5. ¿Llegaste desnudo?

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Me quería morir.

Quería cavar un pozo enorme y meterme dentro.

Intenté al menos pensar en que tal vez sí era una broma, y tendría que seguirle el juego. Seguramente estaba probando mis reacciones.

-¿Eso es posible? -pregunté con un aire de tranquilidad. Aunque debía admitir que tranquila no estaba, para nada.

Se me quedó mirando por unos segundos, algo estaba mal. Porque o no sabía que decirme, o de verdad venía del futuro.

-Sabía que no me creerías -se recostó en el banco y tapó con frustración su rostro.

¿Creerle qué? ¿Que venía de otra dimensión?

-Escucha -sacó las manos de su rostro y me tomó de los hombros, haciendo que sólo pudiera mirar el celeste oscuro de sus ojos.- ¿te acuerdas cuando te encontré y te pedí que me dijeras en qué año estabamos?

Asentí.

Cierto, estaba como un desesperado, como... Sin saber dónde se encontraba.

Como si estuviera... En otra dimensión.

-¿Por qué piensas que te pregunté? ¿Crees que todo eso era actuación?

Me sentí shockeada, por más que era difícil creerlo, era la única solución a todo. Todo encajaba.
Pero ¿cómo era posible que alguien viniera de otros tiempos? Era algo que veía tan lejano a mí, algo que entendía tan poco; porque sí, había visto películas y libros sobre eso pero nunca algo real. Nunca había imaginado algo así.

¿Por qué había venido? O mejor dicho ¿cómo lo había hecho?

-¿Me puedes decir algo por favor? -me soltó los hombros y suspiró.

No supe mucho qué decir, las palabras no me salían de la boca. Había hecho todo lo posible para que le creyera, y la verdad es que comenzaba a hacerlo. Lo había visto llorando, temblando, estando totalmente confundido y hasta pidiéndome ayuda.

-Te creo -busqué su mirada y noté como se relajó un poco. Todavía seguía sintiendo algo de desconfianza, pero ya tendría más explicaciones.

-Gracias -sonrió.- sé que es difícil. -se paró y yo lo seguí tomando las bolsas.- bien, ahora es de noche, pero mañana necesito que me ayudes.

-Está bien -sonreí y comencé a caminar.- ¿en nada extraño no?

Mi miedo era que su tranquila ayuda sea en realidad un "asesina a ese que viene ahí", o peor aún, ser cómplice.

-Nop, ¿me pasas tu número? En la mañana te llamaré -sacó su teléfono del bolsillo mientras caminábamos.

-En la mañana tengo colegio -tomé su celular y agendé mi número. Pude notar que de fondo de pantalla se tenía a él con un perrito.

-Entonces te veo cuando salgas -me guiñó el ojo.

-¿Y dónde? -ya me estaba estresando tener que planificar todo. Le entregué el aparato con mi número agendado.

-Te llamaré a las dos, ¿bien?

No podía creer lo que estaba haciendo, prácticamente le estaba dando mi vida a un chico que no conocía.

-Bien -contesté.

Su mirada se detuvo unos segundos en el movimiento de nuestros pies y luego subió a mi rostro.

-¿Puedes no contarle a nadie sobre esto? Es decir, eso del futuro -suspiró.- al menos por ahora.

-Claro -le sonreí.- ¿te puedo hacer una pregunta?

Sus cejas se levantaron con diversión.

-Dime.

-¿Como llegaste? He visto películas y en todas llegan desnudos o algo les pasa, y tú tienes ropa y teléfono.

Una carcajada salió de sus labios e inmediatamente mis ojos se desviaron a sus dientes. Su risa era contagiosa.

-No, no -dijo entre risas.- no sé, solo llegué tal y como estaba, vestido y con lo que tenía en los bolsillos; el celular, mis llaves y un dólar.

-Si hubieras estado comiendo algo justo cuando viniste, ¿habrías aparecido aquí con la comida? -tenía tantas dudas y preguntas que hacerle, que no me alcanzaba la vida. Quería que llegaran las dos de la tarde del otro día para poder hablar del tema y sacar mis enormes dudas.

-Tal vez -rió.- la próxima vez lo intentaré.

-Es aquí -le señalé mi casa al llegar y le sonreí.

El foco de luz de la calle le daba justo en la cara y sus ojos eran intimidantes. Parecía una acosadora porque no dejaba de mirarlos.

-Adiós -se acercó y besó mi mejilla.- mañana te llamaré.

Asentí y entré a casa, donde mamá me esperaba a mí y a las compras para poder cenar.

El chico del futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora