Esposo

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Mientras se encontraba sentado en su estudio escuchaba como fuera del castillo chocaban las espadas de madera, los niños estaban entrenando, desde que era un señor de la nobleza y la reina había puesto un territorio bajo su cuidado había empezado a implementar ciertas medidas que consideraba necesarias para la supervivencia de ese lugar. Lo primero fue tomar a los miles de prisioneros que habían tomado en la guerra, hombres de mas allá del mar y hombres de La Urna que habían sido capturados durante los tres años de guerra, tomo el mando de la tierra y vio que esos hombres habían sido utilizados como mano de obra que reemplazara a los hombres que habían muerto o marchado a la guerra, por lo que ahora que esos hombres habían vuelto no tenían un propósito mas que llenar campamentos completos en los que trabajaban para la corona, pero había un problema que Ambras detecto que al parecer la reina ignoraba, que los hombres de La Urna eran soldados disciplinados, no saqueadores como los de mas allá del mar y el mismo fue testigo de como una pequeña revuelta de los de mas allá del mar era sofocada por los soldados de La Urna, estaban desperdiciando a soldados poniéndoles grilletes.

Escucho como golpeaban la puerta, instintivamente desenvaino la espada y la coloco detrás de su escritorio lista para ser usada.

- Adelante - dijo, la puerta se abrió y vio como entraba Tacia su esposa con una bandeja de madera y lo que parecía ser el almuerzo.

Observo por la ventana y se dio cuenta de que la mañana había terminado y que el sol se encontraba en su plenitud.

- Trabajas tanto que ni siquiera te has dado cuenta de que tienes hambre - dijo Tacia mientras cerraba la puerta y se acercaba.

Ambras la observo, vestía con ropas de hombre, como era normal, aunque eso solo hacia que su figura destacara aun mas, pues siempre llevaba ropa bien ajustada que no molestara el movimiento, aunque no negaba que en las pocas ocasiones que la había visto con vestido había parecido una dama hermosa y refinada, pero esta Tacia le gustaba mas, sencilla y alegre a su manera acida.

- Agradécele a nuestra bien amada reina - dijo Ambras mientras se levantaba de su asiento y daba la vuelta a la mesa.

Su esposa estaba apoyando la bandeja en la mesa cuando Ambras llego a su lado y le peino uno de sus rebeldes mechones carmesí detrás de la oreja y le besaba la mejilla.

- Gracias loba - dijo mientras apoyaba su mano en la espalda baja de Tacia y observaba como le dejaba el almuerzo sobre la mesa - es extraño que me traigas el almuerzo - dijo algo divertido mientras le observaba el perfil delicado aunque en el cuello, en la parte de su nuca, se podían observar cicatrices blancas de su tiempo como esclava.

- Solo quería verte - dijo mientras tomaba un pedazo de carne y se la daba en la boca, el sabor ahumado era agradable - te pasas casi todo el día encerrado aquí o patrullando la ciudad y sus alrededores.

Ambras sonrió ante la idea de que quizá su bella esposa lo extrañara, con lo dura que parecía ser siempre no dejaba de ser una mujer que quería a su esposo a su lado. Mientras la mujer se distraía observando los papeles y mapas Ambras la estudiaba a ella, la sonrisa involuntaria que hacia a veces, sus ojos agiles que se movían rápidamente de documento en documento, sus manos de dedos delgados y hermosos, sus manos eran delicadas, pero no femeninas, no tenia uñas cuidadas, de hecho había algo de tierra debajo, también observo como de vez en cuando le dedicaba una mirada cautelosa.

- No me mires así - dijo Tacia mientras lo empujaba con el hombro, Ambras noto que sus orejas estaban cada vez mas rojas.

- ¿Porque? - pregunto Ambras sin contener la sonrisa - tengo una esposa hermosa y adorable, ¿Por qué no podría mirarla?.

Tacia lo observo fijamente y con frialdad, pero Ambras sabia que ella hacia eso cuando estaba avergonzada, siempre lo hacia, pero le encantaba verla, sus ojos verdes con pequeñas manchas celestes casi imperceptibles y sus cabellos siempre peinados en una larga trenza que le caía hasta la cintura.

La Nueva SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora