Seguimos de largo al parque, porque mamá pensaba que estábamos en lo de Melanie y no podíamos aparecer en casa. Fuimos callados todo el camino, mirando nuestros pies y seguramente él al igual que yo, metidos profundamente en nuestros pensamientos.
Llegamos y nos sentamos bajo un árbol, frente a un montón de niños correteando y jugando con su familia.Sentí cómo suspiró y volteé a mirarlo. Hizo lo mismo con sus ojos tristes. Aparté la vista.
-Estoy bien... -me dijo intentando convencerse más a sí mismo que a mí. Me tomó del brazo para que lo mirara.
-No parece -susurré y comencé a jugar con el césped con tal de no mirarlo.
-Debes entender que es demasiado raro ver a mi abuelo muerto, saber que está conmigo, que soy un bebé. Es increíble que yo pueda verme a mí de pequeño -me hablaba mirando a un punto fijo, con su espalda recostada en el tronco del árbol. Lo veía de reojo.
-Por eso sé que no estás bien -afirmé y ahora lo miré por unos segundos. Negó con la cabeza y volví a mover la vista.
-Ahora lo estoy, fue el momento. ¿Qué más shockeante que ver a alguien muerto podría pasarnos? -cada vez que recordaba eso se me erizaba la piel. Pero tal vez tuviera razón y a partir de ahora nada podría empeorar más.
-Voy a ir yo a su casa. Iré sola, le diré para cuidarte a tí de bebé, o para hacer algún trabajo -sus ojos se abrieron más.
-¿Estás loca? -largó una pequeña carcajada.
-No te reirías así en la cárcel -golpeé su hombro.
-¿No piensas que sospecharía de que alguien desconocida le pida trabajar en su casa? -dijo como si fuera obvio.
-Mamá conoce a todos los vecinos, le explicaremos, y ella nos ayudará -tragué saliva porque estaba diciendo algo que en realidad no estaba tan confirmado.
-¿Explicarle? -dijo desesperado.- ¿Piensas que creerá todo esto? ¿Que estará de acuerdo en meternos en esa casa para revisarle las cosas? ¿O en que le hablaste a un desconocido en el super y lo invitaste a dormir a tu casa? -me largó tantas preguntas que con cada una que iba diciendo me sentía más insegura.
-Tienes razón, tienes razón... -suspiré.- no sé qué hacer.
Separó su espalda del árbol y me miró de frente.
-Dile a tu madre que quieres ahorrar para algo -recordé las miles de veces que le había dicho que amaría dedicarme a la fotografía, y fue como si hubiera tenido la mejor idea del mundo. Sonreí.
-¡Eres un genio! -le di un fugaz abrazo y me miró raro.- mañana voy a pedir el trabajo.
Se sentía tan raro haber salido hacía unos días de vacaciones de verano y estar esperando para pedir un trabajo, pero debía hacerlo por nuestro bien. Debía ayudarlo a volver. Definitivamente mis vacaciones no serían como todas las demás.
...
Apenas me desperté con el despertador a las nueve de la mañana, salté de la cama. No quería ir a pedir trabajo, ni acercarme al señor Hundson, pero era algo que necesitabamos tanto, que me ponía ansiosa. Me había encargado la noche anterior de inventarle la historia de que necesitaba ahorrar a mamá, y aunque me miró raro, y me dijo que no era necesario que trabajara a mi edad, terminó aceptando. La conocía tanto que era capaz de comprarme la cámara de fotos ella misma, pero también le dije que amaría tenerla por mis logros, y me sonrió aceptando.
-Apágalo -susurró con voz ronca Theo a mi lado y rodeé mi cama para quedar de pie junto a la suya. Pero antes de hacerle una maldad me di cuenta de que él no podía acompañarme a hablar con su abuelo.
-Voy a pedir el trabajo. Puedes seguir durmiendo -le susurré. Me sentía tan buena persona a veces... No dijo nada, volvió a sumergir su cara en la almohada y con una sonrisa me fui a vestir.
Debía ir bien vestida a hablar con él para que viera que era serio lo que le estaba pidiendo. Sabía que todas las mañanas el señor Hundson cuidaba a su nieto y que no era cualquier cosa cuidar de un bebé. Lo vería como demasiada responsabilidad. Así que me maquillé un poco para parecer un poco mayor y me puse unos pantalones negros con una blusa blanca.
Me temblaban los pies una vez que ya estaba frente a su puerta tocando timbre. Pero no había vuelta atrás. Debía hacerlo por Theo, él se merecía volver con su familia.
Se abrió lentamente y apareció la persona tan esperada, de cerca se parecía bastante a Theo, con sus ojos tan claros y la nariz punteaguda.
-Buen día... -me dijo confundido y le sonreí un poco.
-Buen día, no quiero molestar, estoy buscando trabajo de niñera... Me han dicho que preguntara aquí. Vivo a mitad de cuadra -le señalé mi casa. Tal vez estaba hablando un poco abrupto pero no tenía absolutamente nada de conocimiento en buscar trabajo, y menos siendo todo parte de un plan.
-Oh... Entiendo, pero no necesitamos niñera -sonrió con ternura.
-Está bien -hice una mueca insultando a todo el mundo por dentro, e hice un intento más- Tengo experiencia, si me necesita...
-¿Tienes experiencia? -asentí- de hecho, cuido a mi nieto todas las mañanas y dejo de ir a unas reuniones que hacen mis compañeros por él -se rascó la pera y me hizo sonreír la ternura que emanaba- también abandoné mi rutina de deporte los martes y jueves -rió.
Pensé un poco qué decir.
-He cuidado dos meses enteros a mi prima de un año -asentí- de algo me sirvió -reí nerviosa, mentir no era lo mío.
-A pesar de que me vendría excelente todo esto, no soy su padre -hizo una mueca y señaló dentro de su casa, por lo que supe que el niño estaría con él.
-Lo sé... -sonreí. No podía dejar de imaginarme al niño Theo- bueno, le dejo mi número si quiere. Podría preguntarle a los padres y avisarme. Me sería de gran ayuda conseguir el trabajo -volvió a sonreír y sacó un pequeño teléfono de su bolsillo.
-Dime -susurró tocando el teclado que tenía el antiguo aparato. Le dicté mi número rezando para que toda la situación tuviera sus frutos y no haya sido solamente un momento vergonzoso. Me despidió con otra de sus sonrisas y me dijo que haría lo posible.
Me fui prácticamente brincando de la emoción. Llegué a casa y como era de esperar Theo seguía durmiendo, luego de abrir la puerta de la habitación y verlo boca abajo abrazando su amohada, comencé a gritar y le salté arriba.
-¡Theo! -se movía debajo de mí seguramente muerto del susto que le había dado- ¡Theo! ¡Despierta! -rodé para quedar acostada a su lado y pudo despegar la cara de su almohada.
-¡¿Estás loca?! -gritó y largué una carcajada. Arqueó las cejas -¿Por qué estás tan feliz?
-Tu abuelo me dijo que hablaría con tu padre. Y luego me llamaría -sonreí como si hubiera ganado la lotería y él también lo hizo- ¿Te das cuenta de que si logro obtener el trabajo será lo más fácil del mundo entrar a la casa y buscar la piedra?
Abrió la boca sorprendido.
-Podré volver... -susurró y le brillaron los ojitos. Me acerqué a abrazarlo por más rara que quedara la situación.
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El chico del futuro
Teen FictionUna persona normal, que a simple vista parece un chico, un estudiante despreocupado; termina siendo alguien enviado desde el futuro.