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XXVII

"Imperial que requirió la convocación: Victorya"

La pluma se detuvo en el momento de tener que escribir el apellido, temblando ligeramente para que un torbellino de emociones la recorriera.

El año 2002 se considera el año intachable de los 2000 hasta la fecha. Para ese entonces la joven y recién proclamada Emperatriz realizaba las transacciones Imperiales.

Estas transacciones son importantes cuando se dan elecciones, y una de suma importancia era los vínculos nobles del Imperial que ganó dichas elecciones. Y obviamente, eso también incluía el nombre de la nueva familia Imperial.

-No deseo casarme.-El hombre que estaba a la par de la rubia se cruzó de brazos mientras sus orbes azules miraban con desprecio al hombre que tenía frente a sí.

-Nadie ha hablado de matrimonio, Señor 'Ates.-Había un tipo de avanzada edad a la par de aquel hombre que con tanto desprecio miraba.

-Con todo respeto, Alteza Real, me niego a contraer matrimonio con mi novia.-Dirigió la mirada hacia aquel hombre de cabello oscuro.-No importa si no hablan de ello, quieren que lo haga.

El silencio se hizo presente en la habitación, los abogados reales e imperiales murmuraron entre sí, mientras ambos jueces Junior se miraban preocupados.

-Señor 'Ates...

La voz de una mujer que se encontraba a 5 pasos del Rey hizo presencia, vistiendo un uniforme de la armada de los Rojidorados, con varias medallas de guerra e insignias en él. Su cabello largo y ardiente hecho de lava intensificó su brillo cuando le dirigió palabra y pudo ver sus bellos ojos relucir de la misma manera cuando se frunció su ceño.

-Tengo entendido que usted ha tenido recomendaciones de mis buenos soldados para ser uno más en mi ejército...-Drake asintió.-Entonces... ¿Por qué se le vino a la cabeza formar una familia con la nombrada Emperatriz, si iba a dedicarse a esta labor? ¿Acaso creyó que era una buena idea, señor 'Ates?.

-¿Me acusa de tomar malas decisiones?.-Frunció el ceño.

-U-Uh... D-Drake...-La rubia intentó calmar al ojiazul.

-¿Creyó que no iba a haber consecuencias? ¡Los hombres imprudentes como usted no deberían llamarse hombres!.

-¡Ya basta!.

El estruendo de la voz del Rey pareció romper los tímpanos, miró a la pareja frente sí con recelo mientras sus puños se apretaban cada vez más. Su tonalidad de voz había callado los murmullos de cada ser viviente en la habitación, mejor dicho, cada sonido, ya que ni los pájaros podían oírse cantar ni las mariposas se oían revolotear.

Su Majestad, el Rey Forsemio era conocido por su poder de la voz, capaz de ensordecer a diez millones de personas o darles el cruel destino de la muerte en el proceso y obviamente por demás cosas. Dejó salir un suspiro y tiró la cabeza un poco hacia atrás para luego mecerla de un lado a otro, escuchando el sonido que se formó al sonar su cuello.

-Leo, insolente mujer...

Su murmullo era abrasador, parecía un susurro del diablo fulminantemente peligroso. Tiró la cabeza hacia abajo y chasqueó los dientes antes de alzarla para ladear un poco su rostro hacia la izquierda, suspirando malhumorado.

-Cierra el pico, General.

Dirigió de nuevo la mirada hacia la rubia Emperatriz.

-Es una carga pesada tener que ser un Emperador y una Emperatriz al mismo tiempo, Lady Victorya... ¿Podrá con eso?.