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El avance era violento, habia decidido que necesitaba a todo glaumo que pudiera conseguir de su lado y para eso requería que cada clan, cada señor de la guerra y cada pequeño rey que hubiera en el territorio cayera ante el y sus guerreros se sometieran a su mandato. Por fortuna para el los guerreros glaumos que ya habían jurado su lealtad habían estado dispuestos a marchar en primera fila con tal de que sus hermanos glaumos los vieran marchar junto a el y sus soldados. Había incursionado en territorio glaumo con un aproximado de ochomil quinientos hombres y ahora contaba con un batallón de dos mil glaumos marchando junto a el. Aun con eso los exploradores decían que mas al norte se reunía un ejercito que preocupaba a Andros.

- Según nuestros exploradores sus números crecen rápidamente - dijo su tío mientras señalaba un terreno llano y bien dispuesto para que un ejercito se reuniera lo que decían era un valle protegido por montes que lo rodeaban

- ¿De cuantos estamos hablando? - pregunto en ese momento Tulio que se habia incorporado al consejo de guerra en representación de los clanes de las montañas.

Su tío desenrollo un pergamino y lo coloco en el centro de la mesa.

- Allí esta el recuento - dijo mientras agarraba siete fichas de madera y las colocaba en la zona que habia señalado - siete mil hombres ya dispuestos para marchar y se suman cientos cada día.

- Eso no será suficiente como para vencer a sus tropas mi rey - le dijo Polos mientras sonreía.

- Pero si suficientes como para ser una amenaza si avanzamos hacia Glaumiria - dijo su tío asertivamente.

Andros se mantuvo sentado en su asiento a la cabeza de la mesa y intentaba imaginar a siete mil glaumos marchando en su muro de escudos, eran de los mejores guerreros del continente y ahora marchaban juntos, podría derrotarlos, eso era verdad, su legión del principado era capaz de arrasarlos y mas con la ayuda de sus demás tropas, pero el numero de perdidas seria incomparable y no podía permitirse perder un ejercito completo, necesitaba ganar a esas tropas y aun tener el poder suficiente como para someter Glaumiria.

- ¿Sabemos algo de Glaumiria? - pregunto entonces Maximilian que era el legado a cargo de su legión, un hombre curtido y de calvicie incipiente que mantenía su barba y cabeza siempre afeitada y que nunca se quitaba la armadura negra de la legión.

- Algunos informes dicen que no tienen intención de salir a combatir - dijo su tío cruzándose de brazos - y no los culpo, no fueron participes de los asaltos contra los clanes y su posición en Glaumiria es mas que defendible en caso de un ataque, no tiene sentido que deseen movilizarse.

- Polos - dijo entonces Andros tomando la palabra.

- Si - dijo el jefe glaumo mientras se acercaba mas a la mesa - en que puedo servirle mi rey.

- El no es el rey - le recrimino entonces su tío - es el consorte de nuestra reina.

El glaumo se rio sin preocupación.

- El esposo de una reina es un rey, el que lidera un ejercito como este es un rey y el que tiene el poder de someter a los demás es un rey - dijo con firmeza mientras lo señalaba y se enfrentaba a su tío - cuando veo a mi señor, solo puedo ver a un rey.

Había escuchado muchas veces que los glaumos respetaban la fuerza, pero nunca imagino que su lealtad al mas fuerte fuera tan firme, los habia visto casi siempre como oportunistas saqueadores, pero no eran solo eso, tenían honor, Polos mucho mas que la mitad de caballeros de Alban que habia conocido a lo largo de su vida.

- Dejen esa discusión para mas tarde, cuando hayamos acabado con nuestros enemigos dejare que se destrocen entre si como perros - dijo mientras se levantaba de su asiento - ahora, tengo una puta guerra que ganar, un ejercito que destruir y una esposa que me espera en casa, no pienso desperdiciar mi tiempo en discusiones sin sentido.

La Nueva SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora