Ciento cincuenta y siete horas, cuarenta y siete minutos y treinta segundos, han pasado desde que lo perdí, nos perdimos a los dos y a nosotros mismos. Mi vida a sido un caos...asistir a la universidad, ignorar a las chicas que están más que furiosas, y escurrirme por los pasillos a causa de Damien quien ha demostrado ser muy insistente y todo un patán, no deja de perseguirme, engatusarme en las clases de las que salgo cinco minutos antes con una pobre excusa, todo para no cruzármelo. En la cafetería ya se encuentra parado en la entrada, así que me toca descansar en el bosque de la universidad o incluso ir a la biblioteca, para poder estar en paz. Literalmente acosa a las chicas, por lo que me han contado, anteriormente vi cuando Isabelle le pegaba una cachetada para que se calmara. Fue bastante justo. Las extraño a todas, pero tengo que dejar que mis pesadillas acaben antes de volver a entablar una conversación con alguien. Aparte, All me mantiene vigilada a cada instante aunque no cruzamos en muchas ocasiones. Y Jace me vigila disimuladamente, se que piensa que no lo sé, pero ahora me concentro perfectamente en cada detalle. Es imposible no notarlo.
Lo peor es cuando el sol se esconde, y después de quedarme mirando el atardecer, cae la noche. Me estoy quedando en casa del pobre de Jace, que ha sido muy amable conmigo, es algo raro, él es el único que me ve como una persona normal. No pregunta, no interviene, simplemente ayuda. Allan esta hecho una furia, no le he contado todos los detalles pero lo deduce por si mismo, debido a las constantes pesadillas y porque parezco un alma solitaria, lo cual tiene mucho sentido.
Las pesadillas son...escalofriantes por no decir inhumanas. Duran minutos que parecen horas o incluso las mismas, son tan reales que las siento a carne viva, es desesperante no poder controlarlas, o callar esa jodida voz de mi cabeza. En ese momento es cuando me despierto, o me despiertan. Jace duerme en su habitación que esta justo al lado de la de invitados donde yo duermo, así que en varias ocasiones me ha despertado. Pero como siempre hace,solo sonríe y me da un abrazo para luego devolverse a su habitación. No se si me comprende o simplemente prefiere no intervenir.
Con respecto a All, se pasa las noches en vela conmigo, yo trato de evitar a toda costa el sueño y por eso él hace de perro guardian, es más astuto y me da gotas para dormir. Lastimosamente para él, lo conozco mejor que si mismo y jamás ingiero las dichosas gotas. Lo mismo que hace un año, esperábamos que jamás volviera a ocurrir. Para los dos fue una sorpresa que yo dejara entrar a un chico a mi vida. Una inmadurez de mi parte, una debilidad que pague muy caro, empero jamás será un error. Que Allan me apoye tanto causa que duela más, cuando se queda profundamente dormido, me escapo.
No lo puedo evitar, es lo que me mantiene cuerda. Nunca había tenido tantas peleas, logré ingresar fácilmente al circulo legal de boxeo después de lo ocurrido con la apuesta. Al principio pareciera que todo era un grave error, los representantes me acosaban con sus ansias de querer adueñarse de mi. Estaba agotada emocionalmente así que no tuve otra opción más que descargar mi extenso diccionario de palabrotas y amenazas, si no dejaban de insistir los mandaría derecho al hospital. Cuando por fin se dignaron a dejarme en paz, o algo por el estilo, podía buscar la luz al final del túnel. Tan simple como dos peleas por día, eso es lo que necesito para descargar todos mis sentimientos. Lastimosamente par a mis contrincantes, son tantos sentimientos que no pueden salir sin alguna grave lesión. No lo puedo evitar, nisiquiera pienso, simplemente golpeo y golpeo. En otro momento me sentiría una mierda conmigo por hacerlo, pero ahora es tan liberador, me siento dueña de mi misma en el ring, sin ataduras, es lo único que puedo hacer. Es todo un reto no pedirles que me den un solo golpe, o Allan me mataría, y por el momento es lo único que tengo. Para evitar más inconvenientes de lo que ya hay, y con esta pobre excusa para evadir el dolor...amenacé al organizador, no creo que ahora se le pase siquiera la loca idea de que Damien se cruce en alguna de mis peleas.
No hablo de lo sucedido, y cuando veo que me queda así sea un minuto para pensar, me centro en los trabajos. He desarrollado todo lo que debía y hasta lo de los siguientes tres meses. Eso reconforta a Anastasia que cree que estoy perfectamente. Hablando de eso, en veinte minutos tengo que encontrarme con ella. Le prometí que la escucharía con todo lo de Alex y aparte le mostraría que estoy excelente...he estado practicando esa parte todo el día. Salgo de mis pensamientos y tomo las llaves de la moto de Cam, bajo las escaleras como un fantasma, así soy recientemente, nadie me nota. Me encuentro con Jace entrando a la casa. Tiene una remera negra que se ajusta perfectamente a sus fornidos brazos llenos de pequeñas pecas, unos jeans que le caen suavemente por sus caderas, junto con unas zapatillas Adidas. Claramente viene del gimnasio, su cabello esta mojado y gotas de agua ruedan por su perfilado rostro y caen a su clavícula. Trae una maleta donde guarda su ropa de entrenamiento. Él no practica boxeo... lo enseña. Ya dejo ese mundo atrás pero entrena a blancos del bullying en sus colegios, para que aprendan a defenderse. Es bastante...diferente a él.
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Pateando tu EGO
Teen FictionJamás me liberare de mi pasado, puede que perdones, superes, sigas a delante pero jamás olvidas. Aunque siempre hay una salida, nunca será contra la espada y la pared, sigue existiendo la opción de agacharte o hasta correr a un lado. Solo soy una ch...