En la ciudad donde el cielo apenas dejaba ver una que otra estrella por culpa de las luces, Luffy tenía una rutina que nunca rompía: subir al tejado del edificio cada noche, justo después de apagar su celular. Lo hacía desde que Zoro se había ido.
No era que se hubieran peleado. No, eso habría sido más fácil de superar. Lo complicado fue despedirse sabiendo que se amaban y aún así no poder quedarse juntos. Zoro tenía que irse a estudiar al extranjero, una beca demasiado buena para rechazarla. Y Luffy... Luffy no podía ir con él. Tenía su familia, su abuela enferma, sus amigos, su propia historia aquí.
Así que se quedaron con promesas rotas y recuerdos. Con una despedida agridulce en el aeropuerto, un abrazo largo y un "te amo" susurrado como si fuera secreto, como si el universo no debiera saberlo.
Aquella noche, como muchas otras, Luffy se sentó en el tejado con una manta sobre los hombros. Miró al cielo y, entre las pocas estrellas que lograban asomarse, encontró una. No sabía su nombre, pero desde hacía meses, le hablaba.
—Tal vez estés a mil millones de años luz —susurró—. Tal vez te has ido, tal vez ya ni existas tú...
La estrella brillaba suave. Pequeña, sola, como él.
—Pero a lo lejos veo tu destello azul... Que va atrasado en el tiempo. Muestra un pasado más bello.
Era verdad. Cuando cerraba los ojos, aún podía sentir los abrazos de Zoro, sus dedos torpes entrelazados con los suyos, los besos sin prisa. Luffy vivía aferrado a una imagen que ya no existía.
—La estrella que me sigue se parece mucho a ti. Tiene los ojitos tristes, pero me hace tan feliz...
No podía evitar sonreír. Incluso si dolía. Incluso si, al intentar acariciar la estrella con la palma abierta al cielo, lo único que conseguía era aire.
—La estrella que me sigue no la puedo acariciar. Entre mis brazos se derrite y me recuerda que no estás... conmigo.
A veces se quedaba hablando con ella. Como si fuera Zoro. Le contaba de su día, de lo que había comido, de cómo Robin lo ayudaba con la universidad, de cómo Sanji seguía cocinando por despecho y Nami planeaba viajes que tal vez nunca harían.
—Y así es de vez en cuando... Conversamos desvelados. Y lloramos por lo que se ha acabado.
Y aunque sabía que no era él...
—No eres tú. Sé que no eres tú. Solo fue un recuerdo. Solo fue tu luz.
Esa estrella le devolvía algo de esperanza. Como si el amor no se rompiera del todo, como si algo de Zoro siguiera rondando, siguiéndolo, amándolo en silencio desde la distancia.
—Sé que vas por ahí volando, continuando con tu vida. Y ojalá que después de tanto, aún te acuerdes de la mía.
Luffy apretó la manta. Sus ojos se humedecieron, pero no lloró. No esa noche.
—Yo no sé si tú tengas también una estrella que te siga. Que platiquen de aquel día en que juré que te amaría.
Y lo había hecho. Se lo había prometido con el alma. Que sería de Zoro aunque no pudieran estar juntos. Que su amor no dependería de la cercanía.
—Que te daría toda mi vida como si fuera un regalo. Que tu estrella me seguiría hasta el final de mis años...
Pero él se había quedado. Solo.
—Y así es como estaba escrito, así es como tenía que ser. Tú tendrías que seguir por tu camino... y yo por siempre te tendría que querer.
Una última vez, miró al cielo.
—Y no eres tú... Sé que no eres tú... Solo fue un recuerdo. Solo fue tu luz.
Y la estrella brilló. Azul. Triste. Hermosa.
Como Zoro.
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One Zolu Shots
Novela JuvenilCada shot es algo diferente y complejo. Solo se explora el ship Zolu y entre shots una miga de Zosan Puesto #6 en #zoroxluffy (23/05/25) Puesto #3 #luffyxzoro (08/10/25)
