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El palacio imperial de Elparion era siempre un espectáculo para los ojos, construido en los tiempos del antiguo imperio y preservado por sus ancestros, era una construcción maravillosa que se alzaba sobre una de las dos colinas que decoraban el paisaje de la ciudad. Antigua y magnifica era Elparion con dos grandes anillos de murallas que rodeaban la urbe, el anillo interior, el más antiguo rodeaba las antiguas construcciones que habían sobrevivido desde tiempos anteriores a la conquista latina y las construcciones que los mismos latinos habían dejado tras de si. El exterior defendía lo que era conocido por le pueblo como la nueva ciudad, duplicaba el tamaño de la ciudad interior y sus murallas era más modernas pero igual de imponentes, allí había florecido durante el gobierno de su familia una población próspera y segura. La capital de su nación, se veía magnífica desde el balcón de su habitación, donde se había encerrado luego de las discusiones con el consejo de ancianos.

Observaba la otra colina, donde aún se alzaba la mítica fortaleza que funcionaba con cuartel de la Orden de Rior, no eran caballeros, pero resguardaban sus tesoros con más fervor que cualquier hombre armado. Allí se alzaba el orgullo de la ciudad, la biblioteca más grande y antigua que haya conocido el mundo, defendida por una orden de sabios y eruditos que dedicaban su vida a resguardarlos, descubrirlos, preservarlos y compartirlos con el mundo.

Escuchó que golpeaban a su puerta y se dio la vuelta. Dentro de su habitación estaba Licinio su sombra personal, el más letal de todos sus agentes y el más leal, llevaba una armadura de cuero negro y una espada en el cinturón, en la antigüedad usaría una máscara, pero sus ancestros habían decidido que no valía la pena hacer eso, al menos con algunos de sus agentes.

- Es su copera - dijo Licinio mientras lo observaba desde la puerta.

- Que pase - ordenó y Licinio abrió la puerta para dejar paso a Alice.

La muchacha entró en su habitación con una bandeja de plata donde llevaba una copa y una botella de vino, la joven llevaba un vestido sencillo de color gris, pero no por eso dejaba de resaltar su belleza, sus cabellos castaños y ojos marrones, al igual que su cintura estrecha y busto generoso, Agdrian al instante se giró para volver a ver el paisaje. Tener a esa joven cerca era una tortura, había conocido a cientos de mujeres a lo largo de su vida, siempre había un noble, un príncipe o un rey que buscaba que sus hijas lo cautivaran, era el Gran Príncipe de Reindlad, todos querían a su hija sentada junto a el en el trono de Elparion.

- Aquí tiene mi señor - dijo la joven mientras le acercaba una copa de vino.

Agdrian tomó la copa y dio un sorbo, para luego entrar y sentarse en su escritorio donde tenía por un lado los libros que había pedido al gran maestro de la orden de Rior y por el otro todos los documentos y cartas con asuntos de estado en ellos. La joven se quedó en el balcón disfrutando de la vista, entraba una fresca y relajante brisa de viento, pero Agdrian solo pudo sentir el perfume de la joven que le llegó. Bebió más de su copa y tomó un documento.

Estuvo trabajando por horas, hasta que ya había anochecido, la joven se movía por la habitación tomando un libro para leer o rellenando su copa cuando se terminaba, cuando la botella se acababa se iba solo para volver con otra para el. Cuando estuvo por la mitad de los documentos se encontró con algo que realmente le llamó la atención, entre todos los informes de recaudación de impuestos, de los diplomáticos y de los nobles fronterizos que vigilaban las fronteras en su nombre, encontró algo fuera de lo común, era una carta de Andros, pero no una personal, era un documento de petición un acta de guerra. Sabía que su sobrino estaba en campaña contra los Glaumos y que se había llevado a su legión personal para la guerra, estaba en todo su derecho y Agdrian había designado a dos de sus mejores legiones en la frontera con los territorios Glaumos para estar al tanto de cualquier intento de ataque en su contra. 

La Nueva SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora