Jeonghan despertó lentamente, mirando el techo de losa gris de su habitación. El sonido de la lluvia golpeando el ventanal llenaba el espacio, creando un ambiente melancólico. Giró la cabeza hacia su izquierda y observó cómo las gotas se deslizaban por el cristal, mientras el cielo gris oscuro apenas dejaba filtrar algo de luz. Eran las 8 de la mañana, pero el día parecía no haber comenzado todavía.
Con un suspiro, decidió levantarse. Tenía una reunión importante con el sello a las 9, y aunque no se sentía particularmente motivado, sabía que no podía llegar tarde.
En el baño, comenzó su rutina de skincare, aunque más breve de lo habitual. Sus movimientos eran mecánicos, casi automáticos, como si su mente estuviera en otro lugar. Se lavó los dientes y, al terminar, fue directo a la cocina.
Tomó una cápsula y la introdujo en la cafetera, escuchando el suave zumbido mientras el líquido oscuro llenaba lentamente la taza. Esa era su rutina diaria, o al menos lo había sido antes de pasar el verano en Jeonju.
Desde su regreso a Seúl, había algo extraño en esos hábitos cotidianos. Todo le resultaba familiar, pero al mismo tiempo distante. Se sentía como un actor interpretando un papel en una vida que ya no le pertenecía por completo.
Llevó la taza a sus labios y tomó un sorbo. El café era amargo y reconfortante, pero no lo suficiente como para acallar los pensamientos que habían comenzado a invadir su mente. La vida en el campo, con sus mañanas en el mercado, el aire fresco y los momentos robados con Seungcheol, su ex, parecía una realidad lejana. La palabra ex cruzó su mente, amarga y dolorosa. ¿De verdad podían llamarse así? Todo había pasado tan rápido que aún le costaba procesarlo.
Con un gesto firme, Jeonghan apartó esos pensamientos. No quería hundirse en ellos, no cuando el día recién comenzaba y tenía tantas cosas por hacer. Se apoyó en la isla de la cocina, su mirada perdida en la taza, hasta que escuchó el sonido familiar de la contraseña siendo tecleada en la puerta del departamento. Solo podía ser una persona.
Wonwoo entró, impecable como siempre. Su cabello estaba perfectamente peinado hacia adelante, sus gafas redondas enmarcaban su rostro, y llevaba un maletín en la mano. Su aspecto organizado contrastaba con la pereza matutina de Jeonghan.
—Buenos días —saludó Wonwoo, dejando el maletín en la entrada antes de caminar hacia la cafetera para prepararse un café. Era una escena tan habitual entre ellos que no necesitaban permisos ni palabras de cortesía. La confianza entre ambos era implícita.
—Buenos días —respondió Jeonghan, sin moverse de su lugar, apoyándose más en la isla mientras observaba a su amigo.
Wonwoo le echó una rápida mirada, de arriba abajo, evaluando su aspecto.
—Aún no estás listo —dijo, mientras servía su café—. Hoy tenemos la reunión, ¿lo recuerdas?
—Lo sé, lo sé. Acabo de despertarme —respondió Jeonghan con un leve bostezo, rascándose la cabeza como si eso lo ayudara a despejarse.
Dejó su taza vacía en el fregadero y se dirigió a su habitación, dejando a Wonwoo en la cocina.
Al abrir el clóset, examinó las prendas con ojos somnolientos, buscando algo adecuado para el día. La lluvia seguía cayendo afuera, la humedad era evidente, aunque temperatura se mantenía agradable, unos 20 grados quizás.
Optó por unos pantalones cómodos y una camisa, rematando con un abrigo liviano para protegerse de la llovizna. Se miró en el espejo mientras acomodaba su cabello rubio, que ahora estaba tan largo que rozaba sus hombros.
¿Debería cortarlo? pensó.
Cuando estuvo listo, se puso los zapatos y volvió al living, donde Wonwoo estaba sentado en el sofá, revisando algo en su teléfono con total calma. La escena le pareció tan familiar que casi logró arrancarle una sonrisa.
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▸ Verano en Jeonju ៸៸ 𝙅𝙚𝙤𝙣𝙜𝘾𝙝𝙚𝙤𝙡
Fanfiction꒰ 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗹 .𖧧 ࣪ Jeonghan, un chico de la ciudad de Seúl visita un pueblo pequeño llamado Jeonju durante el verano, donde se enamora de el local Choi Seungcheol, descubriendo la belleza de la vida rural. 𓍯 🌱 ˖ ࣪ 𝘱𝘭𝘦𝘢𝘴𝘦, 𝘴𝘵𝘢𝘺 �...
