El calor era insoportable, amaba el verano pero en pleno día a las doce del mediodía lo único que quieres es estar encerrada con el aire acondicionado encendido.
Y no en el supermercado.
La gripe de mi madre me había hecho tener que salir por ella. Tenía una lista donde estaba todo lo que debía comprar para la cena, y lo último que me quedaba era salsa de tomate.
Ser hija única no era tan fácil después de todo, y mucho menos sin un padre.
Pero mamá se merecía mi ayuda y no me costaba nada salir a hacer las cosas por ella para que descansara un poco.-Lo siento -choqué con un chico por estar mirando la interminable lista.
Sus ojos celestes se conectaron con los míos.
Y sí que era guapo.
Susurró unas palabras imposibles de entender y noté como le temblaban las manos. Demasiado.
Me observó de arriba a abajo y luego a sus alrededores, sus ojos estaban inspeccionando cada centímetro del lugar.
-¿Estas bien? -le pregunté, su piel era tan blanca que lo vería desmayarse en cualquier segundo.
-Yo... Y... No... -¿no sabía hablar? ¿Tenía algun problema?
Esperé unos segundos y cuando ya me estaba asustando por su ahora silencio y mirada fija, decidí alejarme, algo no iba bien en ese chico.
Me di la vuelta y comencé a caminar dispuesta a buscar lo último que me faltaba de la lista, pero volví a sentir su voz detrás de mí.
-¡Espera! -se detuvo a mi lado y tomó mi brazo, no pude evitar bajar la vista a este- ¿Qué día es hoy?
Y al parecer sí sabía hablar. Sus brazos temblaban, ¿tendría frío? Pero si era verano...
Primero que nada, ¿por qué me preguntaba qué día era?
-Martes -lo miré sin entender absolutamente nada. Y ahora que le había dicho qué día era, sí estaba decidida a irme.
-¿Qué martes? -¿me estaba tomando el pelo?
-Primero de Junio -ya tenía algo de miedo.
Ni siquiera supe por qué le contesté. Pero sus ojos se comenzaron a pasear por todo el lugar de nuevo y luego volvieron a mí.
-Qué... ¿Qué año? -su boca fue ahora la que tembló al pronunciar las palabras.
¿Qué mierda estaba sucediendo y por qué me hacía esas preguntas? ¿Habría una cámara oculta? ¿O alguien riéndose de la broma?
-¿Esto es una broma o qué? -me estaba comenzando a enojar. Algo no cuadraba.
-¡No! Lo juro, necesito saber qué año es, ¡por favor! ¡Por favor! -parecía desesperado- ...sólo eso -tal vez estaba loco, y había escapado del hospital. Podía ser una opcion.
Quise sacarmelo de encima y para eso debía decirle lo que tanto quería. Por más que fuera extraño.
-2015 -lo miré con miedo y volví a darme vuelta, necesitaba irme de allí. Ahora la que empezaría a temblar sería yo.
-No puede ser... -sentí como susurró detrás de mí y no pude evitar mirarlo.
Su voz había sonado tan débil.
Sus manos estaban tapándole la cara y ahora no sólo le temblaban los brazos, le temblaba todo. Estaba sollozando.
Y yo no sabía qué hacer.
De repente quitó sus manos, me miró directo, y seguramente se dio cuenta de mis pensamientos. Todo era demasiado extraño.
-¿Te puedo pedir un favor? -me dijo y noté que sus ojos estaban más claros ahora.
Oh no.
¿En qué me había metido? ¿Quién me mandaba a mí a hablarle a un extraño?
-No te conozco -susurré y tomé mi carro lleno de productos. -debo irme.
¿Acaso nadie notaba que un extraño lloraba y temblaba en medio del supermercado?
-Sólo muéstrame la pantalla de tu celular -¿Qué? ¿Esto estaba pasando de verdad?
Si me quería robar el teléfono, era un plan un tanto extraño.
No le contesté, seguí mi camino con el carro lleno de productos; cuanto antes pagara las cosas, antes saldría de allí.
-Muéstrame la fecha, nada más que eso -volvió a alcanzarme quedando a mi lado.
Un gran suspiro salió de mis labios. No podía creer lo que estaba pasando, no era normal que un chico apareciera temblando de la nada y necesitara saber en qué año vivía.
¿Tal vez había estado en coma unos cuantos años? Esa opción me pareció la más razonable.
Y por eso hice lo que hice.
Tomé el teléfono de mi bolsillo, lo desbloqueé, y le mostre la pantalla con la fecha en ella.
Martes primero de Junio del 2015.
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El chico del futuro
Novela JuvenilUna persona normal, que a simple vista parece un chico, un estudiante despreocupado; termina siendo alguien enviado desde el futuro.