▸ Verano en Jeonju ៸៸ 𝙅𝙚𝙤𝙣𝙜𝘾𝙝𝙚𝙤𝙡

LV

El abrazo no se rompió de inmediato. Ninguno de los dos tenía prisa por dejar ir ese momento, porque en cuanto lo hicieran, tendrían que enfrentarse a la realidad. A la conversación que inevitablemente debía ocurrir.

Jeonghan apoyó la frente contra el hombro de Seungcheol, respirando el aroma familiar de su piel, de su ropa, de todo lo que era él. Sus latidos seguían acelerados, como si su cuerpo aún no creyera lo que estaba ocurriendo. Seungcheol lo sujetaba con una firmeza casi desesperada, como si temiera que si lo soltaba, Jeonghan desaparecería.

—¿Sigues temblando? —murmuró Seungcheol, sin aflojar el abrazo.

Jeonghan exhaló un suspiro ligero, con una sonrisa apenas perceptible en sus labios.

—No lo sé. Tal vez.

Seungcheol dejó escapar una pequeña risa, aunque su voz seguía cargada de emoción. Finalmente, se separó solo lo suficiente para poder ver el rostro de Jeonghan. Sus ojos eran oscuros en la penumbra de la habitación, pero reflejaban la calidez que tanto extrañaba.

—¿Quieres hablar? —preguntó en un tono más suave.

Jeonghan asintió. No quería que la noche terminara aún.

Ambos se acomodaron en el sofá con naturalidad, como si no hubieran pasado dos meses desde la última vez que estuvieron así. Jeonghan dobló las piernas sobre el asiento, abrazándose las rodillas, mientras Seungcheol se recargaba en el otro extremo, girando ligeramente el cuerpo para poder mirarlo.

El silencio que se instaló entre ellos no era incómodo. No como antes.

Jeonghan bajó la mirada hacia su mano, la misma que Seungcheol había tratado con tanto cuidado minutos atrás. Se frotó los dedos distraídamente antes de hablar.

—No pensé que estaríamos aquí otra vez.

Seungcheol esbozó una sonrisa cansada.

—Yo tampoco.

Sus miradas se encontraron en la penumbra del apartamento. Las luces de la ciudad se filtraban por la ventana, proyectando sombras suaves sobre el suelo.

Jeonghan suspiró, decidiendo finalmente enfrentarlo.

—¿Me odiaste?

Seungcheol parpadeó ante la pregunta repentina.

—¿Qué?

—Cuando me fui... cuando te dije que no podía quedarme.

Seungcheol no respondió de inmediato. Bajó la mirada, pensativo.

—No te odié —dijo finalmente, con honestidad—. Pero sí me dolió. Mucho.

Jeonghan tragó en seco.

—Lo sé.

Seungcheol pasó una mano por su cabello, despeinándolo un poco.

—Durante semanas me pregunté si algo de lo que hicimos significó lo mismo para ti que para mí. Si de verdad quisiste estar conmigo... o si solo fui un desliz antes de que volvieras a tu vida real.

Jeonghan sintió un nudo en la garganta.

—Seungcheol, yo... —vaciló, buscando las palabras adecuadas—. Nunca fuiste un desliz.

La sinceridad en su voz hizo que Seungcheol levantara la mirada.

—¿Entonces por qué se sintió así?

Jeonghan apretó las manos sobre sus rodillas.

—Porque tenía miedo.

Seungcheol frunció el ceño, esperando que continuara.