Capítulo Veintiocho.

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La mañana siguiente, había despertado temprano para comenzar a hacer mis maletas. Ya no tenía por qué quedarme en el internado, Navidad y Año Nuevo se acercaban y mis padres habían decidido celebrar ambas en Italia así de paso iba conociendo el lugar donde iba a pasar los próximos cuatro años de mi vida.

Guardé cada una de mis pertenencias y me detuve a ver las fotos que tenía dentro de una caja violeta con flores en rosa, fucsia y verde. Habían más de 100 fotos que me había tomado a lo largo de estos años con mis amigos y las había guardado aquí para que cada vez que vea esas fotos recuerde aquellos hermosos momentos que pasamos juntos.

Megan, Jade y yo estábamos en una de las fotos vestidas como frutas gigantes. Megan y yo estábamos riéndonos en el momento que tomaron la foto y Jade estaba cruzada de brazos con cara de pocos amigos debido a que no le agradaba ser una gran banana. Ese día habíamos perdido una apuesta con los chicos y debimos ponernos esos trajes para luego caminar por todo el internado vestidas así.

En la segunda foto que tomé al azar, Drew y Austin tenían todo su cuerpo enterrado en la arena y a sus lados estaban Jake y Jade completamente concentrados armando castillos sobre el cuerpo de ambos. Había tomado esa foto mientras que Megan regañaba a Marcelo por no haberse querido enterrar con los chicos. De forma inconciente, eso me recordó a la vez que Marcelo me enterró en la arena en medio de la noche y me abandonó.

Otra de las fotos había sido tomado aquella vez que Jade y yo hicimos nuestra primer broma al equipo de porristas. Ambas estábamos escondidas detrás de las tribunas encendiendo el cañón, el cual iba a disparar globos de agua justo donde las porristas se encontraban practicando. La foto siguiente a esa era también de nosotras riéndonos y chocando nuestras manos por lo que habíamos hecho.

La cuarta foto era de todos nosotros haciendo una pirámide humana en la playa el verano pasado. Lo que no se ve en la foto es que los chicos no tenían fuerza para mantenernos a las chicas encima de ellos y que ni bien mi madre tomó la foto, todos se desplomaron en la arena, causando que nosotras cayeramos encima de ellos. Jake se había fracturado el brazo por eso y nosotras adornamos su yeso con bonitas frases, mientras que Austin se limitó a dibujar penes en éste.

La última foto que tomé era una de las más recientes. Marcelo y yo estábamos recostados en el césped del campo de fútbol americano. Él estaba besando mi mejilla mientras que yo sonreía a la cámara de mi celular. No pude evitar sonreír como una idiota al recordar ese día, cuando habíamos hecho un picnic allí y la guardé antes de comenzar a llorar.

Tomé una enorme cantidad de aire y guardé la caja dentro de mi maleta.

- ¿Has terminado ya? - indagó Jade, entrando a la habitación.

- Algo así - respondí sonriente, tratando de no mostrar que estaba realmente mal por esa maldita foto con Marcelo.

- Voy a extrañar nuestras maldades cuando estés en Italia - se sentó a mi lado y me abrazó por lo hombros.

- También yo pero recuerda que vamos a continuar en contacto en todo momento y haremos charlas por vídeo llamada - dije devolviendole el abrazo.

- Lo sé ________, jamás vas a poder deshacerte de mi. Ni estando en Italia - respondió, a lo que ambas terminamos riendo.

Jade me ayudó a cerrar una de mis maletas y luego fuimos con estas hasta el primer piso de nuestro apartamento. Lo observé detalladamente, para no olvidar nada de él y suspiré nostálgica mientras iba avanzando hacia la puerta de salida. Mi amiga iba detrás mío con sus maletas y en el momento que apagamos las luces del apartamento, sentí como si mi corazón comenzara a deshacerse.

Megan, Jake, Drew, Austin e inclusive Marcelo estaban esperándonos fuera del edificio y sin dudarlo me lancé a los brazos de mis amigos, con las lágrimas cayendo por mis mejillas, empapandolas por completo. Realmente iba a extrañarlos, ellos se habían hecho esenciales para mi desde que nos conocimos hace unos años. No sabía qué iba a ser de mi sin sus estupideces diarias.

she knew | marcelo michelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora