CAPÍTULO CATORCE

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Ingresamos a la casa y Crista va con un paso apresurado y un poco desaliñado frente a nosotros, Damien la sigue apresurado sabiendo que lo voy a inundar en miles de preguntas pero de esta no se salva. Lo tomo del codo deteniéndolo, sonríe inocente sabiendo lo que le espera. Cuanto me frustra este hombre. 

-Me podrías explicar ¿Por qué rayos tu madre cree que soy tu novia?- Inquiero cruzándome de brazos. 

-Cuando le dije que iba a traer a una chica a casa para almorzar se puso histérica y supuso que era mi novia. Supongo que lo impulsivo lo saque de ella.- Responde calmado. Siento una punzada de decepción en el pecho al saber que no fue él quien le dijo que era su novia.Igualmente no se ni porque me preocupa, así debe ser. 

-Tienes que solucionar ese pequeño error.

-No te preocupes.- Se me acerca lentamente hasta que siento su respiración en mi oído - Mejor vamos antes de que mi madre piense que estamos haciendo cosas inadecuadas.- Lo miro crédula y luego le doy un codazo en el abdomen que lo deja sin aliento para seguir con mi recorrido. 

El comedor es impresionante, de techos altos con dos candelabros colgando del mismo. Una gigantesca mesa para quince personas color negro de tapizado en cuero. Al final de la mesa se encuentra un hombre ancho de cabello rubio cuando alza la vista me sorprendo con el inmenso parecido que tiene con Damien. Se levanta y su estatura es sorprendente, apostaría que es alemán. Se acerca hasta nosotros y le da un beso a Crista. Sin lugar a dudas es el padre de Damien. 

-¿Cómo sigues hijo?- Le pregunta en un tono frío. 

-Mucho mejor.-Dice Damien con simpleza. 

-Ese joven que te golpeo debió haber sido muy fuerte y ágil para causarte tantos moretones. -comenta pensativo - cuantas veces más voy a tener que decirte que no te metas en problemas.-Suelto una risotada que termina convirtiéndose en el centro de atención. 

-Si, vaya joven. ¿Cuál era su nombre Damien?- Le pregunto con ironía. 

- Disculpa, ¿Quién eres tú?- Me pregunta su padre extrañado. 

-Brooke Kluge, la que le dio una paliza a su hijo. Un placer conocerlo Sr. West-Le respondo con una sonrisa mientras estrecho su mano. Una carcajada gruesa y varonil sale de sus labios. 

-Nunca pensé que una chica fuera la que le daría una lección dolorosa a mi hijo.- Dice risueño mientras Damien suelta un bufido. - Un gusto conocerte Brooke, llámame  Ryan, señor me hace sentir viejo. Pueden pasar, la comida ya esta lista. 

Nos sentamos con Ryan en la punta y Crista a su lado derecho junto con Damien, yo me senté al lado izquierdo, sola. Al momento ingreso un joven muy apuesto que se quedó mirándome más de lo debido provocando que Damien soltara un gruñido. 

-Tus ojos fuera de mi chica.-Dice. ¿Su chica? Si claro, ni que tuviera tanta suerte. Cuando volteo a verme vio mi cara risueña y se agacho en su asiento. 

La comida era una deliciosa pasta a la boloñesa con pan de ajo y ensalada César. Comenzamos a comer animadamente hasta que Crista rompió el silencio. 

-Entonces querida, ¿Qué estas estudiando? 

-Medicina.-Respondí con una sonrisa.

-¡Oh! lo mismo que Damien, que genialidad.-Dice alegre, aunque escucho el bufido silencioso de Ryan. 

-Perdóname la pregunta Ryan, pero ¿Eres de Alemania, verdad? - Pregunto curiosa.  

-Si, lo soy.-Responde con orgullo. 

-Mi madre también lo era.-Le respondo en alemán sorprendiendo a todos en la mesa. Ryan suelta una carcajada. 

-Me impresionas.-Dice en Alemán igualmente. 

Pateando tu EGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora