Capítulo Trece.

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Apoyé mi cabeza contra la mesa de la cafetería y cerré mis ojos lentamente, con la esperanza de poder dormir aunque sea lo que duraba el almuerzo. Sabía que eso no iba a ser posible pero a veces valía la pena intentar.

No había podido dormir en toda la noche, por causa los gemidos y gritos sexuales que podían escucharse a la perfección desde la habitación de Jade. Sí, ella y Jake estaban teniendo su primera experiencia sexual como pareja y al juzgar por lo que escuché, la habían pasado mucho mejor de lo que podría alguien imaginarse.

Así que por ese motivo, ahora estaba casi durmiéndome en una de las mesas de la cafetería, con cientos de estudiantes gritando a mí alrededor. Obviamente, estos gritos no tenían comparación con los agudos gemidos de Jade.

Oh mierda, esto era realmente asqueroso.

De un momento a otro, una brillante idea vino a mi mente. Tomé mis cosas de la mesa y luego de decirles a mis amigos que me retiraba, comencé a arrastrar con pocas ganas mis pies hacia la biblioteca. ¿Qué demonios podía hacer allí? Dormir en un lugar silencioso, quizás.

Al entrar en la biblioteca, no pude evitar sonreír ante el silencio que inundaba el lugar. Me dirigí en completo silencio hacía el rincón más oscuro y tranquilo del lugar donde ningún estudiante ni tampoco la bibliotecaria iba nunca para luego desplomar mi pequeño cuerpo contra uno de los estantes llenos de libros de.. ¿Historia Tailandesa? Nadie iba a venir a esta zona.

La alfombra que cubría todo el suelo era cálida y esponjosa, claro que no tenía comparación con la comodidad de mi cama pero al menos no iba a estar incómoda. Y como no tenía ninguna almohada utilicé mi mochila en su lugar. Cerré mis ojos y de inmediato conseguí quedarme completamente dormida.

Desperté unas dos horas después, por causa del sonido del timbre inundando lo que en algún momento fue una tranquila habitación. Me refregué los ojos con cuidado y luego de soltar un corto bostezo, me levanté del suelo para luego acomodar un poco mi ropa y mi cabello. Tomé mi mochila y luego de colgarla en mi hombro derecho, caminé fuera de la biblioteca.

Como era de esperarse, la bibliotecaria me examinó de pies a cabeza con una mirada de desaprobación cuando pasé delante de ella y no hice más que dedicarle una sonrisa pícara para luego continuar caminando hacia los pasillos de la preparatoria.

Obviamente me había saltado dos de mis clases pero no sentí que eso sea un problema ya que luego podía pedirle apuntes a alguno de los chicos. Normalmente se los pediría a Megan pero ella durmió menos que yo así que supongo que también debe estar escondida por algún rincón de la preparatoria durmiendo pacíficamente.

A medida que avanzaba por los casi vacíos pasillos, noté que casi todos los estudiantes estaban dirigiéndose de una manera desesperada hacia el patio trasero de la preparatoria, donde por lo general acostumbraba a entrenar el equipo de porristas. Recordé nuestra venganza de ese día y no pude evitar sonreír satisfecha.

- ¿Qué ocurre allí? - le pregunté a... ¿Mack? No recuerdo bien su nombre pero sé que hable unas cuantas veces con ella por causa de su ruptura con Marcelo.

- Harán el sorteo del amigo invisible - me contestó con una sonrisa.

- Oh cielos, ¡Lo había olvidado! - exclamé llevando mis manos a mi cabeza. Mack rió.

- Espero que este año me toque Marcelo - murmuró risueña.

Marcelo. Su nombre me hizo sentir como una puñalada en el estómago.

No hablé con él desde que nos besamos frente a la fuente. Había pasado sólo un día desde aquello e incluso se había instalado con los chicos en mi apartamento ayer por la tarde pero en ningún momento hablamos, solamente cruzábamos cortas miradas y no fueron muchas.

she knew | marcelo michelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora