Capítulo 1

61 6 1
                                    

Camino con paso ligero hacia el cañón de la luna. Es el sitio que elegí hace dos días para aullar y adorar a mi gran amor, la Luna Llena.

A medida que me acerco veo la silueta de una chica. ¿Qué? Pensé que estaría lo suficientemente lejos de la población como para que nadie me molestara. La observo y parece perdida.

Salgo de la sombra del bosque, camino en su dirección. En cuanto me ve se asusta pero no huye. Me pongo a su lado y agacho la cabeza, con precaución me acaricia. Hacía tanto tiempo que nadie me acariciaba que había olvidado lo agradable que era. Levanto el hocico y nuestros ojos se topan. El azul de su mirada de cautiva por completo. Ahora la puedo observar bien. Es rubia con pequeñas y perfectas facciones.

-Qué ojos tan hermosos.- susurra.

Miro a la luna y con el resplandor de esta mi pupila dilatada por la oscuridad disminuye haciendo más visible el color ámbar mi iris.

Ella sonríe y yo aúllo a la luna.

***

Me llamo Troy Jupiter, tengo 17 años y vivo con mi abuela. Hace tres semanas nos mudamos de Nunavut, Canadá a alguna parte del norte de Estados Unidos. ¡Ah!, olvidaba decirlo. Soy un lobo. Me convertí por primera vez cuando tenía 9 años y desde entonces lo sigo haciendo. La Luna Llena es mi debilidad, siempre que hay me convierto automáticamente en lobo y tengo que aullar.

Mido 1 metro 73 centímetros, tengo el pelo negro y mi piel es morena. ¿Qué hace un canadiense moreno? Los licántropos somos morenos y nos gusta el frío, a mi en especial me relaja. El hielo o la nieve son un bálsamo para mi piel ardiente, 38ºC cuando soy humano y 52ºC cuando deambulo por ahí a cuatro patas. Y los ojos son algo del otro mundo, los míos en concreto porque son ámbar y por lo general suelen ser esmeralda y hace mucho tiempo también los había rubíes, pero eso era cuando la guerra entre vampiros y lobos no había acabado. Ahora no existen muchos, yo una vez vi uno pero pasé de largo. Son espeluznantes.

Mis padres murieron en un accidente de tráfico cuando cumplí 11 años, desde entonces no me gusta mi cumpleaños. La paz de la tranquilidad que me ha ofrecido vivir con la abuela a calmado bastante mi ira por eso le debo mucho.

Hoy es el primer día de mi nuevo instituto, no conozco a nadie y ese sitio es inmenso, mi sentido de la orientación se irá al traste con tanta multitud. Agradezco profundamente que ya sea mi último año, podría haber sido el curso anterior pero decidí pasar de estudiar y ya me veis ahora, arrepentido hasta el hocico.

Bajo el brazo llevo una libreta y un bolígrafo para apuntar todo aquello que necesite. Me temo que este no va a ser un buen día.

***

Corro por el pasillo con un papelillo blanco en la mano que me dice a que aula debo ir. Creo ya he pasado por el mismo sitio dos veces. Miro las puertas con atención, ¿dónde está el aula A 23? Ya no hay nadie por aquí a quien pueda pedir ayuda.

Cuando devuelvo la vista al frente hay una chica demasiado cerca de mi con las manos llenas de libros. Mi intento de frenar resulta inútil y chocamos. Sus libros se desparraman por el suelo, ella cae de culo y yo salgo dando una voltereta. ¡Ahora sí que he metido la pata! Me levanto tan rápido como mi cuerpo me lo permite y comienzo a amontonar sus libros, en cuanto los tengo todos le ofrezco una mano para levantarla.

-Siento mucho este desastre.- me disculpo y me mira, perpleja.

En cuanto nuestros ojos conectan ya sé quien es. ¡Es ella! Dios mío, la chica del cañón de la luna. Es rubia, lleva el pelo despeinado en una cola desecha y sus ojos están cubiertos por unas gafas. Su tez blanca reluce y en sus mejillas se forma un rubor que consigue que le regale una sonrisa.

-Me llamo Troy Jupiter.- ahora ella toma mi mano, y es fresca como una rosa.

-Yo soy Kate Grace.- su voz, es la melodía mas hermosa que ha creado Dios.

Kate Grace... su nombre tiene mucho sentido, grace, elegancia. Es la persona mas elegante que he conocido en mi vida.

-Lamento todo esto, pero es mi primer día aquí y no encuentro el aula mi quinta clase del día.- le enseño el papel.

-Ahora mismo me dirigía a esa clase. Dejo estos libros en mi taquilla, y si quieres, podemos ir juntos.

-Claro.- tartamudeo.


El delirio de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora