42.

71 11 50
                                    

El tablero seguía entre ellos, pero ya no importaba.

Las fichas permanecían esparcidas sobre la mesa, olvidadas, desplazadas por la proximidad que los mantenía al borde de algo irreversible.

Ray apoyó una mano en la superficie de madera para no perder el equilibrio, sintiendo la calidez del fuego a su espalda y el calor del cuerpo de Law justo frente a ella.

Su respiración era lenta, pero inestable.

No quería pensar.

Sólo quería sentir.

Law, en cambio, permanecía inmóvil, con los ojos cerrados, como si tratara de contener algo que estaba a punto de desbordarse. Su pecho subía y bajaba en un ritmo mesurado, pero la tensión en su mandíbula lo delataba.

Y entonces, sin previo aviso, bajó la guardia.

Se inclinó apenas y respiró profundamente contra su piel, absorbiendo su aroma con una necesidad que ni siquiera él entendía del todo.

Ray entreabrió los labios, sintiendo la calidez de su aliento mezclándose con el suyo.

Y luego, sintió su toque.

Los dedos de Law descendieron con una lentitud casi tortuosa, desde la curva de su cuello hasta su clavícula, recorriendo la línea de su brazo con una precisión quirúrgica. La piel de Ray se erizó bajo sus caricias medidas, y cuando su mano llegó hasta su muñeca, cerrándose alrededor de ella con un agarre firme, un escalofrío la recorrió entera.

Y fue entonces cuando la voz irrumpió en su mente.

"Aléjate de él."

El impacto fue inmediato.

Ray se tensó. Su cuerpo, que hasta hacía un segundo había respondido con naturalidad a cada roce, ahora se volvió rígido.

Law sintió el cambio al instante.

Su sonrisa se dibujó con lentitud, con esa ironía afilada que usaba cada vez que quería disfrazar algo más profundo.

Entreabrió los ojos y la observó con calma, evaluando cada pequeño gesto que ella intentaba ocultar.

—Ahora eres tú la que duda.

Su voz era un murmullo bajo, ronco.

Ray no dijo nada.

No porque no tuviera respuesta, sino porque aún estaba procesando la sensación de vacío que la invadió cuando él, con un movimiento fluido, la soltó y se alejó.

Lo hizo con la misma elegancia calculada de siempre.

Se dejó caer contra los cojines, flexionando una pierna y apoyando un brazo sobre su rodilla. Su otra mano se deslizó hasta su cabello y lo tomó con fuerza, como si estuviera tratando de recuperar la compostura que ella casi le había arrebatado.

Ray sintió el frío de inmediato.

Parpadeó, sintiendo la realidad golpeándola de vuelta.

Pero no iba a aceptarlo.

No iba a permitir que la distancia se instalara entre ellos cuando su cuerpo aún recordaba el calor de su contacto.

Con un movimiento decidido, apartó la mesa de un golpe y cruzó el espacio que él había puesto entre ellos.

Law apenas tuvo tiempo de tensarse antes de que Ray atrapara su rostro entre sus dedos.

Su pulgar se deslizó lentamente sobre la comisura de sus labios, trazando el mismo camino que su mirada había seguido tantas veces sin que él lo notara.

- Jikken -Trafalgar LawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora