CAPÍTULO 22; "No la voy a perder..."

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Al llegar a casa, Matt intentó cargarla, pero ella se negó a que la tocara, poniendo toda la distancia que el interior del auto le permitió. Decidido a no seguir cometiendo errores con ella, en silencio observó cómo, Eric se encargaba.
Tratándola con la delicadeza que su estado exigía, Eric la llevó hasta la habitación que Doris le preparó.

-Doris, Victoria necesita una muda de ropa, enseguida regreso, voy por mi maletín
-Por supuesto, joven Eric
-Y algo de enjuague bucal

Dijo antes de salir de la habitación. solo para toparse con el serio semblante de su amigo al pie de la escalera

-Esa no es su habitación -señaló molesto
-Matt, la has rechazado por estar embarazada, no la culpes por no querer dormir en la misma cama que tú
-No volvamos a tocar el tema -soltó a la defensiva
-Bien, vuelve a tu trabajo, Doris se hará cargo de ella, necesita tranquilidad para recuperar sus fuerzas y poder caminar sin ayuda de nadie
-Odio que le esté pasando todo esto, no lo merece -expresó con sinceridad
-Tu no la ayudas, te necesitaba y no estabas ahí... perdóname si dudo que estés tan enamorado como decías estarlo -replica Eric, frustrado por los cambios repentinos de su amigo
-¡Ella estuvo con otro! -gritó harto de sus acusaciones
-¡Tú también! Por lo que dice la zo... tu "ex"... ahora no interfieras en nada, regresa a Italia, si así lo deseas, nosotros nos encargamos desde aquí -concluyó decidido a ayudarla
-Eric...
-No te atrevas a llamarme cruel, por el único cruel aquí, eres tú

Dicho esto, fue por su maletín al auto, y regresó con Victoria.

Matt seguía muy preocupado, aun que se las había arreglado para quedar como un imbécil. No podía sacar de la cabeza la imagen de Victoria negándose a que la tocara, le partía el corazón saber que estaba siendo el único responsable.

La primera noche, se la pasó mirando a Victoria dormir desde el marco de la puerta.

La segunda noche la encontró cerrada, sabía que ella tampoco había podido dormir, a ratos le parecía que también lo observaba en la oscuridad, no habían sido trucos de su confundida cabeza.

La tercera noche, Victoria ya no se encontraba en esa habitación, se había trasladado a la habitación que Matt tanto le insistió en llamar suya, la única a la que él no entraba... la que alguna vez fue de su madre.

La cuarta noche, el insomnio continuó, lo estaba volviendo loco no saber nada de ella, menos aún, teniéndola tan cerca.

Se repetía una y otra vez que todo era su culpa, si no la hubiera dejado sola nada le hubiera pasado, Alex no se la hubiera llevado, si hubiera estado más alerta, las cosas serían diferentes...

Una semana había pasado y ni siquiera había podido escuchar su voz, lo merecía, eran las consecuencias de su estupidez.

A pesar de los intentos de Victoria por mantenerse alejada de Matt, su cabeza necesitaba respuestas, y el saber que se pasa todo el día y parte de la noche en su oficina encerrado, no ayuda mucho, ya no intenta verla por las noches, pero no sale de la casa por nada del mundo.

Doris la mantiene informada de todo, incluso cuando se salta las comidas, o del hecho que desde que regresó no hace su rutina de ejercicios matutinos, simplemente se limita al trabajo.

Para el décimo día, algo más repuesta, Victoria decide ir y enfrentarlo. A paso lento caminó hasta su oficina, y entró sin siquiera llamar a la puerta.

Desde el modo en que la puerta se abrió, hasta el leve aroma que desprendía. Matt sabía que era ella, podía sentirla... finalmente iba a escuchar su voz.
Aguardó ansioso frente a la pantalla del computador a que dijera algo, a que lo nombrara, pero no dijo nada, fueron los 5 minutos más silenciosos y dolorosos que haya pasado... Estaba a punto de levantar su mirada hacia ella, impaciente, cuando la oye, su débil y angustiada voz le partieron aún más el corazón...

-Me dejaste sola... te fuiste... y me dejaste

Soltó en apenas un susurro, matándolo por dentro, sintiéndose miserable. Meditó su respuesta, muchas veces, pero solo consiguió volver a herirla.

-No estabas sola, Sue estuvo contigo, Evan, incluso Edward...
-Pero yo no los necesitaba a ellos, te necesitaba a ti

Las lágrimas que derramaba eran evidente, pero no suficiente para sacar a Matt de su estado de shock al escuchar la dolorosa verdad. Así que solo hizo lo que mejor hace, disfrazar sus sentimientos y convertirlos en algo menos importante.

-Tenía trabajo, aún lo tengo
-¿Es porque estoy embarazada?

Susurró contenido las lágrimas, sabía la respuesta, pero necesitaba saberlo de él, quería escucharlo de su boca.

-... No hay manera que yo haya tenido que ver en eso

Fría sinceridad es lo que obtuvo por su parte.

El Contrato II: Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora