Llegamos a casa sin poder creer que habíamos estado horas en un muro de mierda, esperando a que un viejo saliera de su casa para ver si era quien pensábamos o no. Al principio había sido llevadero porque hablamos bastante, pero luego Theo se durmió, y me pasé otra hora más acariciando su cabello, en lo que descubrí que era más suave que el mío.
Entramos directo a comer algo y tomar agua, para encerrarnos en mi habitación en la espera de que mamá llegara.
-Mañana tiene que salir -le dije recostándome en mi cama.
Se sentó a mi lado.
-Estás loca si piensas que voy a volver a sentarme a esperar horas de nuevo -se quejó.
-Habla el que se durmió una siesta...
-Lo siento -rió.
-Mañana me toca a mi dormir mi siesta.
-¿No hay otra posibilidad de ver si es que no sea sentarnos como idiotas?
-No.
-Bien.
Volteé a mi izquierda para mirarlo y noté que me miraba.
-¿Qué? -le pregunté.
Hubo un silencio en el que se recostó a mi lado mirando el techo al igual que yo.
-¿A qué hora llega tu madre?
-Debería estar por llegar -susurré.
-¿De qué trabaja? -me pregunta y me sorprende su interés.
Volteo para mirarlo y sus ojos azules hacen lo mismo.
-Es doctora -sonrío y él asiente.
Quise preguntarle por sus padres pero no me pareció tan buena idea recordárselos, seguramente estaba muriendo por volver a verlos.
Los minutos en silencio pasaban y mis ojos se comenzaron a cerrar, estaba a punto de dormirme si no fuese porque el sonido de la puerta me sobresaltó.
Me paré de golpe y Theo se tiró literalmente de la cama cayendo al suelo. No pude evitar reír, y él tampoco detuvo su risa mientras se recostaba al otro lado de la cama donde no se lo veía.
Miré por la puerta de mi habitación y la vi a ella cerrando la puerta, volteó y me saludó con su mano y una sonrisa.
-Al fin en casa -suspiró.- no sabes lo que fue hoy el trabajo.
-¿Muchos pacientes? -le pregunté al bajar.
-Muchos -asintió mientras besaba mi mejilla.- muero por un vaso de agua.
Prácticamente salió corriendo a la cocina y yo la seguí.
-¿Qué tal tu último día? -abrió la heladera.
Recordé mi día y no había sido muy bueno en realidad, luego del instituto me había pasado horas mirando la puerta de una casa. En ese momento quise contarle todo, quise que Theo estuviera allí abajo sentado junto a mi taburete para explicarle a mamá.
-Bien, la mejor parte fue llegar a casa -reímos.
-Bueno ahora tendrás vacaciones de sobra -sonrió para luego beber de su vaso y pensé que las vacaciones nunca serían suficientes.
Deseé nunca dejar la secundaria para poder tener siempre mis vacaciones, crecer era algo deprimente.
-Me voy a dar un baño, y luego vemos que cenamos hoy -me sonrió y se levantó de allí para luego subir las escaleras.
Aproveché ese momento para subir yo también y dirigirme a mi cuarto, me sentía mal por dejar a Theo solo y seguramente escondido detrás de la cama, pero no podíamos dejar que mamá lo viera prácticamente las veinticuatro horas del día en la casa.
Abrí la puerta y obviamente no lo vi allí.
-Soy yo -dije y vi su cabellera castaña salir detrás de la cama.
Se me escapó una sonrisa.
-Casi infarto -rió y se levantó de allí.- ¿Y tu mamá?
-Se fue a bañar.
-Bien, entonces puedo irme -se dirigió a la puerta de la habitación e iba a abrirla hasta que tiré de su brazo.
-No puedes dormir en la calle -sentí como un deja vu, la historia se volvía a repetir.
-No me voy a quedar de nuevo, te lo agradezco, pero es demasiado.
Suspiré, porque no iba a dejar que durmiera por ahí quién sabe dónde. Y estaba segura de que él lo sabía en el fondo. Siempre tuve la filosofía de hacer lo que me gustaría que hicieran por mí, a pesar de que muchos no la aplicaran.
-No te voy a dejar salir -me puse contra la puerta y vi cómo levantaba su ceja.
Rió y se acercó.
-Qué pervertida -su sonrisa burlona me intimidaba.
-Cállate -reí.- es en serio, no dormirás en la calle.
Sus ojos me observaron unos segundos y yo a ellos, eran profundos, impresionantes.
-¿Tus ojos son reales? -le pregunté, debía distraerlo.
Frunció el ceño.
-¿Quieres tocarlos? -se me acercó hasta colocar su rostro frente al mío y abrió sus ojos a más no poder.
-Basta -reí y le empujé la cara.
-Déjame irme, mañana vuelvo, no me extrañarás lo prometo -no podía entender cómo hacía para bromear tanto cuando estábamos hablando de dormir en la calle, pero sin embargo lo hacía.
No le contesté, lo miré seriamente para que notara que de verdad no lo dejaría salir.
Pero no me funcionó porque de repente corrió hacia mí y comenzó a querer separarme de la puerta. Me ganaría porque estaba claro que tenía más fuerza que yo. Así que cuando pudo tomarme de mis piernas y subirme a sus hombros como una bolsa de papas, hablé.
-Si sales de aquí no te ayudo más -le dije con toda la seriedad que pude, aunque ambos sabíamos que mentía y que pensaba seguir ayudándolo.
Me bajó de sus hombros y volteó a mirar la puerta, para luego mirarme a mí.
-Bien -sus ojos no se iban de los míos.
No pensaba quitar la mirada porque yo ganaría, me estaba desafiando.
Nunca había visto ojos así, y mucho menos así de cerca, parecían irreales.Su sonrisa comenzó a aparecer y supe que estaba por perder.
-Perdiste -dije y reí de felicidad.
-Te dejé ganar -se dio la vuelta y fue a tirarse a mi cama.- me quedo si me dejas dormir en esta.
Si les gusta por favor no olviden votar, gracias por leer!
![](https://img.wattpad.com/cover/43482811-288-k284854.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El chico del futuro
Novela JuvenilUna persona normal, que a simple vista parece un chico, un estudiante despreocupado; termina siendo alguien enviado desde el futuro.