CAPITULO 2: "Cami"

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Dejando una apasionada noche atrás, y una mañana llena de provocaciones, lograron conciliar el sueño, en un perfecto abrazo protector, ambos estaban en su lugar preferido.

Para las 2 de la tarde, con una radiante sonrisa Matt se levantó de la cama, sin hacer ruido, quería dejar dormir a su chica, no podía más de felicidad, ella lo quiere, lo aceptó en su vida, eso es todo lo que desea de ella.

                   Muy animado se dirigió al vestidor por ropa interior y se fue directo a la ducha, es lo que necesita, una reponedora ducha, tras intensas sesiones de pasión.

La sonrisa no se va de su rostro, y es una sensación indescriptible para el. Frente al espejo terminando de afeitarse es sorprendido por una somnolienta Victoria, aun con los ojos medio cerrados abrió la puerta y al verlo se quedó contemplándolo con cierto pánico en la mirada

-Se volvió una salvaje anoche, señorita Victoria -le sonríe burlón a través del espejo

-Yo... yo... -lo observa aterrada- tengo que... hacer pis

-¿No puedo quedarme? -dice reprimiendo una sonrisa

-¡¡NO!!

Soltando una sonora carcajada se secó el rostro y se acercó a ella seductoramente, rodeándola en un tierno abrazo.

-Matt yo... ¿te duele? -susurró

-Si -le sonríe

-Lo siento, no se que me... -intenta explicarse

-Me gusta -la corta aun con la sonrisa en el rostro

-¿Cómo te va a gustar? Tienes la espalda horrible, llena de rasguños, te saqué sangre, maldición, ¿Por qué no me dijiste que te estaba haciendo daño?

-Por que fue excitante

-Me siento mal -con angustia lo observa a través del espejo, su perfecta espalda llena de marcas de sus uñas.

-No lo estés, es un dolor reconfortante, me recuerda lo bien que lo pasamos anoche

-Rothschild...

Intentó protestar, pero tomando la iniciativa, la besó tiernamente por unos segundos, intentando que se olvidara de ello.

-¿Dormiste bien? -quiso saber mientras acariciaba sus mejillas con ambos pulgares

-...Si

-¿Qué pasa? -preguntó frunciendo el ceño

-Realmente necesito hacer pis, ¿te puedes ir? -confiesa apenada

-Si no hay más remedio -suspiró fingiendo seriedad

-Rápido, por favor.

Riendo le dio la privacidad que necesitaba. Nada arruinaría lo feliz que estaba. Aguardó por 15 minutos a que saliera. Cuando al fin abrió la puerta y la vio aparecer envuelta en una toalla, su sonrisa se ensanchó inevitablemente.

-¿Lista para bajar a almorzar? -preguntó mientras se acercaba lentamente a ella

-No tengo hambre -evitó su mirada

-Tienes que comer algo, luego podemos volver a la cama -sugirió Matt

-¿Podemos? ¿Cuándo fue la última vez que el "ocupado señor Rothschild" se tomó un fin de semana así de perezoso? -sonrió burlona

-Estoy de vacaciones, ¿recuerdas? Y... me acabas de llamar SEÑOR

-Cierto... -suspiró conteniendo las ganas de sonreír al recordar lo que esa palabra le provoca

El Contrato II: Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora