CAPÍTULO DIECISIETE

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Diablos ya no puedo mas, su estado hace que cada célula de mi cuerpo se retuerza de dolor, no entiendo porqué me pide que no lo deje.

-Damien, no te vas a deshacer de mi tan fácil, aunque en algún momento de nuestras vidas nos odiemos, ahí estaré yo para ti, jamas te vas a poder librar de mi.-le digo apretando más mi agarre y enterrando mi cabeza en el hueco de su cuello.

Aspiro su aroma y me quedo embobada con el olor de menta que se mezcla con el jabón, el agarre de Damien ya me esta comenzando a doler un poco, estoy segura de que me quedaran marcas, pero no puedo permitir que se me formen hematomas.

-Damien, por favor suelta un poco tu agarre.- le digo ya sin aire. Damien me suelta inmediatamente y ahora me arrepiento de haber hablado, su reconfortante calor abandona mi cuerpo, y por nos momentos me siento desprotegida.

Acuno su rostro en mis manos y observo que sus ojos están tristes e irritados, parece que ha llorado, cuanto me duele verlo así y saber que no puedo hacer nada, quisiera consumir todo su dolor. Damien acerca mas su rostro a mi caricia y suelta un largo suspiro.

-Gracias por venir.-dice en un susurro.

-Lo que sea, estaba muy preocupada Damien, prácticamente me vine como a 300km/h, dime que te puedo ayudar en algo, cualquier cosa, ya no aguanto verte así.-le digo mirandolo directamente a los ojos.

-Duerme conmigo, se que podré dormir hoy solo si tu estas a mi lado.- mi corazón se encoge de ternura por sus palabras.

Me separo de él y me levanto de la cama, Damien me mira extrañado pero cuando comienzo a quitarme los botines su rostro se torna compresivo, quiero quitarme el jean pero mis mejillas se encienden al saber que Damien me esta mirando fijamente esperando mi reacción, se que no me ve bien debido a que la habitación esta en penumbras.

-¿Me prestarías una de tus camisas?-le digo timidamente, ahora es cuando me doy cuenta de que Damien se encuentra solamente en unos pantalones de pijama grises.

-A tu lado izquierdo hay un sillón, en el se encuentra una camisa, tómala. Pero no enciendas la luz.-dice suavemente.

Doy un paso vacilante a mi izquierda y efectivamente hay un sillón, con la poca luz que me brinda la luna alcanzo a ver una camisa blanca. rápidamente me quito la ropa, tomo su camisa  y me la pongo, su seda es muy suave y huele a menta igual a él, me llega muy arriba en el muslo, pero no se me alcanza a ver nada, así que con eso me conformo.

Subo lentamente a la cama y me posicionó al lado de Damien sin hacer ningún contacto, me volteo dándole la espalda, para que sepa que le doy su espacio, pero las manos de Damien toman mi cintura y me pegan totalmente a su cuerpo, al tiempo que enrolla una de sus piernas con las mías, siento su aliento en mi cabello, y en una de las sensaciones más reconfortantes de mi vida.

-Contigo me siento completo bebé, gracias.-susurra Damien a mi oído.

Cuando mencionó la palabra "bebé" mi corazón se quería salir de mi pecho, tuve que tomar una larga respiración para tranquilizarlo. Pero de nada funcionó cuando Damien dejó un beso en mi cuello y luego enterró su cabeza en ese espacio, y se quedó profundamente dormido, lo supe por las respiraciones lentas y pausadas.

-Que me estás haciendo... Ya es muy tarde, te deje entrar en mi corazón.-y con esos pensamientos caigo profundamente dormida.

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PDV. Damien.

Me despierto por los rayos de sol que ingresan silenciosos por la ventana, me remuevo pero siento a alguien debajo mío, cuando miro me encuentro con lo más hermoso que he visto en mi vida, Brooke se ve tan tranquila durmiendo, sus largas pestañas que la hacen ver cómo afrodita, su pequeña y tierna nariz, sus gruesos y definidos labios de un tono rojo, se ven demasiado apetecibles. Levemente la voy soltando para que no se despierte, se remueve un poco pero sigue durmiendo plácidamente.

Pateando tu EGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora