Sentía unas incontrolables ganas de levantarme de mi asiento y salir corriendo fuera del aula, ir a mi apartamento, tomar todas mis cosas y regresar a casa lo antes posible. No sabía cuánto tiempo iba a poder seguir dentro de este internado.
Había discutido con Marcelo durante el almuerzo, unos instantes luego de que le dije que no creía poder seguir con esa farsa mucho tiempo más. Al principio pareció hacerse el desentendido frente a todos en el pasillo y sobre todo frente a Andrew, pero cuando estuvimos en privado, ambos desatamos nuestra furia.
- Eres una jodida egoísta - murmuró entre dientes.
- ¿Yo soy egoísta? - indagué incrédula. Marcelo asintió - Aquí el único egoísta eres tú. Este estúpido plan sólo va a beneficiarte a ti y no notas el daño que causas a tu alrededor.
- ¿Daño? ¿A quién demonios voy a dañar, si sólo nosotros estamos involucrados? - me miró con los ojos entrecerrados.
- ¡A mí, idiota! - grité perdiendo la cordura.
Marcelo se quedó congelado, mirándome fijo, como si no entendiese de lo que estaba hablando. Pero en realidad lo sabía, él sabía perfectamente de lo que estaba hablando y hacerse el desentendido no iba a funcionarle en lo absoluto.
Esperé a que dijese alguna palabra pero jamás lo hizo, sólo se limitó a continuar mirándome de esa manera que hasta incluso me molestaba. Inhalé y exhalé con mi mirada puesta en el suelo de cemento del estacionamiento para luego hablar un poco más tranquila.
- Vas a lastimarme como al resto de las chicas con las que juegas. Sé perfectamente que cuando esto termine ya estaré lo suficientemente enamorada de ti como para querer dejarte ir y tu no harás más que romperme el corazón anunciándome que nuestra falsa relación llegó a su maldito fin - continué con tranquilidad.
Y como no emitió ninguna palabra durante unos largos e interminables minutos, decidí que esta conversación había llegado a su fin, no había más que de hablar o discutir. Por lo tanto, pasé por su lado chocándolo con mi hombro y me dispuse a caminar hacia la cafetería, donde todos mis amigos esperaban nuestro regreso.
No les hablé acerca de lo que pasó allí ni de las cosas que le confesé, simplemente me dediqué a evadir el tema diciéndoles que todo estaba bien entre nosotros y que cuando ambos tengamos la mente en frío íbamos a hablar un poco más tranquilos.
Marcelo no se presentó a ninguna de las dos clases restantes del día y estuve sumamente agradecida por eso debido a que temía comenzar a gritarle algunas cosas que había reprimido en mi interior durante nuestra discusión. Por ejemplo, que había comenzado un plan con Megan para pagarle con su propia moneda y que ese era el único motivo por el cual le permitía acercarse a mí de esta manera.
Cuando el timbre que marcaba el final del día retumbó las paredes del aula, esperé a que todos se fueran para poder salir con calma de allí. Realmente no quería que nadie me molestara hoy, necesitaba mis momentos de paz para poder pensar bien en todo lo que pasó y cómo seguirán las cosas de ahora en adelante.
Me dirigí directo a mi apartamento ignorando a cada uno de los estudiantes que me preguntaban por mi relación con Marcelo -como si fuesen periodistas- y cuando abrí la puerta de mi apartamento, sentí una paz invadir mi cuerpo de pies a cabeza, a pesar de que todos mis amigos estaban allí.
- __________ debo enseñarte algo - Megan llegó casi corriendo hacia mí y me llevó escaleras arriba de la mano, como si estuviese desesperada por algo.
Al llegar a nuestra habitación, Megan tecleó algo en su laptop y luego me la entregó. Me senté en la cama y la coloqué sobre mi regazo.
Era otro artículo de Marcelo y mío y en este estaba la foto de nosotros dos besándonos en el pasillo esta mañana, antes de nuestra discusión, pelea o lo que sea. Y aunque no haya estado de ánimos como para seguir sabiendo de él, de todos modos estaba interesada en leer la mierda que habían escrito en este blog de cuarta.
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she knew | marcelo michelli
Fiksi PenggemarElla también sabía cómo jugar. Ella sabía todo sobre él.