No te tengo miedo

Capitulo XXXVIII

-¿_____? ¿Nat? -Oímos una tercera voz. Josh- Creí que habían huido de la fiesta ayer -Dijo en un bostezo.

-¿Y Gilo? -Cuestionó Sean a Josh.

-En la habitación de huéspedes.

Tomé a _____ del mentón y la obligué a mirarme directamente a los ojos.

-Tranquila, yo te cuidaré. No se acercará a tí.

-¿No te irás? -Sorbió su nariz.

-No hermosa -Sonreí-. Me quedaré contigo. Ya te lo he prometido antes, ¿No? -Asintió.

-¡¿Follaste con Gilo?! -Gritó Sean exaltado.

-Sí. ¿Cuál es el problema? -Le miramos extrañados y él rió- ¿Qué tengo?

-Se suponía que le tendrías que decirle que le querías, no follarla durante toda la noche -Dije entre risas fingidas.

-¡Nat! -_____ golpeó mi extremidad izquierda.

-¿Qué? -Cuestioné inocente.

Narras Tú.

Transcurrieron unas dos horas aproximadamente, en las que ordenamos el hogar de Sean. Estaba hecho un verdadero desastre.

-Bien chicos, nosotros iremos por ahí unas horas -Anunció Josh tomando la mano de Gilo, quien tenía una gran sonrisa en el rostro- Adiós.

-Hasta luego -Musitamos al unísono Sean, Nat y yo.
 Josh tomó el pomo de la puerta y en un dos por tres, ambos ya no estaban ahí.

-Vale, sé que ustedes dos también quieren irse a compartir saliva. -Dijo obvio, Sean- ¡Adelante, vamos! ¡Déjenme solo con éste hijo en mi vientre! -Exclamó, reí.

-¿Estás embarazado?

-Sí, y tu novio es el padre -Musitó con una sonrisa, carcajeé aún más.

-Nat, me eres infiel con Sean.

-¿Qué? ¡No! -Exclamó, aunque se veía algo ido desde aquel estúpido mensaje.

-Tengo a éste bebé desde hace tres meses atrás. -Continuó Sean.

-Ya Sean, no estoy para bromas. -Habló Nat alborotando su cabello y tomando asiento en una silla cercana. Llevó ambas manos a su rostro y lo ocultó entre éstas.

Podía sentir su preocupación en el aire.


-Nat, ya... está bien. -Musité acercándome a él.

-No _____. No está nada bien. ¿Crees que está bien que un ex novio tuyo psicópata te envíe mensajes horribles? ¿Te imaginas que cosas te podría hacer él si no estoy alerta? Podría abusar sexualmente de ti; obligarte a hacer cosas que no deseas; hacerte volver con él y amenazarte de que si no, hará algo más grave. -Dijo en un grito- ¡Quiero asesinarlo, maldita sea! -Se levantó y pateó una pequeña mesita tintada de marrón.

-¡Nat, mierda, cálmate! -Gritó Sean corriendo a él.

-No creo poder calmarme, es imposible. ¡Mi novia corre peligro por un malnacido hijo de perra! ¿Tú no estarías igual si algo así le sucediera a tu futura novia? ¡¿Eh?! -Cuestionó desesperado- ¡Contesta, maldición! -Gritó.

Asustada, retrocedí unos cuantos pasos.

-¡Sí maldición! -Gritó Sean enfadado, el estado de ánimo se podía saber gracias a sus ojos que habían perdido algo de brillo.

-¿Ves? ¡¿Cómo mierda quieres que me calme?!


-Chicos ya basta. No tiene caso gritar y pelearse. -Interrumpí.