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Había cabalgado durante días adentrándose en territorio glaumo, visitando poblados que estaban deshabitados o fortalezas que habían sido abandonadas, todo en varios kilómetros a la redonda había sido abandonado, los enemigos estaban reuniéndose más al norte y sus comandantes lo sabían, por eso lo habían enviado a él y varias docenas más de exploradores para buscarlos, encontrar su posición y ver sus numero de ser posible, en casi todos los lugares que visitaba podía encontrar campos con la cosecha ya levantada y graneros vacíos, además del rastro del ganado que había sido movilizado en grandes cantidades, no tenían planeado dejar ni un solo grano de trigo para que el ejército de Alban pudiera alimentarse, pero eso no funcionaria para detenerlos solo era un intento desesperado de ralentizar el avance de su ejército.

Al final, al quinto día de viaje llego a encontrar al ejército enemigo, se encontraban en un valle muy fácil de defender, grandes extensiones de tiendas, miles de hombres reunidos con un riachuelo de aguas cristalinas en medio, era verdaderamente un lugar muy adecuado para reunir un ejercito, logro esconderse entre los arboles ató el caballo a un kilometro y avanzo entre la alta maleza del bosque buscando un punto elevado desde le cual poder contar el numero de enemigos. Estuvo toda la tarde contando, pero cada cierta cantidad de tiempo aparecía por las entradas del valle un nuevo estandarte con más guerreros glaumos, armados con cotas de malla, corazas, lanzas largas, hachas, escudos y espadas, era un ejército terrible, al caer la noche el valle entero se iluminó por las antorchas y las hogueras, los montes que estaban alrededor del valle eran altos y cada cierto tiempo se podía ver a patrullas recorrerlos, por fortuna el bosque no parecía ser del agrado de los hombres glaumos, eran temerosos de los espíritus que allí podían habitar.

Al terminar el recuento, pudo afirmar que el enemigo había reunido a un total de quince mil guerreros glaumos, de todos los territorios, clanes y islas que habia mas alla del mar del norte, había más de cien estandartes diferentes de clanes o señores de la guerra, pero lo que verdaderamente le preocupaba era que los hombre seguían llegando de diferentes puntos entraban en el valle. Si esto seguia asi, estaba seguro que cuando marcharán en su contra podrian contar con mas de veinte mil hombres, el doble de lo que el consorte tenía en su ejercito.

Se acomodo el arco al hombro junto con las flechas y comenzó a volver hacia su caballo, debía regresar lo más rápido que pudiera para informarle a sus comandantes de que el enemigo ya lograba superarlos en número. Al emprender el viaje de regreso al lugar donde había dejado a su caballo vio una luz, era una antorcha, unos cinco hombres del ejército glaumo estaban intentando tomar su caballo. Maldijo por lo bajo y tomo el arco, sin caballo no llegaría a tiempo para dar el informe, tomo una flecha y apunto al hombre que estaba mas cerca de el, era el que mantenía la antorcha en lo alto, mientras que otro montaba guardia, y los otros tres intentaban someter al caballo y desatarlo. Soltó la flecha que se clavo en la espalda del que mantenía la antorcha, la oscuridad se apodero del bosque y desenvaino su espada mientras emprendía carrera, en un movimiento le corto a la altura del muslo a otro de los hombres, empujo al que intentaba subirse al caballo y con su espada cortó la soga que mantenía el caballo atado, tomo las riendas y lanzo un corte que hizo que otro de los enemigos saltará para esquivarlo.

Clavo con fuerza los calones en los costados del caballo y emprendió la huida, los gritos del enemigo se escuchó por todo el bosque, pero no se detendría a ver atras, debía cumplir con su deber, el consorte debía recibir la información a toda costa. Durante una hora escucho a sus perseguidores, lo seguían a caballo, jinetes glaumos, no eran buenos, los glaumos estaban acostumbrados al combate a pie y su caballería era lamentable, además de no contar con caballos de muy buena estirpe, por lo que cuando el sol ya estaba saliendo al girar sobre la silla se dio cuenta de que había perdido a sus perseguidores. 

Tardo dos días en volver, pues ya no tenía que perder tiempo investigando todo lo que pudiera en el camino, ahora solo valía el regresar directamente al campamento que se había establecido en lo alto de una colina con bosques detrás y una planicie justo enfrente, los hombres preparaban defensas desde que se había ido, al parecer su señor planeaba presentar batalla allí, donde el enemigo tendría que cargar contra una posición elevada y serían presa fácil para las flechas.

La Nueva SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora