Tuvieron que pasar dos semanas hasta que los arañazos de mi cara se recuperasen por completo, no podía salir a la calle así, la gente sospecharía.
Odiaba que Kate estuviese sola en el instituto. En los recreos la acompañaba, nos poníamos detrás de un árbol y yo llevaba una sudadera con capucha para no delatar mi rostro. Maldije a Ethan todo lo que pude y, por las noches, me comía la cabeza pensando cómo había hecho eso de transformar una sola parte de su cuerpo.
Hoy tenía que volver a clases, gracias a Kate, tenía todas las tareas y no había perdido ni una sola clase gracias a sus buenos apuntes. A lo largo del día, tanto profesores, como compañeros, me preguntaron por mi ausencia. Me excusé diciendo que fue un viaje inesperado que tuve que hacer.
El de educación física me la tenía jurada. Debido a mis faltas, estuve corriendo los 55 minutos que dura la hora. No me supuso ningún esfuerzo, pero acabé empapado en sudor, por lo cual tuve que ducharme después de su clase.
Tras dejar a mi chica en su casa, vuelvo a la mía con paso ligero. No ha estado mal el día de clases.
Entro a mi hogar, me dirijo a la habitación a dejar la mochila y vuelvo al piso de abajo.
-Abuela, ¿que hay de comer?- la llamo desde la cocina.
Rebusco en la nevera esperando su respuesta.
-Abuela.- la vuelvo a llamar.
Sigue sin contestar.
Voy al salón y la encuentro en su mecedora, como siempre, frente la tele. Me acerco a ella y la encuentro dormida. Toco su mano para despertarla y está fría, lo cual me desconcierta.
-Abuela.- la tomo por los hombros y la muevo.
Su cuerpo inerte se desploma hacia delante.
No. No. No.
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El delirio de la luna
RomanceTroy Jupiter es un chico de 17 años con una cualidad especial: es un lobo. Acaba de mudarse a un pequeño pueblo del norte de Estados Unidos y ahí, por fin descubrirá lo que lleva esperando toda su vida. -TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS-