20. Huyendo

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La bebida de fresa era deliciosa, decidí sentarme en la barra y simplemente beberla. De la nada, mirando fijamente a la mesa y sintiendo las voces del grupito charlando a los gritos a mis espaldas, sentí unos brazos abrazándome por la cintura. Me volteé y me encontré con Theo.

-¿Qué haces? -fruncí el ceño.

-Ven con nosotros -sentí en mi oído y alejé mi cabeza lo más que pude de él, o estaba quedando loco o en serio le había hecho mal el alcohol.

Tomé sus brazos y los despegué de mí, me miró mal. Me levanté del taburete y asentí con la cabeza.

-Es que no conozco a nadie... -se encogió de hombros.

-Yo tampoco los conozco, sólo a Patrick -posó su brazo en mis hombros ahora, dirigiéndome a donde estaban todos ellos.

-Además, se supone que estamos juntos...

Recordé que nuestra supuesta relación estaba saliendo un poco mal actuada, tal vez tenía razón y debía pasar un rato con ellos, para que al menos no pareciera que le tenía alergia a Theo.

-Trajiste a la loca -dijo Patrick y me señaló.

-¡Te odio! -le grité y sentí como Theo me apretaba más con su brazo para que me tranquilizara. Patrick podía ser genial pero al momento de beber era un niño, y me trataba como su hermanita menor.

-Únete, Emily -me dijo la rubia sonriendo aún de la mano del tipo morocho, y con un vaso de cerveza en su otra mano. Me puse a su lado en la ronda que habían formado, algunos sentados en un par de taburetes y otros parados. Theo soltó mis hombros pero se paró a mi lado.

-Voy a ver si mi hermanita sigue viva -dijo Patrick y se perdió entre la gente bailando, al fin se acordaba de la pobre Melanie.

-Les apuesto que vuelve con alguna chica -rió Freddie y todos asintieron sabiendo que era cierto.

-No sé cómo hace -gritó el narigudo.

-Es fácil si te agarras cualquier puta -el rubio dijo arrastrando las palabras y luego largó una enorme carcajada, mientras todos reían, incluso Theo a mi lado.

-Nick, deja de beber -el narigudo le pegó en el brazo para que no se llevara el vaso a los labios, pero el rubio que al parecer se llamaba Nick le devolvió el golpe, para luego terminarse la bebida de un trago.

-¡Bailemos! -el rubio se puso en el centro de la ronda y comenzó a dar vueltas alzando los brazos, tal vez había bebido un poco...

Dejé mi vaso vacío sobre la barra y el chico me preguntó si quería otra, le asentí sonriendo, estaba deliciosa.

-Terminarás como el idiota del rubio -me dijo Theo cuando volví con el vaso lleno. Nick seguía bailando mientras el narigudo le decía que si dejaba de beber bailaría con él.

-Tú ya estás como él, ya eres idiota -me reí de mi propio chiste, y él abrió la boca sorprendido.

-Hieres mis sentimientos... -hizo un puchero con sus labios y la mirada como el gato de Shrek.

Con lo poco que lo conocía, me le reí en la cara, porque esa faceta de angelito era imposible de imaginar en él.

Ahora curvó sus labios en una sonrisa, y no pude evitar desviar mis ojos a sus perfectos dientes. Luego a sus ojos. Me di cuenta que él estaba igual. Mierda. Necesitaba irme de ahí.

-V-voy al baño -tartamudeé, terminé casi todo lo que me quedaba de mi vaso, que era bastante, y se lo tendí.

-Te acompaño -tomó el vaso y amagó a seguirme. Lo detuve.

-Sé dónde es... -evité mirar sus ojos, sentía su mirada fija en los míos.

Tal vez era una estupidez cómo me había puesto, pero es que había sentido algo tan raro...

El camino al baño era bastante corto, pero la gente estaba invadiendo cada centímetro del lugar, empujándome y sacándome el aire de los pulmones.
Aún no había llegado a la puerta de los baños cuando sentí que alguien me agarraba del brazo y me tiraba. Hasta que vi la cara de un chico a centímetros de la mía y sus manos en lugares que no deberían estar... Me intenté zafar, tirando la cara hacia atrás, gritandole insultos que no deberíam salir de la boca de una señorita y empujándole los brazos. Cuando me tomó de la cara le pegué una patada y salí corriendo. Todas las personas a las que empujé en mi corrida debieron haberme odiado con toda su alma.

El baño tenía un olor a podrido impresionante, con dos chicas mirándose en el espejo y otras dos sacándose fotos. Me recosté contra la pared y respiré hondo, me sentía rara, y hasta un poco mareada.
Tomé mi teléfono para ver la hora y me encontré con dos mensajes de Vanessa de hacía diez y cinco minutos.

Mensaje de Vanessa:
Dónde estás?

Nos aburrimos de bailar, dime donde estás

En seguida le escribí una respuesta.

En el baño, vengan

Me miré al espejo y suspiré para tranquilizarme, estaba dramatizando demasiado.

Me arreglé un poco el cabello y la blusa, y salí de ahí para volver al sonido aturdidor de la música y al calor humano. Me sorprendí cuando vi a Theo recostado en la pared de los baños.

-Te dije que vendría sola.

-Viniste sola hasta que casi te viola un borracho, tonta -caminó hasta quedar frente a mí.

Desvié la mirada al suelo, ya no tenía nada para decirle si había venido cuando vio que me atacaba ese estúpido.

-¿Estás enojada? -preguntó y alcé la cabeza para mirarlo.

-No -un poco. Pero no tenía razones para estarlo en realidad.

Sus manos se dirigieron a mi rostro para que lo mirara a los ojos y no bajara la mirada, me sobresalté. Eran tan azules que parecían irreales.

-¡Ahí está! -sentí el grito agudo de Melanie sobre la música y nos separamos de golpe. Liberé todo el aire que había estado conteniendo.

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El chico del futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora