CAPÍTULO QUINCE

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Después de parar en unos ocho pisos debido a la "alegría" de la princesa Daphne, por fin llegamos a la planta donde se encuentra la habitación de la pequeña. Deb y yo íbamos tan entretenidas hablando que cuando salimos del ascensor un hombre choco con Deb haciéndola caer, ya iba a reclamarle cuando me di cuenta de que era un doctor y ellos no dejaban de mirarse, se observaban tan intensamente que ya me sentía fuera del lugar, por lo que hice me aclare la garganta para que salieran de su ensoñacion, al parecer funcionó pero me gané una mirada más que fulminante por parte de Deb.

-Deborah lo lamento mucho, no te vi.-le digo el doctor sexy aclarándose la garganta ya que al parecer estaba muy nervioso. Ayudó a levantar a Deb que aún seguía en el piso, Deb se acomodó la bata y el pelo para responder.

-Alexander, la culpa es mía de verdad lo lamento mucho, iba muy distraída hablando con mi sobrina.-dice señalándome.

-¡Oh! tú debes ser Brooke, mucho gusto, Alexander el tipo que siempre falla al tratar de conquistar a tu tía.-dice tendiéndome la mano la cual estrechó con una sonrisa picarona. Hagamos que Deb deje de rechazarlo.

-Si lo sé, Deb me ha contado mucho sobre ti Alexander, de hecho estábamos justamente hablando de ti cuando chocaron, Deb decía que le encantaría salir a comer esta noche pero yo me encuentro muy ocupada.-le digo mirando de reojo a Deb que habré los ojos como platos y se pone roja completamente.

-Enserio, ¿quisieras salir a comer esta noche conmigo Anastasia?-le dice Alex con una sonrisa plantada en el rostro.

-Y-yo n-no..-dice roja como un tomate, la interrumpo antes de que diga una estupidez.

-Estaría más que encantada, estará lista a las ocho en punto.-le digo cogiendo a Deb del brazo.

-Estupendo, paso por ti a las ocho, hasta entonces.-dice despidiéndose de Deb con un beso en la mejilla y de mí con un apretón de manos.

Lo vemos meterse al ascensor y apenas se cierran las puertas Deb me arrastra hasta me imagino el cuarto de la princesa Daphne la cual duerme plácidamente en mis brazos. Antes de que tenga que aguantarme el seguro sermón que viene, recuesto a Daphne es su cama y la cubro con una manta rosa que se encontraba al lado.

-¡ESTAS LOCA! ¿Sabes quién es él?, por dios Brooke yo no puedo ir a esa cita, ya mismo le voy a escribir que hoy haré doble turno.-dice Deb sacando su móvil, pero se lo quito y lo guardo en mi cartera antes de que haga una estupidez.-Brooke devuélvemelo, ¡AHORA!

-No grites que vas a despertar a Daphne. No te lo devolveré, vas a ir a esa cita y punto. Note como se miraron Deb, no estoy ciega, los dos se gustan no veo por qué no pueden intentarlo.-le digo y se sonroja una vez más.

-Tu no lo entiendes Brooke lo nuestro no puede ser.-dice sentándose en el sillón y soltando un largo suspiro.

-¿Por qué no puede ser?-le preguntó cruzando los brazos y poniéndome enfrente suyo.

-Porque él es mi jefe.-dice Deb dejándome pasmada.

-Eso no importa, no pienses en lo que digan los demás, tú también eres una excelente doctora que claramente no necesita de ningún apoyo de Alexander,lo que has logrado lo has hecho tú sola, mereces ser feliz Deb.-le digo con ánimos de animarla.

-Sabes que, tienes razón. A la mierda todo el mundo, voy a ir a esa cita. Pero necesito tu ayuda para que me digas que ponerme.-dice Deb levantándose y dándome un gran abrazo el cual correspondo.

-Por supuesto que te ayudare, además que jefe tan sexy el que te mandas.-digo ganándome un codazo por su parte 

Pero vamos, Alexander es tremendamente sexy. Con ese pelo rubio ceniza desordenado, sus penetrantes ojos azul oscuro, y que decir de su cuerpo, con esos músculos se nota que va al gimnasio.

Pateando tu EGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora