▸ Verano en Jeonju ៸៸ 𝙅𝙚𝙤𝙣𝙜𝘾𝙝𝙚𝙤𝙡

LVI

La luz del sol se filtra suavemente a través de las cortinas, proyectando sombras delicadas sobre la habitación. Jeonghan pestañea lentamente, aún atrapado en la pereza del sueño, sintiendo el calor de las sábanas y la quietud del amanecer.

Por un instante, la duda lo invade. ¿Fue real? ¿O solo un sueño tan vívido que su mente se aferra a él con desesperación?

Pero entonces, cuando intenta moverse, siente el peso cálido de un brazo sobre su cintura. Su piel desnuda se eriza ante el contacto, y su respiración se entrecorta por un segundo.

Gira su rostro, con cautela, y ahí está Seungcheol. Su expresión tranquila, su respiración pausada, el leve ascenso y descenso de su pecho bajo la luz tenue de la mañana. Su cabello está un poco revuelto, cayendo en mechones despreocupados sobre su frente, y sus labios, apenas entreabiertos, dibujan una curva sutil, como si incluso en sueños encontrara paz en este momento.

Jeonghan se encuentra incapaz de apartar la mirada.

Hay algo hipnótico en verlo así. Tantos días de vacío, de extrañarlo sin poder tocarlo, de noches en vela preguntándose si alguna vez volvería a sentir esto... y ahora está aquí, justo frente a él.

No puede resistirse a la necesidad de memorizar cada detalle. Con la yema de sus dedos, traza un camino lento desde el brazo de Seungcheol hasta su clavícula, y de ahí hasta la línea de su mandíbula. Su piel es cálida bajo su roce, y Jeonghan apenas respira mientras lo acaricia con una delicadeza casi reverente.

Seungcheol se mueve apenas, como si su cuerpo respondiera incluso en sueños a su tacto, y Jeonghan sonríe con ternura.

Lo extrañó. Lo tangible, la cercanía, la certeza de que al abrir los ojos, él seguiría ahí.

Su cuerpo aún guarda el eco de la noche anterior. La calidez de sus manos, el peso de su abrazo, la forma en que sus respiraciones se entrelazaron en la oscuridad.

Jeonghan se pregunta si Seungcheol también lo siente. Si en su inconsciencia, su cuerpo todavía recuerda la intensidad con la que se entregaron el uno al otro.

Recuerda lo último que le susurró antes de quedarse dormido.

"No me voy a ir."

Las palabras flotan en su mente, junto con la incertidumbre de si seguirán teniendo el mismo peso bajo la luz del día.

Mientras sigue acariciándolo con suavidad, Seungcheol murmura algo incomprensible en sueños y se mueve un poco, acercándolo más hacia él. Su agarre en la cintura de Jeonghan se afianza con naturalidad, como si incluso dormido su cuerpo supiera que no quiere dejarlo ir.

Unos segundos después, sus largas pestañas se agitan, y sus ojos se entreabren con pereza. Jeonghan observa con fascinación cómo la somnolencia aún se aferra a él, cómo su expresión es cálida y apacible, sin rastro del dolor de los últimos meses.

—Buenos días —murmura Seungcheol con voz ronca, arrastrada por el sueño.

Y Jeonghan siente que su corazón se aprieta en su pecho.

Seungcheol levanta una mano y le acaricia el cabello con suavidad, como si quisiera asegurarse de que realmente está ahí, que no es solo una ilusión de su mente medio dormida.

—Me gusta despertar contigo.

Jeonghan resopla con diversión.

—Seguro tengo el cabello hecho un desastre.

Seungcheol sonríe y niega con la cabeza.

—Nunca había visto algo más hermoso.

Jeonghan siente que su estómago da un vuelco, pero oculta su reacción desviando la mirada con una sonrisa tímida. Seungcheol, en cambio, no parece dispuesto a darle tregua. Se inclina ligeramente y captura sus labios en un beso lento, pausado, sin prisas ni urgencia.