Vemos en la playa el atardecer. Me siento un poco raro ahora que esta mujer puede colarse en mi cabeza cuando quiere. ¿Por qué la dejé hacerme eso?
De repente siento la urgente necesidad de huir a zambullirme al agua. Corro como una bala, en cuando el agua supera mis tobillos me tiro de cabeza. Nado y nado y nado. En el momento que decido que ya me he alejado lo suficiente, vuelvo la vista atrás y parece he recorrido unos 100 metros. No está mal. Pongo mis pensamientos en orden y vuelvo a la orilla. Ellos ya no están, habrán vuelto al apartamento.
Toco la puerta, luego la empujo un poco y está abierta. Entro y voy a tender la toalla mojada. Kate está sumergida en su maleta, buscando algo.
-Maldita sea, ¿por qué no habré traído ninguna?- murmura.
-¿Algún problema?
-Soy idiota y olvidé traer alguna camisa larga para dormir por si me quemaba.
Me fijo en sus hombros, están bastante rojizos. Tiene pinta de doler. Me dirijo a mi bolsa y le tiro una camisa mía.
-Ponte esa.- le digo.
-No tienes por qué.
-Claro que sí, úsala, no hay problema.
-Pues muchas gracias, Troy.
-No tienes por qué darlas.
Me voy a la ducha y me quito la sal de la piel y el pelo. El agua fría es mi bálsamo, me relaja. Salgo en ropa interior olvidando por completo que tengo compañía. En la nevera busco algo para cenar y no hay nada que me interese demasiado. Me fijo, y sobre la mesa hay una botella de vino tinto. Bien, una copa y me acuesto. Entonces recuerdo que ella también está aquí. Salgo al balcón con dos copas en una mano y la botella en otra.
-¿Vino?
-Solo un poco.
Sirvo ambos recipientes. Ella toma el suyo y yo el mío. Bebo un sorbo. No está mal. Me termino la copa y decido acostarme. Estoy cansado. Me dejo dormir muy rápido.
Un rayo de sol en la cara me despierta. He dormido bien, mis energías se han recargado. Kate aún duerme. Está muy sexy con mi camisa y ropa interior. Es preciosa y el mundo es una mierda. En la nevera cojo la botella de leche y bebo directamente, un par de tragos son suficientes. Me pongo unos pantalones cortos, cojo mi mp3 y salgo a correr. La playa parece ser buen sitio.
La voz de Kelly Clarkson resuena en mis oídos con la canción de Behind These Hazel Eyes. Corro cada vez más rápido, llegando al límite y manteniéndolo. Entonces tropiezo y me dejo caer, ruedo y ruedo por la arena. Me quedo tendido, exhausto.
Me sacudo la arena y al meter la mano en el bolsillo encuentro un billete de cinco dólares. Vaya, qué agradable sorpresa. Compro un par de donuts y dos cafés. Vuelvo al piso. Kate me abre, está media adormilada. Parece que la he despertado.
-Traigo el desayuno.- me excuso.
-Solo te dejo pasar por eso, porque si no te hubieras quedado en la calle.- ríe maliciosamente.
Por alguna extraña razón siento el impulso de querer besarla y por alguna extraña razón es ella quien coloca una mano en mi nuca y aprieta sus labios contra los míos. Se separa en seguida. Sonreímos.
-¿Desayunamos?- pregunto.
-Claro.
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El delirio de la luna
RomanceTroy Jupiter es un chico de 17 años con una cualidad especial: es un lobo. Acaba de mudarse a un pequeño pueblo del norte de Estados Unidos y ahí, por fin descubrirá lo que lleva esperando toda su vida. -TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS-