Capítulo 24

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Toda la pasión del momento se fue al traste en cuanto el hedor volvió a mi nariz. El éxtasis fue sustituido por miedo. No sé por qué habrá venido aquí pero está claro que la busca a ella. 

El olor proviene de la ventana. Tiene una rendija abierta y veo marcas. Zarpas. El gato ha entrado aquí. 

Susan entra apresurada a la habitación. Debió escuchar mis pensamientos.

-¿Quién?- pregunta asustada.

-Un hombre tigre. No está de paso, la busca a ella.

-¿Por qué a ella?

-Quizá su poder...- me quedo pensativo- Kate, coge un par de mudas de ropa, no pienso dejarte dormir aquí. 

-Pero explícame qué pasa.

-Otro licántropo te busca, estás en peligro.-habla Susan, quitándome las palabras de la boca.

***

No permito que ella cargue nada, llevo su mochila de clase a la espalda y su bolsa de ropa en la mano. Con la mano libre la mantengo cercana a mi, con el brazo por encima de sus hombros. Sólo deseo protegerla. 

El ambiente está cargado de humedad y me huele a lluvia. Va a caer una buena. Justo antes de entrar a casa empieza a llover con fuerza. Vaya, justo a tiempo. 

-Kate, ¡qué alegría tenerte aquí!- dice la abuela.

-Pasará la noche aquí.

-En ese caso, déjame preparar algo para la cena.

-No es necesario, señora, con un poco de té dormiré como un bebé.

-¿Segura?- le pregunto. ¿Desde cuando le gusta el té? 

-Bueno, guapa, estás en tu casa.- habla mi abuela. Kate le sonríe.

Me dirijo a la cocina y pongo agua a hervir. Rebusco en las gavetas las bolsitas de té de limón. Sólo encuentro la caja vacía. Maldigo en silencio. Lo prepararé de frutas rojas. Los brazos de Kate me rodean por la espalda. Me doy la vuelta y beso su frente.

-Puedes esperarme en la habitación, en seguida voy.

Ella asiente y me besa el pecho. En cuanto se va, saco dos tazas y coloco una bolsita en cada una. Acto seguido, sirvo el agua caliente. Cojo los recipientes y me dirijo a mi cuarto. La encuentro paralizada. ¿Qué le pasa? Pongo las tazas en la mesita de noche y camino hacia ella. Mira a la ventana angustiada. Entonces logro comprender su comportamiento. La huella de una mano está grabada en el cristal mojado. Y es reciente.

Una punzada de miedo me atraviesa el alma como cual rayo recorre un árbol buscando tierra. Me acerco con cuidado al vidrio y absorbo su aroma. Es la misma fragancia de gato apestoso. 

Salgo corriendo a la calle. Llueve a cántaros.

-¿DÓNDE ESTÁS?- grito. -No seas cobarde y muéstrate.

Veo un movimiento al otro lado de la calle. Hay alguien bajo un paraguas negro. Ahí está ese hijo de puta. 

Empapado cruzo la calle hecho una furia. Me paro a unos metros de él. Viste de negro: botas de cuero, pantalón desgastado y una sudadera de Jack Daniels. Tiene la capucha puesta.

-¿Te ha parecido muy divertido todo este juego? Espero que si, porque ahora te voy a partir la cara.

No consigo verle el rostro pero oigo su risa. Será mamón. 

Se quita la capucha y muestra un cabello blanco. Levanta la cabeza y clava su mirada verde en la mía. 

-Parece que no te acuerdas de mi, Troy.

Y, entonces, logro reconocerlo. 

-Ethan.

El delirio de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora