3. Está bien

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Sus ojos se abrieron como dos platos al ver la fecha, y noté como su piel se aclaraba hasta quedar prácticamente blanca, se me erizó la piel del miedo.

No sabía que hacer.

¿Qué haces cuando un desconocido se te pone a llorar en la cara?

Sus ojos estaban clavados en algún punto del suelo mientras se le iban poniendo brillosos, ¿tenía algún trauma o algo así?

Esperé a que reaccionara, al menos debía saber si estaba vivo o había muerto allí parado, o tal vez se había desmayado con los ojos abiertos... No, todo era demasiado extraño.

Lo miré unos cuantos segundos pero su silencio seguía igual.

-Tengo que irme -probé con hablar yo primero.

Y ahí fue cuando subió su mirada, sus ojos estaban demasiado claros de llorar, casi celestes.

-¿Vives por aquí cerca no? -por qué ahora quería saber mi dirección? No contesté, sólo me limité a caminar nuevamente, pero él me siguió.- ¿Conoces al Señor Hundson?

Y esa pregunta llamó mi atención.

Conocía a un Hundson, pero no al Señor Hundson. No iba a contestarle esas cosas extrañas, podría ser perfectamente un asesino serial o un secuestador de adolescentes distraídas.

-No lo sé -lo evité.

-Tal vez pueda sonar loco, pero te juro que no lo estoy -detuvo mi carro y no me quedó de otra que frenar yo también, miré sus ojos. Eran hermosos.

-Entonces discúlpame, pero si no es que estás loco, algo te pasa -fui sincera y tuve miedo de que me atacara o algo.

Mierda, me quería ir a casa.

-Sólo necesito encontrarlo a él, nada más, no sé qué hacer -una lágrima corrió por su mejila y desvió la mirada.

-Debo ir a casa.

-Si me ayudas haré lo que quieras, no te hablaré nunca más, pero te necesito. Es por el bien de todos, te explicaré lo que ocurre lo juro. Juro que no soy un loco o algo por el estilo.

Y ahora terminó por llamar mi atención, quería saber qué era lo que le ocurría.

-¿Qué quieres? -pregunté.

-Tu ayuda, nada más.

Mis ojos vagaron por todos lados mientras procesaba toda información, si lo único que quería era encontrar a ese hombre, le diría donde vivía y listo, me podría dejar en paz.

-Está bien.

El chico del futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora