El hombre ya habia sido juzgado por sus crímenes en contra de Alban y por la ley de la reina Maria, sus hombres ya habían sido sometidos a la ley real y muchos habían decidido renunciar a su lucha para jurar lealtad a la reina. Pero este hombre no, este habia renegado de todo intento de paz o de cualquier oferta de rendir homenaje a la reina, incluso se habia negado al exilio.
- La Urna es mi tierra - dijo mientras le llevaban a la colina - nunca la abandonaría en manos de extranjeros.
- Entonces sirve a La Urna sirviendo a la reina.
El hombre se detuvo, los guardias quisieron hacerlo seguir, pero Rowan los detuvo, el hombre se dio la vuelta y lo miro desafiante. Era un hombre delgado pero alto, tanto como el mismísimo Malco, tenia facciones duras y ojos de color celestes, con un cabellos castaño rojizo, tenia vendado el hombro donde una lanza lo habia alcanzado en la batalla, pero se mantenía firme y solemne, lleno de dignidad.
- Ella no es mi reina - dijo pisando con firmeza el suelo - no sabe nada de La Urna, no conoce a nuestros dioses, nunca a pisado nuestra tierra y no sabe nuestra historia, ni lo mucho que luchamos por nuestra independencia, jamás me arrodillaría ante una mujer de la casa Hawks ni aunque los dioses mismos me lo ordenaran.
Rowan ordeno a sus hombres que se lo llevaran y el hombre fue llevado hasta la cima de la colina, donde estuvo a la vista de todo su ejercito y de los hombres que habían luchado y servido al acusado.
- ¿Ultimas palabras? - pregunto mientras desenvainaba la espada.
- El verdadero y único rey de La Urna es Valeram - dijo con firmeza, su voz hizo eco en el valle que habia a sus pies - que los dioses castiguen a aquellos que invaden nuestra gran tierra.
Rowan hizo un gesto a los guardias que lo pusieron de rodillas y apoyaron su pecho en un tronco de madera.
- Yo, Rowan Fidelis - dijo mientras apoyaba la punta de su espada en el suelo - con el poder que me ha entregado su majestad la reina Maria Hawks, señora de Alban y de La Urna, te sentencio a morir.
Rowan levanto la espada por encima de su cabeza y la hizo descender acabando con la vida de aquel hombre, le dolió hacerlo, habia visto en ese hombre lo mismo que veía en los que admiraba, una voluntad hecha de hierro y una lealtad inquebrantable, incluso aunque su rey estuviera muerto, el hombre nunca habia renegado de su lealtad, ni con la amenaza de ser decapitado.
- Hombres de La Urna - dijo tomando la palabra ante los prisioneros que habían presenciado la ejecución - no he venido a someterlos, he venido a unirlos bajo el estandarte de nuestra reina, acabo de matar a un buen hombre, un hombre honorable y justo, les pido que sea el ultimo, arrodíllense ahora o mueran para acompañar a su señor al otro mundo.
Casi todos se arrodillaron, a excepción de media docena de caballeros que dieron paso al frente.
- No dejaremos que nuestro señor abandone este mundo solo - dijo el mas veterano de todos - denos el mismo honor que a nuestro señor y que a nuestro rey, una muerte digna de un caballero.
Rowan cerro los ojos y asintió. Los hombres se aproximaron, no hubo necesidad de forzarlos o de hacer que se arrodillaran, voluntariamente apoyaron sus rodillas en el suelo y su pecho en el tronco de madera. Rowan escucho cada una de sus ultimas voluntades y juro que haría llegar sus cuerpos a sus familias, los hombres uno por uno fueron decapitados por su espada y cada muerte le dolió en lo mas profundo de su ser, se estaba derramando la sangre de hombres honorables y justos, pero lo peor, era que su causa era justa, luchar por la independencia de su nación, de su pueblo y por sus tradiciones, no eran villanos, simplemente eran sus enemigos.
- Hombres de La Urna - dijo mientras limpiaba la hoja de su espada con un manto blanco - marcharemos en dos días, tomen sus armas y ayúdenme a traerle paz a esta tierra, nuestra reina es justa con todos y a todo hombre que decida rendirse se le será perdonada la vida y sus crímenes.
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La Nueva Sangre
FantasíaTercer Libro y ultimo de la saga. Primero Leer El Consorte y La Reina, después Legitima y finalmente este libro. La Reina Maria dedica sus esfuerzos a restaurar su reino luego de la guerra contra el Usurpador y consolidar la paz, mientras que Andros...