La mañana siguiente Matt, no salió de la cama hasta que Victoria despertó, solo para saludarla antes de ir a hacer sus ejercicios diarios.
A pesar de los problemas que estaba teniendo en la oficina, se sentía contento, tenía que trabajar en el hecho de incluir a Victoria en sus actividades y rutina diaria, y estaba más que dispuesto a hacerlo.
Tras una hora corriendo por los alrededores de la casa, se dirigió al gimnasio, a hacer sus ejercicios pesados, tan concentrado en ello que ni siquiera sintió cuando media hora más tarde, Victoria entró, equipada con su ropa de deporte y una botella de agua en la mano.
-Sabes, hasta ahora no me había preguntado donde estaba mi Ipod, curioso, acabo de encontrar uno exactamente igual, incrustado en la ventana de tu habitación ¿sabes que pasó ahí, Matt?
No dijo nada, simplemente se quedó ahí, solo pudo mirarla con ojos culpables
-¿Me vas a contar que ocurrió? –preguntó calmada
-¿Ahora? Yo... estoy un poco distraído, ¿siempre has usado esas mallas para hacer deporte? –pregunta recorriendo nuevamente su cuerpo con la mirada
-¿Preguntas si las llevaba cuando entrenaba con Chris? –sonríe burlona
-Eso mismo –coincide frunciendo el ceño
-Sí, es lo único que incluyó Clarise en ese armario tan "femenino" lleno de vestiditos, flores, zapatos y esas mierdas que no son lo mío
-Maldición, prometo nunca más traerte un entrenador
-¿Y bien? –volvió a pedir su respuesta
-Y despedir a Clarise por comprar ropa provocadora para ti
-No, no lo harás, me agrada, bueno ¿y mi respuesta?
-Todavía no termino mis ejercicios, así que... si quieres tu respuesta tendrás que ayudarme –contesta insinuante
-Pero pensaba correr una hora o algo
-Ayudándome, también harás ejercicio –mueve sus oscuras cejas de modo sugerente
-¡Oh! ¿Estás hablando sucio, verdad? –pregunta ruborizada
-Vic –ríe ante su inocencia
-¡Dime! ¿Quieres tener sexo en el gimnasio? ¿Dónde todas las paredes son ventanales gigantes? –chilla escandalizada
-No todas, el camarín es seguro –intenta convencerla, mientras se acerca lentamente a ella
-¿Tus cámaras de seguridad no llegan hasta allí verdad?
-Lamentablemente
-Morboso –lo acusa divertida
-Solo contigo
-¡Y mentiroso! –rió mientras retrocedía un par de pasos
-¡Hey! Nunca antes he necesitado serlo, me gusta tener que esforzarme
-No me mires así
-No te escapes...
Jalándola de la muñeca la atrae hacia su sudoroso torso desnudo, para poder besarla apasionadamente...
-Eres un pervertido disfrazado de caballero –susurra contra sus labios
-Soy un pervertido porque tú me provocas serlo –vuelve a besarla
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El Contrato II: Rompiendo las reglas
RomanceTras vivir la noche que tanto tiempo evitó vivir, Victoria decidió que era hora de pasar la página, y para eso tenía a un hombre a su lado dispuesto a ayudarla. Las constantes desilusiones de sus seres queridos la llevaron a convertirse en una perso...