7. ¿Cómo viajaste hasta aquí?

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Le pedí que me contara más acerca de el señor ese que tanto nombraba, debía ser de mucha ayuda para todo eso por la gran cantidad de veces que había escuchado su nombre.

-Él murió -se llevó el vaso a los labios y no pude evitar seguir sus movimientos mientras bebía el jugo de naranja.

-No entiendo entonces...

O sea... Si estaba muerto no podríamos encontrarlo, ¿de qué nos servía si no podíamos hablar con él? Por lo que sabía con los muertos no se podía entablar conversación.

-Está muerto en el 2033 -subió sus ojos azules hasta enfocarse en los míos y ahí entendí mas. Seguramente había muerto en mi futuro.

-Y ahora está vivo -susurré razonando.

Bien, porque ir al cementerio no era algo que estaba en mis planes.

-Exacto, y otra cosa más... -se llevó el tenedor a la boca masticando la carne y lo imité esperando que terminara lo que estaba por decir.

No entendía por qué tanto misterio, bueno, en realidad no era tan raro puesto que venía de otros tiempos y todo debía estar lleno de misterios allí.

-El Señor Hundson era mi abuelo -continuó hablando y quedé impactada.

-Oh... -sentí como se me erizaba todo, me vino una sensación extraña de solo pensar que íbamos a ver a una persona que sabíamos de su muerte, que ya estaba muerto para Theo. Alguien que seguramente había dado tanta tristeza a una familia, a su nieto, al morir, y que ahora lo iba a ver de nuevo, después de extrañar tanto su mirada, su voz, sus abrazos. De repente me dieron ganas de viajar en el tiempo y ver a mi abuelo una vez más.

-Pero no puede verme, no puedo arriesgarme a cambiar el pasado -sus ojos se centraron en un lugar fijo en el suelo, seguramente le dolía saber que no podía acercarse a él.

Suspiré y llevé ambas manos a mi rostro frustrada, no podía ser todo tan complicado y raro, y aquí seguramente era donde entraba yo en el plan, porque si él no podía verlo o hablarle sería yo la que me arriesgaría.

-Murió en el 2030, vivía solo de jóven, justamente cerca de aquí, pero no sé donde, en qué casa o en qué calle. Él se mudó de aquí un poco antes de que yo cumpliera seis años.

Demasiado para mi cerebro.
Temía el momento en el que me dijera que debía entrar a su casa, o acercarme a hablarle, estaba loco si creía que haría algo de eso. No y no.

Me puse a pensar en el Señor Hundson. Yo no conocía a nadie así, sólamente un hombre con ese apellido.

Pero luego recordé.

En el 2015 él no era un señor, era un hombre, más jóven.

-¿Siempre le dijeron Señor? -pregunté entonces.

-Supongo que no, yo tengo el recuerdo de que todo el mundo lo llamaba así, pero dudo que haya sido siempre -sonrió al recordar a su abuelo.

Entonces había una posibilidad, o mejor dicho demasiadas posibilidades de que el hombre que yo conocía fuera su abuelo, y que justamente vivía en la esquina de mi casa.

-Bien, entonces creo que sé donde vive -sonreí y él me imitó mostrando sus blancos dientes.

-Cuando murió... -hizo una pequeña pausa suspirando.- mi padre guardó un montón de cosas y recuerdos que había en su casa.

No debe haber peor cosa que extrañar a alguien que tanto se ha querido. No sabía si en realidad eran muy cercanos pero sus ojos entristecidos lo delataban. Me imaginaba a su padre guardando las cosas, recordándo, teniendo que desechar algunas con el alma en mil pedazos y no pudiendo evitar quedarse con otras.

-Se me ocurrió abrir una pequeña cajita que había dentro de todas esas cosas y encontré una especie de piedra.

-¿Una piedra?

¿A que venía todo eso? ¿Y qué persona guardaba una piedra en una caja?
Sonrió un poco y luego se rascó la nuca, noté que lo hacía muy seguido.

-Una piedra transparente.

Mi cara seguramente demostró lo confundida pero a la vez asombrada que estaba, porque continuó explicándome.

-Me la guardé en mi habitación y decidí seguir investigando entre sus cosas, sus papeles, cuadernos y proyectos. -dejó el tenedor en el plato vacío y subió su mirada para encontrarse con la mía de nuevo.

-¿Por qué tenía tantos papeles? -le pregunté.

-Era un científico, vivía haciendo experimentos, proyectos, planes e hipótesis para salvar el planeta, enfermedades, y miles de cosas que nunca mostró. -hizo una breve pausa mientras suspiraba.- Se le ocurrían cosas, las investigaba, escribía, experimentaba y pensaba las mil y una contras que podrían tener, para luego guardarlas.

Me dio lástima pensar que tantas ideas y tanto tiempo gastado en ellas fueran finalmente a un cuaderno lleno de tierra. Que no se tuviera la suficiente fe para hacer algo realmente bueno con todas ellas.

-¿No quería que nadie las viera?

-Nadie excepto su familia, decía que eran tonterías pero nosotros sabíamos que eran proyectos muy ingeniosos.

Hasta las personas más capaces tenían dudas de sí mismos, incluso una persona que podía hacer tales proyectos tan desarrollados y que ni siquiera se le cruzase por la cabeza que tal vez sí eran buenos y no eran una tontería. Generalmente tendemos a buscar todo mínimo defecto en nosotros mismos.

Luego de unos pequeños segundos de silencio siguió hablando.

-Entre esos papeles encontré muchos que hablaban de esa piedra. Pero la mayoría estaban imposibles de entender o muy viejos para leer. En unos habían dibujos de una persona muy mal dibujada -rió.- colocando la piedra al rayo del sol.

-¿Poner la piedra frente al sol fue lo que te hizo viajar aquí? -saqué mis conclusiones y asintió.

-No me iba a quedar sin probar que ocurría si lo hacía -rió y lo imité.

Sus ojos se hicieron mas pequeños al reír.

-¿Y desapareciste así de la nada? ¿Tomaste la piedra al sol y ya estabas aquí en el 2015? -bebí de mi vaso dejándolo vacío.

-Sí, fue como si me desmayara, de un segundo al otro estaba en un supermercado.

Recordé el momento en el que lo había encontrado allí, pareciendo un loco gritándome que le mostrara la fecha.
Creo que ambos lo recordamos porque nos sonreímos.

Me levanté a recoger los platos y comencé a lavarlos.

-Hay algo que no entiendo -le dije mientras enjuagaba el primero y sentí como se paró y caminó hasta quedarse a mi lado.

-¿Qué?

-Qué es lo que piensas hacer, ¿encontrar la piedra en su casa? No entiendo, es una locura -detuve lo que estaba haciendo para mirarlo y demostrarle que de verdad era demasiado. Sus labios formaron una fina línea expresando que estaba de acuerdo conmigo.

-No encuentro otra solución.

Suspiré y continué lavando ahora el segundo plato.

-Tal vez la piedra todavía no fue creada en este año -susurré dandome cuenta de que si eso ocurría, sería imposible que pudiera volver al 2033.

Rascó su nuca.

-Algunos informes decían 2017 -suspiró.- pero puede haber una posibilidad de que sólo las anotaciones sean de ese año.

Me di cuenta de cuánto quería que esa piedra estuviese creada y cuántas ganas tenía de volver a su casa. Por lo que decidí no rendirme yo tampoco.

El chico del futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora