PRÓLOGO

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La brisa corría como cualquier noche de invierno en un lugar como este, sentía el frío en mis huesos. La sensación era confortable, para una persona que lo había experimentado tanto. Claro, no lo suficiente para esto. Seguía corriendo...aún más veloz, aún más fuerte.Las ramas de los árboles rasgaban mi piel al pasar, no dolía, estaba segura de había otra salida pero al igual corría. Aunque no diferenciara quién era en realidad, ni mi identidad, ni que hacía allí, sabía que tenía que correr, llegar al final del acantilado y lanzarme a la espera de que ellos me recibieran.  

Escapaba de algo, o de alguien. En mis venas lo sentía, el peligro, el dolor, el miedo. Cualquiera que sea lo que me perseguía era peligroso y hacía lo posible por dejarlo atrás. Giré mi cabeza y lo vi, era una oscuridad infinita.


Pateando tu EGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora