunque no podía evitar sonreír con un dejo de ternura.

—Soonyoung, no me voy a morir. Solo vuelvo a Seúl.

—¡Da igual! ¿Y si no nos vemos hasta el próximo año? —sollozó Soonyoung, secándose la nariz con la manga de su camisa.

—Puedo tratar de venir en vacaciones de invierno —intentó tranquilizarlo Jeonghan, aunque sabía que esas palabras no aliviarían del todo a su primo.

—¡Pero falta mucho! —chilló Soonyoung, llorando aún más fuerte mientras Minghao, a su lado, trataba de consolarlo.

Minghao, que observaba la escena con una sonrisa mezclada de cariño y diversión, negó con la cabeza mientras le pasaba un brazo por los hombros a Soonyoung.

—En algún momento podemos ir juntos a visitar a Jeonghan en Seúl. Tranquilo.

Soonyoung lo miró con ojos llorosos y, aunque asintió, su expresión seguía siendo de completo dramatismo.

—Pero no será lo mismo...

Jeonghan soltó una risa breve. Había algo entrañable en el llanto exagerado de su primo, aunque no podía evitar sentir un peso en el pecho.

Mientras Soonyoung seguía protestando, Jeonghan desvió la mirada hacia su teléfono. Abrió el chat de Seungcheol y, al ver que el mensaje que había enviado hace 1 hora seguía sin leerse, su corazón se contrajo.

"Espero verte antes de irme."

Eran solo seis palabras, pero detrás de ellas había depositado una esperanza que ahora parecía inútil. Cerró la aplicación rápidamente, tratando de no dejar que el dolor se reflejara en su rostro.

Minghao notó el cambio en la expresión de Jeonghan, pero antes de que pudiera preguntarle algo, unos gritos interrumpieron la conversación.

—¡Jeonghan! ¡Espera, no te vayas todavía!

Jeonghan levantó la vista justo a tiempo para ver a Mingyu y Jun abriéndose paso entre la multitud. Ambos venían corriendo, con Mingyu agitando una mano mientras jadeaba, como si hubieran corrido una maratón.

—¡Pensé que no llegaríamos! —exclamó Mingyu dramáticamente, doblándose hacia adelante para recuperar el aliento.

Jeonghan no pudo evitar reír.

Pero su risa se apagó rápidamente mientras miraba detrás de ellos, buscándolo. Su pecho se llenó de una débil esperanza, pero no vio a quien esperaba.

—¡Cuñado! —exclamó Jun antes de cubrirse la boca de golpe. Se giró hacia Jeonghan con los ojos muy abiertos y se apresuró a disculparse—. ¡Lo siento! Fue por costumbre...

Mingyu le dio un golpe en la cabeza.

—Deja de meter la pata, Jun.

Jeonghan negó con la cabeza, riendo suavemente.

▸ Verano en Jeonju ៸៸ 𝙅𝙚𝙤𝙣𝙜𝘾𝙝𝙚𝙤𝙡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora