Capitulo IV

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Narra Nat

El timbre sonó y me retiré rápidamente del aula. En mi cabeza habitaba un gran nudo, el cual provocó dolor de cabeza. Muchos sentimientos en un día.

Me cargué contra la pared blanca de las afueras del edificio y encendí un cigarrillo. Eso siempre lograba calmarme.

-¿Vamos? -Musitó Sean caminando hacía mí.

-No, hoy no. Estoy exhausto, dormiré la tarde completa.

-Bien, adiós Nat- Dijó él corriendo a su motocicleta oscura.

Imité la acción de Sean y conduje hasta mi apartamento.

Al llegar, dejé todo sobre el sofá color chocolate y en completo silencio me dirigí a la habitación de mamá.

Abrí la puerta con cautela y la observé dormida sobre la cama, cubierta entre sábanas blancas. Me acerqué a su mesita de noche visualizando la gran cantidad de medicamentos que tenía sobre ésta y una taza de café ya fría.

Polly, mi madre, padecía de una enfermedad mortal llamada "malaria". La obtuvo en China cuando fue a un viaje de negocios. Los días están contados, ya no hay vuelta atrás, morirá en aproximadamente, un mes. Los medicamentos que ingiere son para que su respiración sea neutra y para que logre articular palabras.

Mi familia, o lo que queda de ella, consiste en mamá y yo. Papá se fue de nuestras vidas cuando apenas tenias 8 años y con él se llevo a mi hermano menor Alex que nunca he vuelto ha saber él desde entonces.

Con todo lo relatado hace unos segundos, se puede saber porque soy como soy. El alcohol, el tabaco, las fiestas, el sexo y los líos son para olvidar la maldita vida que tengo. Pero no siempre funciona.

(...)

Tomé mis llaves y me dirigí a casa de Alan, donde estaban todos. De camino oí unos gritos provenientes del parque más cercano. La voz femenina podía reconocerla, y al hacerlo, me acerqué un poco más para oír claramente la conversación.

-¡Tú siempre eres el causante de todas nuestras discusiones Eduardo!, ¡Eres un verdadero imbécil!- Gritó ella mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas con rapidez.

-Exageras demasiado ____-Bufó el chico de cabellos alocado con el cual tenía la discusión.

-¿Exagero demasiado?- Rió con ironía.- ¡¿Crees que exagero cuando mi novio me fue infiel con Miranda, la perra más perra de todo el colegio!?- Suspiró secando algunas pequeñas gotitas que habían llegado a su boca.- ¿Sabes, Eduardo?; no puedo continuar con esta relación. Jamás tenemos tiempo para vernos y tú te has besado con Miranda y quien sabrá que otras cosas más has hecho con ella. Terminamos- Musitó seca.- Eres un estúpido insensible. Fuera de mi vista, mi vida, todo.

-¡Vamos ____, no puedes hacerme esto!- El chico elevó la voz.

-Claro que puedo- Le miró con odio.- Esto ya finalizó, muérete o haz lo que quieras; menos reaparecer en mi vida.

Y fue entonces cuando descubrí que el tal Eduardo, era el novio de _____, lo siento, ex-novio.

-¡Vete a la mierda, haz lo que quieras!- Gritó él enseñándole el dedo de en medio mientras se largaba de nuestra vista.

_____ cayor totalmente triste sobre la banca del parque y cubrió su rostro con ambas manos al llorar más. Algunos cabellos rebeldes se corrieron por su rostro; sin más, me acerqué a ella.

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Bueno espero que les haya gustado. No olviden votar y dejar sus comentarios diciendo que les parece la novela, me encantaria leerlos.

Besos...

Blue.-

No te tengo miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora