-¡Eso duele!- me quejo.
-Quieto, Júpiter, la herida hay que limpiarla.
Kate está sentada frente a mi en la cama, y con un algodón empapado en alcohol desinfecta los arañazos. Me entusiasman sus ojos azules bajo esa montura roja. Recuerdo la primera vez que limpió una de mis heridas, también me quedé embrujado en su mirada. Acaricio su mejilla.
-¿Intentas distraerme?- pregunta sin despegar la vista de sus cuidados.
-Eres tú la que me distrae.- muerde su labio. -¿Ves?
Con delicadeza, destrabo su labio de sus dientes. Se moja los labios ligeramente, con una lentitud que inspira sensualidad. Sonríe un poco. Me tienta, maldita sea, me está tentando a que la bese.
-¿Por qué le das tantas vueltas?- susurra.
-Quiero saber cuanto eres capaz de soportar.- respondo en su mismo tono de voz.
Entonces me echa para detrás y se sube sobre mi. Acerca peligrosamente su cara la mía pero apenas roza nuestras bocas. Muerde mi cuello con fuerza y eso hace que me retuerza un poco. Me mira, orgullosa y ríe.
-¿Vas a besarme ya?- le digo mientras tomo su cara con las manos.
Me besa y la beso de vuelta con hambre, me devora con los labios, la lengua, y yo me consumo en ella. Mi cuerpo, mis miedos y temores, mis pesadillas y hasta el monstruo que soy, se hacen ceniza en ese beso.
***
Me despierto sobresaltado, empapado en sudor. La luz malva del amanecer entra por una rendija de la ventana. Sigue lloviendo a cántaros. Me arrastro de la cama al suelo, buscando el frío para calmarme. Me quito la camisa mojada y la lanzo a cualquier sitio. Me tumbo sobre los azulejos y en seguida encuentro el placer. ¿Qué me ha pasado? Empiezan a llegarme pequeños flashbacks.
-Troy, sonríe a la cámara.
-Mamá, no quiero sacarme fotos ahora.
-Haz caso a tu madre y sonríe.
-Pero papá...
De un salto me levanto. La foto con mamá. Yo tengo esa foto. Rebusco en las gavetas del armario como un poseso. ¿Dónde está la puñetera foto? Paso las manos por encima del mueble y toqueteo algo. Es un libro. Lo cojo y lo sacudo hasta que cae algo de las páginas: la foto. Estoy con Serena en un parque, ella está de rodillas y me abraza con ternura por detrás, apoyando su cabeza en mi hombro. Salgo sonriente. Echo de menos los abrazos de mamá.
-Troy, ¿estás bien?
Me doy la vuelta y veo a Kate despeinada. Me dirijo a la cama y le enseño la foto.
-Serena era una mujer realmente hermosa.-habla con cuidado mientras mira la imagen con atención.
-Sí, lo era.
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El delirio de la luna
RomanceTroy Jupiter es un chico de 17 años con una cualidad especial: es un lobo. Acaba de mudarse a un pequeño pueblo del norte de Estados Unidos y ahí, por fin descubrirá lo que lleva esperando toda su vida. -TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS-