Dejando una apasionada noche atrás, y una mañana llena de provocaciones, lograron conciliar el sueño, en un perfecto abrazo protector, ambos estaban en su lugar preferido.
Para las 2 de la tarde, con una radiante sonrisa Matt se levantó de la cama, sin hacer ruido, quería dejar dormir a su chica, no podía más de felicidad, ella lo quiere, lo aceptó en su vida, eso es todo lo que desea de ella.
Muy animado se dirigió al vestidor por ropa interior y se fue directo a la ducha, es lo que necesita, una reponedora ducha, tras intensas sesiones de pasión.
La sonrisa no se va de su rostro, y es una sensación indescriptible para el. Frente al espejo terminando de afeitarse es sorprendido por una somnolienta Victoria, aun con los ojos medio cerrados abrió la puerta y al verlo se quedó contemplándolo con cierto pánico en la mirada
-Se volvió una salvaje anoche, señorita Victoria -le sonríe burlón a través del espejo
-Yo... yo... -lo observa aterrada- tengo que... hacer pis
-¿No puedo quedarme? -dice reprimiendo una sonrisa
-¡¡NO!!
Soltando una sonora carcajada se secó el rostro y se acercó a ella seductoramente, rodeándola en un tierno abrazo.
-Matt yo... ¿te duele? -susurró
-Si -le sonríe
-Lo siento, no se que me... -intenta explicarse
-Me gusta -la corta aun con la sonrisa en el rostro
-¿Cómo te va a gustar? Tienes la espalda horrible, llena de rasguños, te saqué sangre, maldición, ¿Por qué no me dijiste que te estaba haciendo daño?
-Por que fue excitante
-Me siento mal -con angustia lo observa a través del espejo, su perfecta espalda llena de marcas de sus uñas.
-No lo estés, es un dolor reconfortante, me recuerda lo bien que lo pasamos anoche
-Rothschild...
Intentó protestar, pero tomando la iniciativa, la besó tiernamente por unos segundos, intentando que se olvidara de ello.
-¿Dormiste bien? -quiso saber mientras acariciaba sus mejillas con ambos pulgares
-...Si
-¿Qué pasa? -preguntó frunciendo el ceño
-Realmente necesito hacer pis, ¿te puedes ir? -confiesa apenada
-Si no hay más remedio -suspiró fingiendo seriedad
-Rápido, por favor.
Riendo le dio la privacidad que necesitaba. Nada arruinaría lo feliz que estaba. Aguardó por 15 minutos a que saliera. Cuando al fin abrió la puerta y la vio aparecer envuelta en una toalla, su sonrisa se ensanchó inevitablemente.
-¿Lista para bajar a almorzar? -preguntó mientras se acercaba lentamente a ella
-No tengo hambre -evitó su mirada
-Tienes que comer algo, luego podemos volver a la cama -sugirió Matt
-¿Podemos? ¿Cuándo fue la última vez que el "ocupado señor Rothschild" se tomó un fin de semana así de perezoso? -sonrió burlona
-Estoy de vacaciones, ¿recuerdas? Y... me acabas de llamar SEÑOR
-Cierto... -suspiró conteniendo las ganas de sonreír al recordar lo que esa palabra le provoca
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El Contrato II: Rompiendo las reglas
RomanceTras vivir la noche que tanto tiempo evitó vivir, Victoria decidió que era hora de pasar la página, y para eso tenía a un hombre a su lado dispuesto a ayudarla. Las constantes desilusiones de sus seres queridos la llevaron a convertirse en una perso...