Anoche tuve que traer a Kate a casa y dejarla dormir en mi cama. Guardé las distancias y tomé la valiente decisión de dormir en el suelo, con una manta y un cojín. Apenas he dormido unas horas, el sentimiento de culpabilidad me ha estado atormentando. No quiero que sufra por mi culpa. Cuando ella despierte intentaré ser comprensivo con la decisión que tome, incluso si decide que no quiere volver a verme, la dejaré ir. Yo volvería a la monotonía de mi vida anterior.
Determino que tomar una ducha para relajarme, es lo mejor puedo hacer hasta el momento. Mi estómago ruge en cuanto termino, y voy a la cocina a por algo de desayunar. En la nevera, el botellín de leche apenas llenaría un vaso y medio, por lo que lo cojo. Aún con una toalla en la cintura y el recipiente en una mano, vuelvo a mi habitación dando sorbos a mi bebida. Rebusco en el armario cualquier cosa para estar en casa.
-¿Tan temprano y ya, tan sexy?
Su voz hace que un escalofrío me recorra la espalda. Con agilidad me pongo algo de ropa, que consiste, básicamente, en unos pantalones cortos. Me vuelvo hacia ella.
-¿Por qué estoy aquí?
Empieza el tiroteo de preguntas.
-Te desmayaste.
-¿Y si yo he dormido en la cama, tu...?- con un gesto le indico mi sitio en el suelo. -¿Sabes?, he tenido un sueño rarísimo.
-¿Ah, sí?
-Soñé que tu eras mi lobo. ¡Qué locura!- ríe, pero mi expresión no cambia. Entonces, parece darse cuenta. -No era un sueño, ¿verdad?
Agacho la cabeza y me paso las manos por la cara, irritado.
-No, no era un sueño.- arranco de mi las palabras, que se niegan a salir.
-¿Cómo haces eso? ¿Por qué?
Titubeo en si contarle todo desde el principio. Tras unos segundos, accedo a hacerlo. Tomo mi asiento en el suelo y comienzo:
-Mi abuelo fue un lobo y yo lo heredé de él. Recuerdo la primera vez en la que me convertí... yo solo tenía 9 años, era la noche de halloween y la luna llena brillaba en un cielo despejado. Como todos los niños del barrio, fui a por caramelos con mi padre. Sobre las once y media, cuando salía de la casa y la luz lunar rozó mi piel, me transformé. Papá fue el único testigo de tal espectáculo. Con ayuda del abuelo, aprendí a controlarme poco a poco, y, hoy en día, me transformo cuando quiero y cuando hay luna llena.
Permanece en silencio, analizando la historia. Solo escucho el latido de mi corazón galopante. ¿Será este el fin? Luna, ¿te irás?
Pasan un par de minutos y sigue inmersa en sus pensamientos. Agonizo.
-Por favor, di algo...-ruego.
-Ahora todo tiene sentido... tus ojos ámbar, tu precisión, tu velocidad y agilidad...
Suspiro exhausto por la gran actividad de emociones de las últimas doce horas. Me levanto del suelo para sentarme en la cama. Mi cercanía no le molesta. No huye de mi, eso es buena señal... creo.
-Kate...
Busco su mano, sin embargo, no la encuentro. Agitado, desasosegado, busco la osadía en mi interior. La miro a los ojos.
-Estoy enamorado de ti.
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El delirio de la luna
RomanceTroy Jupiter es un chico de 17 años con una cualidad especial: es un lobo. Acaba de mudarse a un pequeño pueblo del norte de Estados Unidos y ahí, por fin descubrirá lo que lleva esperando toda su vida. -TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS-