CAPÍTULO 36; "Preliminares"

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Descubriendo emociones.


Un pequeño rayo de luz se filtraba por las grandes cortinas, directo en el rostro de Matt. Intentó ignorarlo, estaba tan a gusto, ahí, acurrucado contra la espalda de Victoria, rodeando su cintura con delicadez, que odiaba pensar en tener que moverse. Al cabo de unos minutos un "dah" lo puso en alerta, "tha", ahora definitivamente había oído bien, con cautela levantó la cabeza desde su escondite en el cuello de Victoria, y entonces la vio. Ali estaba frente a ellos toqueteando la mano de su mamá, mientras lo observaba todo con sus grandes ojos curiosos.



-¿Porqué tienes que ser tan linda?




Susurró Matt anonadado con la pequeña. Con cautela estiró su brazo y la acarició con delicadeza, no se cansaba de admirarla.


    Aquella mañana en especial, sentía una paz inexplicable, se sentía feliz, acompañado. No dejaba de sonreírle a Ali. Y de observar a Victoria dormir. El antiguo Matt, consideraba estar en la cama despierto sin hacer nada, una completa pérdida de tiempo. El nuevo Matt, ansiaba las próximas mañanas de "hacer nada", para disfrutar de sus chicas...




-¿Cuánto llevas despierto? -preguntó la adormilada voz de Victoria


-Un rato... ella me ha despertado -dice pegando su mejilla contra la de Victoria


-Ella no hace ruido, ¿estás bien? -se giró para enfrentar el rostro de Matt, estaba preocupada por él


-Ahora, gracias a ti, estoy muy...bien ¿qué le pasó a tu carita? -susurró horrorizado al ver su rostro marcado

-Nada. ¿Seguro que estás bien? ¿Necesitas algo? -preguntó mientras acariciaba su barba incipiente, ignorando su preocupación

-Sí, necesito un beso de mi increíble mujer 


-Aun no lo soy -sonríe alegre de escucharlo bien


-Son solo tecnicismos, no voy a dejarte ir luego de lo que hiciste por mí


-Te quiero feliz y sonriente -susurra con timidez


-Lo soy, contigo lo soy... ¿Quién te hizo esto? -insistió acariciando su mejilla arañada


-¿Te duelen las manos? Intenté no escarbar mucho en tus nudillos, están muy lastimados
-ignoró su pregunta, mientras centraba su atención en acariciar los nudillos lastimados de Matt

-Gracias por cuidar de mi anoche -agradeció acariciando su mejilla


-Oye, no eres el único que puede hacerlo -lo regaña con cariño


-Lo sé, pero me gusta ser yo quien cuida de ti


-Lo se


-Aunque... -la mira con complicidad-. La próxima vez que me quites la ropa, quiero estar despierto, y no olvides ninguna prenda. -susurra contra sus labios antes de besarla


-No me beses, tengo mal aliento -gruñe apartando el rostro


-¿Y qué? El mío no debe estar muy lindo


-Apestosos -ríe con suavidad ante su comentario


-Te amo, Victoria


-Ya lo sé -sonríe radiante-. Pero sigo teniendo que cepillar mis dientes


El Contrato II: Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora