Los días pasaron con rapidez, y Jeonghan, con la garganta ya recuperada, pudo terminar la grabación de las canciones con éxito. La concentración en su trabajo le sirvió como distracción.
Aunque sentía satisfacción por haber logrado grabar sin problemas, su mente estaba en otra parte. Desde que había regresado a Seúl, cada día se había sentido como un autómata, siguiendo la rutina sin cuestionarse demasiado. No tenía tiempo para pensar en lo que dejó atrás. O, al menos, eso intentaba.
Esa mañana, Jeonghan llegó al salón de estética indicado por los maquillistas de la agencia, ya que, su piel estaba hinchada, con varias imperfecciones e incluso tenía ojeras. Apenas cruzó la puerta, una asistente se acercó para recibirlo y lo guió hacia una de las cabinas privadas.
—Te haremos un tratamiento facial profundo —le explicó la esteticista, examinando su rostro con detenimiento—. Tu piel está un poco deshidratada y las ojeras... bueno, se nota que no has dormido bien.
Jeonghan desvió la mirada y no respondió. En realidad, no recordaba la última vez que había dormido más de unas pocas horas seguidas. Desde que volvió a Seúl, su insomnio había empeorado.
La mujer no esperó respuesta y, con manos expertas, comenzó a aplicar una mascarilla hidratante, y él cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación fría sobre su piel. La luz tenue del salón y el aroma de los aceites esenciales creaban una atmósfera relajante.
El zumbido de la máquina de vapor sobre su rostro se entremezcló con sus pensamientos. La imagen de cierta persona apareció sin previo aviso: su sonrisa torcida, su voz baja murmurando su nombre, la calidez de sus brazos aquella última vez.
Jeonghan abrió los ojos de golpe.
Ya basta, se reprendió mentalmente.
El tratamiento continuó en silencio. Cuando terminó, la esteticista le ofreció un espejo y él se miró con detenimiento. Su piel lucía más luminosa, más saludable. Pero en sus ojos seguía reflejándose el mismo cansancio de siempre.
—Gracias —murmuró, devolviendo el espejo.
Antes de que pudieran decirle algo más, se puso de pie.
—¿Quieres un servicio extra? —preguntó la asistente.
Jeonghan se pasó una mano por el cabello largo y maltratado.
—Me haría bien ir a la peluquería.
El salón de belleza tenía el característico olor a productos químicos y secadores en funcionamiento. Jeonghan se sentó frente al gran espejo, donde la estilista lo observó con curiosidad antes de esbozar una sonrisa profesional.
—¿Qué haremos hoy?
Jeonghan miró su reflejo. Su cabello rubio estaba largo, pero sin forma. Pasó los dedos por los mechones resecos y suspiró.
—Recórtalo.
—¿Cuánto?
Él se quedó en silencio por un momento. Luego, levantó la mirada y, con una decisión inesperada, dijo:
—Quiero un cambio completo.
La estilista alzó las cejas, sorprendida.
—¿Seguro?
—Sí.
Sin hacer más preguntas, la mujer sacó una carta de colores y se la mostró. Jeonghan la recorrió con la mirada hasta que un tono en particular captó su atención. Un color diferente, más profundo. Algo completamente distinto a lo que había llevado en los últimos años.
ESTÁS LEYENDO
▸ Verano en Jeonju ៸៸ 𝙅𝙚𝙤𝙣𝙜𝘾𝙝𝙚𝙤𝙡
Fanfic꒰ 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗹 .𖧧 ࣪ Jeonghan, un chico de la ciudad de Seúl visita un pueblo pequeño llamado Jeonju durante el verano, donde se enamora de el local Choi Seungcheol, descubriendo la belleza de la vida rural. 𓍯 🌱 ˖ ࣪ 𝘱𝘭𝘦𝘢𝘴𝘦, 𝘴𝘵𝘢𝘺 �...
