Dos meses más tarde...
-Victoria, abre la puerta
-¡No! Te odio... esas putas... putas cenas de ricachones... -se quejó en un gemido
-Te dije que no comieras caviar si no te apetecía –intenta razonar desde el otro lado de la puerta del baño
-Ya cállate...
-Deja que haga algo por ti... mi amor, déjame entrar
-¡NO! Estoy... vomitando... no... puedes hacer.... ¡Ya lárgate!
-Vic... voy a entrar
-¡NO!
-Mi amor... llevas casi una hora ahí dentro
-¡Putos abortos de pescado!
-Vic...toria –consiguió decir Matt, conteniendo su risa
-Ya ríete, pero lejos de mi –gruñe desde el interior del inodoro
-Suficiente, voy a entrar –soltó impaciente
-¡NO! Tengo... la cabeza metida en el... ino...doro
-Una hora, Victoria –suspiró frustrado, mientras apoyaba la frente en la puerta
-Ya para, no me dejas vomitar tranquila –soltó histérica por obtener un minuto de tranquilidad
-Me estas preocupando...
-Solo vete, ya deja...
Y entonces el sonido de una gran arcada lo alarmó, corrió a su oficina por las llaves del baño, para cuando regresó y pudo entrar, Victoria estaba sentada junto al inodoro, pálida y derrotada...
-Mi amor...
-No, no te acerques... -dijo haciendo ademan de levantar su brazo
-Pero...
-No –lo corta
-Es solo vomito –intenta razonar
-Es asqueroso... qué bueno que conseguí tirar todo dentro del inodoro
-Ahora me siento culpable –susurra Matt
-Muy bien, ahora quiero sacarme este vestido, no puedo respirar, le dije a Clarise que era muy ajustado
-Pero te ves preciosa –intenta animarla Matt
-Si "preciosa toda vomitada" –se mofó de ella misma
-Vamos a quitarte ese vestido
Continuó Matt, ignorando sus protestas cuando se acercó a levantarla del suelo. Con mucho cuidado la alejó del inodoro y la cargó hasta el vestidor.
-No tienes que hacer esto, yo puedo...
-¿Por qué no me dejas cuidarte? El mes pasado ni siquiera me dejaste tocarte por culpa del periodo
-Ya te dije que me duele hasta el pelo cuando llega
-Podríamos haber ido al doctor
-Odio ir al doctor –protesta como una niña pequeña
-Entonces vas a dejar que te cuide ahora, y no me importa que protestes
-Solo quieres quitarme la ropa
-Sí, pero tampoco me va la necrofilia, estas casi inconsciente
-Ja, Ja –soltó enojada
-No te enojes, sabes cómo me fascina ese puchero
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El Contrato II: Rompiendo las reglas
RomanceTras vivir la noche que tanto tiempo evitó vivir, Victoria decidió que era hora de pasar la página, y para eso tenía a un hombre a su lado dispuesto a ayudarla. Las constantes desilusiones de sus seres queridos la llevaron a convertirse en una perso...