Capítulo 11

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Lucifer:

Festejábamos por el retorno de la condesa vampiresa. Todos estábamos contentos, incluso vi una que otra sonrisa detrás de la máscara del Rey Demonio. Disfrutábamos del dichoso banquete en el palacio de Lilith.

-¡Por el regreso de la condesa vampiresa!-Ofrecí como brindis. Todos los vampiros aplaudieron y levantaron sus copas de cristal-.

-Por el regreso de mi hija, y por la abertura del puente-Prosiguió el Rey Demonio. Todos volvimos a levantar nuestras copas y a festejar-.

Lilith estaba situada en su trono plateado. Mostraba sus colmillos orgullosamente y disfrutaba de los cumplidos. A su lado, estaba sentado el Rey Demonio. Al otro lado estaba yo, sin embargo, una de las sillas seguía vacía. Se trataba de la silla de Morrigan. Aquella noche había decidido completar una misión en el cielo, antes de que el puente fuese revelado. Presentía que algo estaba mal, pues se estaba tardando demasiado. Estaba en lo correcto: A mitad de la ceremonia, Morrigan entró al palacio con dificultad.  Sus vestiduras oscuras, estaban manchadas de sangre. Los festejos y risas acallaron. 

-Retírense todos-Ordenó Lilith a los vampiros con voz dura. Los vampiros presentes, cumplieron sus ordenes, y en pocos instantes el salón principal estaba solo a excepción de nosotros cuatro-.

Lilith se acercó a Morrigan con desesperación. Yo le seguí.

-¿Qué ha ocurrido?-Preguntó Lilith mientras la ayudaba a sostenerse-.

-Todo ha sido culpa de ese Caballero Lunar-Dijo Morrigan entre gemidos. Su brazo derecho sangraba demasiado, pues una profunda herida le recorría el hombro derecho-.

-Tenemos que curarte...-Comenzó a decir Lilith, pero Morrigan le detuvo con su brazo izquierdo-.

-Es tarde. Mi brazo derecho ahora es inservible-A Morrigan pareció no molestarle, pero yo sabía que era todo lo contrario. La ira ardía en sus pupilas y se veía su sed de venganza al borde. Nunca antes nadie la había lastimado de esa manera-Asesiné cuatro ángeles, y dejé uno gravemente herido-.

-Tu misión era asesinar cinco ángeles, sin levantar ninguna sospecha-Reprendí. Sabía que estaba siendo duro con ella, pero no podíamos permitirnos ningún error en aquel momento del Eclipsim-.

Morrigan bajó la cabeza, reconociendo sus culpas. 

-Lilith, lleva a Morrigan a uno de los aposentos de este palacio-Ordenó el Rey Demonio sin mostrar ni un poco de lástima por Morrigan- Una hora antes del amanecer, debes presentarte en mi palacio. Mañana parte el primer escuadrón hacia el puente. Te necesitamos como general vampiresa-El Rey Demonio paso de largo, saliendo del palacio. Yo le seguí en mi forma gatuna-.

Caminamos juntos por un largo tiempo. El Rey Demonio estaba preocupado, eso fue fácil de ver.

-Lucifer, tú eres el único en quién confío-Dijo con voz grave-Tú te harás cargo del Caballero Lunar del que habló Morrigan-.

-Como lo desee- Acaté con un suave ronroneo-.


Hai:

Acepté la invitación de Ost, pues supuse que era una nueva oportunidad. Una nueva oportunidad de descubrir quien era yo, y si finalmente, podía confiar en Ost. Yo seguía siendo un ángel por naturaleza, así que la desconfianza que sentía por Ost era natural. Tenía miedo, de volver a ser lastimado por alguien que creía que nunca lo haría. Pero así era la vida: llena de sorpresas y verdades. 

-¿Estás listo?-Me preguntó Ost al verme sumergido en mis pensamientos-.

-Supongo-Respondí no muy seguro. Aquella chica causaba en mí, sentimientos que nunca antes había sentido. Era complejo decir que sentía hacia ella-.

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