Capítulo Dos.

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Me encontraba en el taller de "Redacción Periodística", golpeando mi bolígrafo contra la mesa mientras que el profesor Evans hablaba y hablaba acerca de.. Realmente no estaba prestándole atención por lo que no tenía la más mínima idea de qué estaba diciendo. No es que odiara la clase o al profesor, simplemente llegaba un momento del día en el cual me desconectaba del mundo luego de tantas clases.

— Para la próxima clase, quiero que realicen una redacción periodista acerca de algún tema a ustedes les sea cómodo para redactar — comunicó el profesor Evans y segundos después, sonó la campana.

Solté un suspiro lleno de alivio y luego de guardar mis cosas dentro de mi mochila, salí del aula con total cansancio. Lo único que quería hacer era dormir por el resto de la tarde pero había quedado con los chicos que iría a almorzar con ellos.

Comencé a caminar la gran cafetería que se encontraba al otro lado del campus y luego de unos diez minutos de larga caminata, conseguí llegar a mi destino. Busqué con la mirada a mis amigos y los pude localizar sentados en una mesa ubicada en el centro de la cafetería. Les encantaba ser el centro de atención. Me dirigí de inmediato hacia ellos y luego de saludarnos uno por uno, dejé mis cosas en una de las sillas y fui a buscar mi comida.

Tomé de una de las bandejas y estuve haciendo cola por unos quince minutos y lo peor, es que no habían muchas personas delante mío. Realmente no entendía por qué diablos tardaban tanto en seleccionar de los mostradores que iban a comer. En cuanto llegó mi turno, tomé dos sándwiches de atún, jugo de manzana y como postre, un muffin de chocolate con crema de frutilla como decoración.

A comparación de otros, había tardado menos de dos minutos en llenar mi bandeja.

Una vez que tuve todo lo que quería y necesitaba, regresé a la mesa donde estaban los chicos. Quise sentarme a un lado de Jake pero el idiota de Marcelo y su nueva conquista, habían ocupado mi lugar. No protesté, estaba acostumbrada a que cosas como estas me ocurran. Sin decir una palabra al respecto, me senté en la mesa e ignoré por completo la presencia de Marcelo.

Si cada semana tenía una nueva chica, iba a ser totalmente imposible tratar de conquistarlo. Es decir, nunca está solo, siempre encuentra una acompañante de aunque sea una semana o cuando las cosas van casi enserio, dos. De todas formas, todas sus relaciones duran menos de un mes.

El almuerzo transcurrió totalmente tranquilo. Habíamos estado hablando con los chicos sobre qué haríamos este fin de semana y por sobre todo, acerca de los exámenes finales trimestrales. Aunque durante el año mis amigos puedan ser uno más irresponsable que el otro, a la hora de esos matadores exámenes, eran más responsables que nunca.

Luego de que todos terminamos nuestro almuerzo, fuimos hacia mi apartamento — sin la acompañante de Marcelo — y como era de esperarse, se instalaron allí. No es que odie tenerlos todo el tiempo en mi apartamento, todo lo contrario, pero realmente les agradecería si algún día dejaran de hacer desorden y sobre todo, de taparme el baño luego de una ronda de tacos.

Era un completo asco, pero cierto.

Cuando los chicos se encontraron totalmente distraídos, me escapé de la sala para poder ir a mi habitación. Una vez allí, me encerré en esta y luego de desplomarme en mi cama, me puse a leer la lista de cosas que debía cambiar de mí para poder conquistar a Marcelo. Había anotado muchas cosas pero hoy iba a empezar sólo con una.

Todo a su tiempo.

Escuché que alguien tocó la puerta de mi habitación y luego de soltar un bufido interno, caminé hacia esta, le quité el seguro y la abrí. Marcelo estaba del otro lado de la puerta, observándome con una enorme sonrisa en su rostro.

she knew | marcelo michelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora