4

12 1 1
                                    

No había pasado ni media hora desde que se había despertado y ya la molestaban con asuntos de gobierno, verdaderamente estaba harta de todo, no solo tenía que lidiar con un embarazo que la agotaba físicamente, también tenía que lidiar con un reino caótico que la agotaba mentalmente. Era uno de los caballeros de su guardia con una carta que había llegado según el desde el principado de Reindlad con el sello personal del principe Agdrian.

- Lo entrego un hombre que se hizo llamar - dijo entonces el caballero - "la voluntad de los príncipes".

Maria tomo la carta y la abrió mientras el caballero se ponía firme, inclinaba la cabeza y daba media vuelta para retirarse, la mayoría de esos caballeros no eran los que habían formado la guardia de su padre, esos hombres se habían quedado en Nirde para luchar con Andros en su caída, los que ahora engrosaban las filas de su guardia real eran en su mayoría la primera generación de nobles de los clanes que su esposo había educado como caballeros y que durante la guerra habían destacado y sido nombrados caballeros por Lord Oscar y su tío Lord Ashterion.

En el interior encontró dos hojas de papel, la primera parecía ser una escrita por el puño y letra del príncipe Agdrian, ya lograba reconocer la letra del príncipe, rígida y inmaculada, sin una pizca de error, la otra también estaba escrita con su letra, pero era una lista de nombres ya apellidos, acompañados con títulos, había una docena de caballeros, dos lores y un duque, todos parecían tener apellidos importantes, la gran mayoría le sonaban de cuando estudiaba las casas nobles de los reinos vecinos.

"Reina Maria

  A su corte se dirigen los nobles que he citado en la segunda hoja que le envié, son pertenecientes a muchas de las casas nobles mas influyentes y antiguas de Reindlad, el motivo de su visita, según agentes que tengo, es intentar convencerla de que impida que Andros tome su posición como príncipe de Reindlad. Saben la enorme lealtad y obediencia que su esposo le profesa, ven a mi sobrino como un perro que solo cumple la voluntad de la señora de Alban. Le pido que los mantenga en su corte el mayor tiempo que le sea posible, para poder arreglar asuntos que favorecerán el ascenso de Andros como príncipe de Reindlad.

  No se confunda, esos hombres están entre los más leales a mi familia, pero justamente el pasado sangrento que compartimos los Blacksong y los Whitewood inspira odio de mis partidarios más leales hacia cualquiera que posea la sangre o el nombre de Whitewood.

  Me gustaria darle mas informacion, pero estoy seguro que Andros también le ha hecho llegar esta petición, sus agentes son tan diestros como los míos, pero sepa que esto que le pido es únicamente para asegurar el bienestar y el legitimó derecho de su esposo y de sus hijos como gobernantes legítimos de Reindlad.

  Con el mayor de los respetos su fiel aliado Agdrian Blacksong Gran Príncipe de Reindlad y Señor de Elparion"

Maria dejó aquella hoja doblada sobre el escritorio mientras sus doncellas entraban y comenzaban a prepararle un baño matutino, tomo a una de ellas de la muñeca.

- Favia - dijo tomando la hoja con los nombres - quiero que avises a la servidumbre y a mi madre, que organicen todo, protocolos celebraciones y reuniones para esta gente que viene del principado, dile a mi madre que debe ser tan buena anfitriona que ellos deseen quedarse más tiempo.

- Como ordene majestad - dijo la joven norteña con una sonrisa.

La joven cuando el baño estuvo listo se despidió para hacer el recado que María le había pedido.

Con los ya seis meses de embarazo que llevaba era muy recurrente que el curandero Arturo la visitará una o dos veces al dia o que enviara a alguno de sus asistentes a preguntar si necesitaba algo o simplemente para ver como estaba. María agradecía esas atenciones, aunque le hubiera gustado también tener a Jhon, ver su rostro al descubrir que Andros tendría otro hijo, se había encariñado con el viejo sanador de los Whitewood, pero el lugar de ese hombre era en Las Diez Forjas.

La Nueva SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora