CAPÍTULO 13; Eric

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Dos meses más tarde...

-Victoria, abre la puerta

-¡No! Te odio... esas putas... putas cenas de ricachones... -se quejó en un gemido

-Te dije que no comieras caviar si no te apetecía –intenta razonar desde el otro lado de la puerta del baño

-Ya cállate...

-Deja que haga algo por ti... mi amor, déjame entrar

-¡NO! Estoy... vomitando... no... puedes hacer.... ¡Ya lárgate!

-Vic... voy a entrar

-¡NO!

-Mi amor... llevas casi una hora ahí dentro

-¡Putos abortos de pescado!

-Vic...toria –consiguió decir Matt, conteniendo su risa

-Ya ríete, pero lejos de mi –gruñe desde el interior del inodoro

-Suficiente, voy a entrar –soltó impaciente

-¡NO! Tengo... la cabeza metida en el... ino...doro

-Una hora, Victoria –suspiró frustrado, mientras apoyaba la frente en la puerta

-Ya para, no me dejas vomitar tranquila –soltó histérica por obtener un minuto de tranquilidad

-Me estas preocupando...

-Solo vete, ya deja...

Y entonces el sonido de una gran arcada lo alarmó, corrió a su oficina por las llaves del baño, para cuando regresó y pudo entrar, Victoria estaba sentada junto al inodoro, pálida y derrotada...

-Mi amor...

-No, no te acerques... -dijo haciendo ademan de levantar su brazo

-Pero...

-No –lo corta

-Es solo vomito –intenta razonar

-Es asqueroso... qué bueno que conseguí tirar todo dentro del inodoro

-Ahora me siento culpable –susurra Matt

-Muy bien, ahora quiero sacarme este vestido, no puedo respirar, le dije a Clarise que era muy ajustado

-Pero te ves preciosa –intenta animarla Matt

-Si "preciosa toda vomitada" –se mofó de ella misma

-Vamos a quitarte ese vestido

Continuó Matt, ignorando sus protestas cuando se acercó a levantarla del suelo. Con mucho cuidado la alejó del inodoro y la cargó hasta el vestidor.

-No tienes que hacer esto, yo puedo...

-¿Por qué no me dejas cuidarte? El mes pasado ni siquiera me dejaste tocarte por culpa del periodo

-Ya te dije que me duele hasta el pelo cuando llega

-Podríamos haber ido al doctor

-Odio ir al doctor –protesta como una niña pequeña

-Entonces vas a dejar que te cuide ahora, y no me importa que protestes

-Solo quieres quitarme la ropa

-Sí, pero tampoco me va la necrofilia, estas casi inconsciente

-Ja, Ja –soltó enojada

-No te enojes, sabes cómo me fascina ese puchero

El Contrato II: Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora