Capítulo Veintisiete.

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Cuando todo en mi vida parecía ir bien, la maldita carta de aceptación de la maldita universidad que he soñado desde mi maldito primer año de preparatoria, consiguió arruinar todo por completo. En realidad, consiguió hacer de mi vida el peor de todos los infiernos.

Marcelo ya ni siquiera me miraba y obviamente, hablarme no estaba dentro de sus planes. Pero claro, había vuelto a hablar con Cara y créanme que fue sensacional verlos a ambos caminar por los pasillos hablando animadamente y en otros casos, riendo como si no existiese un mañana. De más está aclarar que el bendito blog del internado ya no tiene la más mínima idea de con quién tiene una relación Marcelo debido a que estaba conmigo, luego con Cara, conmigo y nuevamente con ella. Puedo apostar que les están saliendo pelos de colores por saber si volverá conmigo o si se quedará con Cara aunque viendo la situación, dudo que vuelva a siquiera hablarme.

Megan dice que su enojo no iba a durar mucho más, lo cual espero que sea cierto ya que no quiero irme de este internado sabiendo que Marcelo aún continúa enfadado conmigo. De todos modos, a pesar de que quizás si le oculté algo realmente importante, como "supuesto" novio mío que era pienso que debe apoyar mis decisiones sin enfadarse por eso; al menos yo haría eso con él si de un día para otro decide irse a estudiar a Italia por casi cuatro años y lo dejo completamente solo, tratando de mantener una relación a larga distancia que sabemos que no funcionará.

Bueno, no sonaba taaaaan trágico la primera vez que pensé en ello.

La ceremonia de graduación era esta misma tarde y eso me ponía realmente nerviosa. Megan, Jade y yo habíamos ido a comprar nuestros vestidos y zapatos hace unos días, por lo tanto ya tenía un peso menos sobre mi cuerpo pero igual estaba nerviosa. Me llenaba de nervios pensar que hoy termina mi tiempo dentro del internado y que luego me iré a Italia a estudiar. ¡Es algo imposible de creer!

Había comenzado a arreglar mi cabello poco después del almuerzo, luego seguí con el maquillaje y una hora antes de la ceremonia, me encontraba parada frente al espejo de mi habitación, observándome con sorpresa. No podía negar que el vestido se adaptaba perfectamente a mi cuerpo y me sentía realmente cómoda con él. Era verde agua, largo y la parte superior del vestido era similar a un corazón. Tenía un adorable cinturón de pequeñas piedras brillantes, lo cual lo hacía mucho más perfecto para mi.

Tres golpes en la puerta interrumpieron mi momento de fascinación propia, por así decirlo, y Drew entró a la habitación sin decir nada. Sus ojos se posaron en mi y luego de haberse rascado la barbilla, me sonrió enseñándome sus perfectos dientes alineados. Le devolví la sonrisa y me acerqué a el, preocupándome en no pisar mi vestido y luego tropezar. Tenía tanta suerte que quizás sucedía.

— Marcelo va a desmayarse cuando te vea — dijo luego de haber besado mi mejilla. Me sonrojé pero cuando recordé que Marcelo me detesta, el rubor se esfumó de mis mejillas.

— ¿Cuándo me vea a mi ó a Cara? — indagué con una evidente ironía en mi tono de voz.

— Eres mucho más bella que ella — se limitó a contestar sonriente.

— Díselo a él — murmuré y sentí sus brazos envolverme a los pocos segundos.

Sus manos acariciaban con delicadeza mi cabello mientras murmuraba "Sólo se enfadó porque le ocultaste algo importante, pero créeme que aún te ama" ó "Ten por seguro que su enfado terminará hoy, dudo que quiera terminar su relación de esta manera". Y claro que no hice más que encogerme de hombros y suspirar, rogando que sus palabras sean ciertas.

Salimos de mi habitación para encontrarnos con el resto de mis amigos y todos juntos, fuimos directo hacia el campo trasero de fútbol, donde sería la bendita ceremonia de graduación, el lugar perfecto para recordarle a Marcelo que me iré a Italia.

Una vez allí, me ubiqué en la silla que tenía mi apellido, lejos de todos mis amigos y mientras esperaba a que comience, hablaba con las chicas que estaban sentadas a mi lado, con las cuales compartía clases de biología. Ellas también iban a irse a estudiar fuera del país y lo curioso es que ninguna de las dos se sentía mal por dejar a su familia y amigos atrás, sabían que era un sacrificio que debían hacer para un mejor futuro. ¿Por qué no tenía esa clase de pensamientos?

Cuando finalmente comenzó la ceremonia, el director y dueño del internado dio su típico discurso acerca de lo agradecido que está con todos los padres por haberle confiado la educación de sus hijos a él y que siente mucho más que orgullo de aquellos que hoy hemos finalizado una etapa para entrar en otra. Nada que no haya escuchado antes. En el momento que empezó a nombrar a todos los graduados para ir en busca de su diploma, no tuve otra opción que pararme para ir a hacer la fila a un lado de las escaleras. Esperé a que finalmente nombraran mi nombre y una vez sobre el escenario, caminé lentamente y con temor hacia donde el director estaba esperándome.

— __________ Snow, Scrivire Università — anunció orgulloso y me sonrió — ¡Felicitaciones!

Hizo entrega de mi diploma y luego de darme un abrazo, bajé del escenario con la desesperación corriendo por mis venas. Había cruzado miradas con Marcelo mientras bajaba debido a que el estaba haciendo su fila de ese lado y temía que el hecho de no haber buscado otra universidad por su causa lo haya hecho enfadar más.

Ocurrió todo lo contrario.

Salió de su fila, me siguió y me tomó de la mano, frenándome. Volteé a verlo con miedo y éste me sonrió de manera cálida, causando que me tranquilizara. Él se acercó a mi y me envolvió entre sus brazos, haciéndome sentir viva después de haber estado viviendo los días más infernales de mi vida mientras me ignoraba por Cara.

— Estoy orgulloso de ti — me susurró en el oído y mi corazón dio un vuelco de alegría.

*

La alegría que había sentido cuando me abrazó y me dijo lo orgulloso que estaba de mi, se esfumó por completo durante la cena de graduación que se realizó en la cafetería junto con los padres de cada graduado. ¿Pueden creer que la cafetería fue remodelada por completo para aquella cena? No parecía el lugar donde había compartido millones de risas con mis amigos desde que nos conocemos.

Durante esa cena, Marcelo y yo nos habíamos escapado por unos minutos para poder hablar en privado y solucionar nuestras diferencias, aunque hubiese deseado no haber tenido ninguna charla, las cosas estaban mejor antes.

— Te amo _______, juro que lo hago desde que te conozco pero no podremos mantener una relación a larga distancia — dijo tomándome de las manos.

— Ve directo al grano — me limité a decir de forma brusca.

— Tengo pensado empezar una relación con Cara — se aclaró la garganta al final.

Mordí mi labio inferior lo más fuerte que pude y me solté del agarre de Marcelo, para luego alejarme un poco de su cuerpo. Ya no quería estar cerca de él.

Mi corazón estaba destrozado por completo, no podía negarlo. Había tenido la esperanza de poder solucionar todo y continuar nuestra relación a larga distancia pero él no hace más que decirme que eso no va a resultar y que comenzará una relación con Cara, quien obviamente no se irá del país para estudiar. ¿Cómo debo reaccionar a eso?

— Entonces ya no hay nada más que hablar — respondí con un nudo en la garganta.

— No quiero que terminemos mal, quiero ser tu amigo luego de esto — dijo rápidamente, antes de que pueda escaparme de él.

— ¿Quieres ser mi amigo a larga distancia pero no mi novio? Creo que no me amas tanto como dices porque si realmente me amaras, harías todo la posible para hacer que esta maldita relación funcione a pesar de la distancia. Te amo, ¿Sabes? Y estaba totalmente dispuesta a seguir con lo nuestro sin importar dónde estemos pero me temo que ahora ni siquiera pondré voluntad para ser tu amiga — las palabras salieron por si solas, mientras que las lágrimas caían por mis mejillas.

Marcelo trató de tomarme por los hombros pero se lo impedí y sin dudarlo dos veces, me fui corriendo directo hacia los baños mientras que lloraba cada vez peor. Había arrugado mi vestido y mi maquillaje se había corrido pero eso no me interesaba en lo absoluto, no luego de lo sucedido el grandísimo idiota de Marcelo.

Había desperdiciado mi tiempo en alguien que no demostró quererme tanto como aparentaba. Todo se había ido al cesto de la basura, sobre todo mis esperanzas.

she knew | marcelo michelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora