CAPÍTULO TRECE

14.2K 622 9
                                    

Me quede estática por las palabras que Damien acababa de decir. Aún confundida le seguí el beso, era imposible no perderse en el paraíso de esos labios, eran tan suaves pero a la ves intensos, y su forma de besar siendo tierno pero al mismo tiempo posesivo, y ni hablar de...

Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo me separe de él abruptamente, debía mantener mi posición firme y no dar mi brazo a torcer. Le proporcioné una sonora cachetada.Damien me miraba con una expresión de confusión en el rostro que me hizo soltar una carcajada, ya lo comprendía todo, el muy imbecil creyó que yo era como las demás y caería a sus pies con una frase bonita y un beso.

-¿Quién te crees?-le digo recomponiéndome y retándolo con la mirada.-Tú crees que me creeré tan fácil toda esa basura que estas diciendo, hace mucho aprendí a no confiar en las personas y ahora veo que es un beneficio. Crees que soy como las demás chicas,¿verdad? Que caeré a tus pies con una simple frase y un beso. Por favor Damien, los dos sabemos que solo me estas usando para que te perdone por lo que hiciste y dejes de sentirte miserable.-escupí con asco, el estaba jugando con mis sentimientos pero no permitiría eso.

Le di la espalda y salí de la universidad con la frente en alto, y cada parte de mi cuerpo temblando. Subí a mi motocicleta y arranque a toda velocidad con dirección al único lugar que me podría dar Paz.

•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Baje de mi motocicleta y me adentre en el bosque, después de caminar unos quince minutos y de unas cuantas caídas debido a las jodidas raíces de los árboles, llegue a mi destino.

Frente a mi se encontraba una hermosa cascada que desembocaba en un lago cristalino, a mi alrededor la vegetación florecía y las hojas de los árboles adquirían un color amarillo-naranja, me encontraba de frente con la tranquilidad.Me recosté en un árbol y cerré los ojos, lo único que se escuchaba era el canto de los pájaros, el salpicar de la gotas de agua de la cascada al entrar en contacto con la laguna. Esto era lo que yo necesitaba, un momento para pensar. Sabia que aquí nadie me encontraría. Necesitaba aclarar mis ideas, principalmente sobre el estúpido de West. Mi cabeza parecía un tornado, aumentando cada ves mas y destrozando todo a su paso.

Solo había una cosa que tenía segura, NO QUIERO ENAMORARME. Eso es algo que tengo tatuado en mi corazón, no soportaba cualquier contacto más de lo necesario. Sabia que todo esto se debía a lo que ese maniaco hizo conmigo, ese ser repulsivo fue el que me cambio, el que me hizo fría en el amor, ese termino ya no existe en mi vocabulario. Yo no era así, siempre fui una niña  alegre, inquieta, amigable, creía profundamente en los finales felices, pero la vida ya me había hecho saber que los cuentos de hadas no son como los pintan. Solo hubo un soporte que hacia que no me dejara vencer, solo esa persona por la cual yo lucharía, la que nunca permitió que yo me derrumbara y me arrebatara mi vida, y ese fue All.

Por él fue que seguí adelante, él fue todo lo que necesite para saber que yo tenía que salir de mi mundo de tinieblas. Hubo una frase que se quedo grabada con fuego en mi mente, "serás feliz, dijo la vida. Pero primero te haré fuerte." Esa frase no era nada, pero lo significaba todo. All me la decía cada ves que yo daba un paso hacia atrás, se que el siempre se sentirá culpable por lo que paso, pero con tal de que el este bien y sea feliz, a mi no me importa nada.

Aunque All siempre fuera mi soporte, lo de Damien tendría que enfrentarlo sola. Ese maldito chico llego a mi vida y desmoronó todo lo que yo había construido en estos años. Su torbellino de emociones me envolvió como una manta, con tan solo verlo mi cabeza gritaba "peligro". Él estaba despertando emociones en mi que prefería dejar muy bien sepultadas. No lo dejaría entrar, comprendía que si lo hacia, él podría acabar conmigo con solo unas palabras. Me desconecte de mis pensamientos y volví a la realidad cuando una llamada ingreso en mi teléfono, contesté sin mirar quien era.

Pateando tu EGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora