El despertador sonó y tapé mi rostro con la almohada suspirando.
Sentí un quejido ajeno y abrí los ojos de golpe.
¿Qué había sido eso?
Pero luego recordé.
Theo estaba allí.
Recordé que estaba durmiendo a mi lado en su cama y detuve el despertador, me levanté antes de que mamá apareciera.
-Cinco minutos más -susurró volteando boca abajo en su cama.
Su voz adormilada era...
Y su cabello todo entreverado, sus brazos al rededor de la almohada...-Ahora, Theo -susurré y miré inquieta la puerta, sabía que aún no aparecería para despertarme pero eso no significaba que la adrenalina corriera por mis venas, siempre había una pequeña posibilidad de que las cosas no salieran como eran planeadas.
Sus ojos seguían cerrados y decidí actuar.
Tomé sus pies y comencé a tirar de ellos, pero era demasiado pesado, lo único que logré con eso fue un quejido.
-Theo te voy a matar, y no será necesario volver a ningún futuro -tiré de su camiseta como un millón de veces y se dio la vuelta. Oh dios qué sexy.
-Tengo sueño -su voz se oía ronca, sonrió un poco y sus ojos se achicaron más.
Luego abrazó su almohada y vi su intención de volver a cerrar los ojos. Me lo quedé mirando con el ceño fruncido mientras él sonreía adormilado, y luego cerraba los ojos. ¿No se daba cuenta de que podía entrar mi madre?
-Pareces un niño -suspiré cruzándome de brazos.
-A la cuenta de tres me levanto... -sonrió y volvió a voltearse boca abajo aún abrazando su almohada.
-¡Ahora!
-Uno... -parecía un bebé caprichoso.
-Tiene que ser broma -susurré para mí misma, no podía ser tan difícil hacer que se levantara.
Sentí como rió.
-Dos... -lo dijo lo más lento que pudo y con la voz amortiguada por su almohada.
-Y tres -dije yo para que terminara de una vez su cuenta.
Me miró y frunció el ceño, con una sonrisa.
-Aún no... -estiró todo su cuerpo y dio una vuelta quedando con la vista al techo.- y tres -rió para luego pararse de una puta vez.
A penas se levantó quité las sábanas y guardé su cama debajo de la mía.
Le dije que se escondiera en el armario y apagué la luz para acostarme de nuevo en la espera de que mamá se despertara.
Y así, luego de unos minutos sentí sus pasos en el pasillo, para después ver como abría la puerta de mi habitación. Mi corazón latía a más no poder de los nervios.
-Emily... Linda, despierta -susurró acercandose a mí y yo como buena actriz me hice la que recién despertaba.
-No quiero -tapé mi rostro con las manos.
-Vamos -besó mi frente- es el último día -sentí su voz alejarse y luego sus pisadas se sintieron en las escaleras. Suspiré aliviada.
Me levanté para cerrar la puerta y luego abrí las del armario.
-Excelente actuación -rió.
-Cállate.
Salió de allí y tome mi jean negro y una blusa celeste.
-Me bañaré, ya vuelvo -lo apunté con mi dedo índice en señal de advertencia y entré al baño.
Me sentía completamente loca, ¿Cómo yo, Emily Clayton, había podido dejar que un total desconocido durmiera en mi habitación? Tenía muchísima suerte de haber despertado viva, o al menos en mi casa y no secuestrada.
Cuando salí de mi rápida ducha observé atentamente el baño, chequeando que no faltara nada, no quería tener que explicarle a mamá que nos habían robado por mi culpa.
Me vestí y entré a mi habitación donde lo vi sentado en el suelo, al lado de la cama.
-¿Qué haces? -fruncí el ceño y luego miré a mi al rededor, fijándome que allí tambien estuvieran las cosas en orden.
-Sentí unos pasos y me asusté, si tu madre abriera la puerta, me acuesto aquí y no me ve -guiñó un ojo.
Reí y tomé mi bolso, seguramente no usaríamos ningún cuaderno por ser el último día, pero igualmente algo tenía que llevar.
-Ya vuelvo -le sonreí antes de salir por la puerta y bajar las escaleras.
Se ve que mamá se había esforzado porque el aroma se sentía desde el salón. Entré a la cocina y comprobé que definitivamente eran pancakes.
-Te dejo el desayuno hecho -dijo con la boca llena.- tenía ganas de comer algo así -rió, generalmente mis desayunos se basaban en algo básico como cereales.
-Gracias -le sonreí y luego besó mi frente.
-Suerte en tu último día -tomó otro y le dio un mordizco.- me llevo este también -rió y la imité.
Apenas cerró la puerta dejé lo que estaba por comer en el plato y salí corriendo a la ventana, para ver cómo subía a su auto.
-¡Theo! -grité.- ¡puedes bajar!
La puerta de mi habitación se abrió y vi cómo asomaba la cabeza.
-Ya se fue -dije riendo.
-¿Que es ese olor? -sus ojos se cerraron mientras sonreía.- qué rico.
-Puedes comer, ven -le señalé la cocina.
Ambos nos sentamos en la barra, él frente a mí, y serví jugo de naranja para ambos.
-Está delicioso -susurró mientras masticaba, parecía que no comía hace años.
Asentí mientras bebía jugo.
-¿Hoy es tu último día de clases? -preguntó.
-Sí -sonreí.
-Creo que nunca voy a poder extrañar el instituto, tal vez extrañe a mi familia, mi casa, mis amigos, mi perro... Pero ir a clases nunca -rió.
Me detuve a pensar en cómo estarían sus padres sin él, cuando sin embargo él estaba tan tranquilo, con tanta seguridad de que podría encontrar la piedra de su abuelo. De repente se me pasó por la cabeza la idea de que tal vez no la encontráramos, y me imaginé la terrible desilución que sería para él.
Miré el reloj de la pared y me tuve que obligar a subir a lavarme los dientes y luego tomé mi bolso pronta para irme a mi último día.
-¿Nos vemos hoy? -me preguntó cuando salimos de la casa.
-Claro.
-Te llamaré -señaló su teléfono.
-¿Y eso? ¿Es nuevo? -recordaba que su móvil era diferente la primera vez que lo había visto, esta segura.
Largó una carcajada.
-¿Qué? -volví a preguntar yo por su risa.
-Mi teléfono no tenía señal en este año -sonrió y ya me imaginé lo que vendría ahora.- sólo pude agendar tu número.
-No me digas que lo robaste -susurré sorprendida. No podía ser.
Pero su sonrisa contestó por sí sola.
-Era muy necesario -besó mejilla y comenzó a caminar hacia el lado opuesto.
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El chico del futuro
Teen FictionUna persona normal, que a simple vista parece un chico, un estudiante despreocupado; termina siendo alguien enviado desde el futuro.